Podría haber titulado este post Acelera2,
de acuerdo con la moda imperante. Pero no he querido, porque es una gracieta de
lenguaje que ya huele de tan utilizada. El plural podría justificarlo
extendiendo la aceleración a todos ustedes, que los llevo con la lengua fuera
con tanta velocidad. Ya estoy adoptando un ritmo un poco más slow para
no cansarles, pero lo cierto es que, una vez cruzado el ojo del huracán, tuve aún
otra semana bastante frenética en las que no encontraba la calma necesaria para
producir nuevos posts. Y tengo el compromiso de terminar mi relato, aunque procuraré
abreviar.
Mi excursión por tierras granadinas
continuó el sábado 4, con una nueva caminata, esta vez por el valle del Darro.
Subimos en nuestros coches a Huetor de Santillán, en donde iniciamos un paseo
por la ribera del río, de unos 6 kilómetros y otros tantos de vuelta. El camino
era llano y fue un recorrido grato y suave, para desengrasar de los excesos del
día anterior. En Huetor comimos todos juntos, en un restaurante donde nos
pusieron de aperitivo grandes manojos de habas tiernas de la huerta, para
pelarlas y comerlas crudas. A mí me estuvieron tan buenas que de primero me
pedí más habas, esta vez rehogadas y con un huevo frito.
Por la tarde ya no teníamos más
marchas, pero debíamos completar nuestro viaje con dos visitas turísticas a las
que nos desplazamos en coche. La primera, al cercano pueblo de Alfacar. En sus
afueras se sitúa la llamada Fuente Grande, cabecera de la Acequia de Aynadamar,
construida por los árabes en el siglo XI para regar las huertas y los cármenes
del Albaicín. La acequia, que todavía se utiliza en un tramo, está declarada
Bien de Interés Cultural. La Fuente Grande es una especie de gran estanque en
cuyo fondo hay un verdadero ecosistema de plantas acuáticas por entre las que
se ve burbujear el agua que fluye continuamente desde hace siglos, procedente
de una capa freática que se alimenta del deshielo de la sierra. Aquí tienen
alguna de las fotos que tomé en el lugar.
Desde Alfacar, nos acercamos al
barranco de Viznar. Allí era donde paseaban a los rojos de Granada, durante la
guerra y la postguerra. Con la Ley de la Memoria Histórica, se pudieron
desenterrar e identificar bastantes cuerpos, que fueron enterrados por sus
familias. Una colección estremecedora de pequeñas placas los recuerda, en un entorno
sobrecogedor, que recuerda a Auswitch y otros paisajes del horror. Los abismos
de crueldad en los que puede caer el ser humano resultan a veces
incomprensibles. Aquí también hice algunas fotos, pero me las guardo para mí.
Por cierto, los restos del fusilado más ilustre de este lugar, Federico García
Lorca, nunca han aparecido. Sus descendientes no se muestran muy interesados en
que se sigan buscando, de lo que algunos deducen que su cuerpo pudo haber sido entregado
inmediatamente a la familia, que le habría dado sepultura en un lugar secreto.
El domingo fue el día del viaje
de vuelta, que preludió mi semana de actividad sin descanso. La verdad es que
llevo una temporada en que no me sobra tiempo por las mañanas. Eso no significa
que mi trabajo sea interesante o enriquecedor, pero al menos es algo necesario,
de utilidad. Ahora les cuento lo que hice en las tardes de esa semana.
Siguiendo con la música de la aceleración por excelencia, el punk rock, es
obligado hablar de Rancid, el mítico grupo de California. Estos forman parte de
la segunda ola del punk, junto con Green Day, Offspring y otros. Al contrario
que los grupos que les puse en mi anterior post, Rancid están vivitos y coleando.
Aquí uno de sus temas más optimistas. Un canto a la amistad. Si un día te
vienes abajo, tío, allí estaremos loj’ colegas para apoyarte. Pinchen AQUÍ y súbanle el
volumen.
De vuelta en Madrid tuve dos
tardes para callejear por Madrid con mis amigos de San Diego, Gonzalo y Judy.
Gonzalo es colombiano, economista, periodista y quién sabe qué más cosas. Está medio
jubilado pero sigue siendo uno de los organizadores del Festival de Cine
Independiente de San Diego. Judy es norteamericana de origen español. Su abuelo
vivía en Fortuna (Murcia), donde era pañero. Pero la tremenda crisis económica
posterior al desastre del 98 le empujó a emigrar a México en 1902. Allí los
azares de la Revolución le empujaron a dar un segundo salto a Los Ángeles, en
donde tenía unos amigos. Judy nació allí y ha vivido temporadas en España y en
Colombia, antes de retirarse en San Diego. Ambos gustan de hacer largos viajes
por nuestra península, en los que indagan en las raíces hispanas de Judy.
El lunes y el martes pasé la
tarde con ellos, en el entorno de la Plaza de Santa Ana, con paradas en La
Venencia, en la Cervecería Alemana, otro de los lugares favoritos de
Hemmingway, en el Naturbier, el paraíso de la cerveza artesanal. Hablamos de
lo divino y lo humano, me pusieron al día de la situación de Colombia, de las
conversaciones con las FARC, un movimiento que tiene un arraigo popular muy
acusado en ciertas zonas rurales. De Uribe, que no pertenecía a la clase
política, pero era un hombre brillante. Del actual presidente Santos, miembro
de esa oligarquía que, sin embargo, está conversando con la guerrilla. De los
problemas en la Alcaldía de Bogotá (Ver post #137 “De Mockus a Zappa), donde
los tribunales han obligado al presidente a reponer en su puesto al Alcalde
Gustavo Petro, que sigue la estela innovadora de Antanas Mockus y Enrique Peñalosa,
y al que Santos había cesado por una falta administrativa insignificante. De la
próxima candidatura presidencial de Peñalosa.
Algún día escribiré más en
profundidad de estos asuntos. Por cierto que les relaté la llamada “tocata y fuga
de Esperanza Aguirre”, de la que no tenían noticia y que escucharon con
incredulidad. En Estados Unidos, me dijeron, el protocolo de la policía de
tráfico frente a alguien que huye a medio multar derribándoles una moto, se
compone de tres pasos. UNO: gritar ALTO con voz de trueno. DOS (caso de que el
UNO no resulte efectivo), disparar a las ruedas del coche en fuga. TRES (si
tampoco funciona el DOS) disparar al centro del cristal trasero. El miércoles,
mis amigos salían en un coche alquilado hacia Huelva, de donde seguirían por
Málaga (están allí ahora), Murcia, Valencia y Barcelona donde tienen unos
parientes. Allí cogerán el avión de vuelta a San Diego, vía Londres.
En San Diego transcurre parte de
mi novela larga que espera en un cajón desde hace unos dos años. Debería decir “esperaba”,
porque ahora mismo mi amigo Ronaldo Menéndez tiene un ejemplar en papel, para
hacerme una corrección profesional. Ronaldo es cubano, escritor, da clases de
literatura y se dedica también a este tipo de trabajos, por los que cobra una
cantidad no pequeña. Cuando cerramos el acuerdo económico, me dijo que la quería
en papel, para anotar al margen sus comentarios. Eso me supuso un cierto
problema, porque la última versión la tenía sólo en pdf, en un formato para e-book,
que es como la han leído unos cuantos de mis amigos más lectores. Hube de
recurrir al programa Libre-Office 3.3,
para devolverla a formato Word y
poderla imprimir. El jueves quedé con Ronaldo en el bar de la librería La
Central, en Callao, para hacerle entrega del volumen y explicarle cuáles eran
mis expectativas. Le dije que no tengo problema con el estilo, que escribo
exactamente como quiero, pero escucharía sus opiniones al respecto. Que donde
creo que necesito su ayuda es en los aspectos argumentales y en el dibujo de algunos
personajes, cuestiones en las que me siento más inseguro. Ya les iré poniendo
al día de nuestros progresos.
El miércoles me lo he saltado,
pero esa fue la tarde en que quedé con mi nuevo amigo de Kinshasa, Papy Sylvain
N’sala. No estaba muy seguro sobre qué era lo que esperaba de mí, pero
finalmente resultó que únicamente quería tomarse unas cervezas conmigo, porque
le había caído bien en la comida que compartimos, y luego había entrado en mi
blog y había descubierto que comparte dos pasiones conmigo: la cerveza y la
carrera de fondo. Sylvain tiene treinta y pocos años, lleva en España desde los
veinte, y ahora se ha quedado sin trabajo por la crisis (era jefe de recursos
humanos en una editorial importante), situación sobrevenida que le ha hecho
revivir un viejo proyecto: regresar a su país y rentabilizar su alta
cualificación ayudando a los suyos. Tiene una especie de ONG que ha fundado una
escuela en Kinshasa, donde a partir de septiembre se empezará la enseñanza por
el nivel más bajo. Él se marchará a final de agosto y confío en verlo de nuevo
antes de que se vaya.
El viernes ya no quedé con nadie,
pero tuve que preparar mi equipaje para una nueva excursión senderista, esta
vez de un solo día, al cañón del Río Lobos en Soria. Supongo que entienden que
no escribiera demasiado en esos días. He de contarles también que, como estaba
previsto, he perdido el juicio contra el Ayuntamiento, pero no me han hecho
pagar las costas, lo que no deja de ser un alivio, porque a otro al que le
salió la sentencia antes que a mí, se las quieren cobrar y ha tenido que recurrir el fallo, lo que le
ha supuesto pagar las correspondientes tasas. Mi sentencia dice que opta por no
imponer costas ya que “no aprecia mala fe ni temeridad en ninguna de las partes
litigantes”. Por cierto que a una chica que empezó el procedimiento un mes
después que yo, le han señalado el juicio en 2017. Así que no me puedo quejar. Ya
saben lo que dijo Pedro Pacheco de la Justicia. Lo dijo Pedro Pacheco, yo no
(Dios me libre).
Todo son buenas noticias y
además, como ya he comentado, el furgol este año no es para sufrir. Lo del
Atleti es para quitarse el sombrero. El Rayo ha hecho una liga de diez. Y el
Depor lo sigue teniendo a huevo, por el procedimiento de empatar y que sus perseguidores pierdan sus partidos. Ya hablaremos también de todo esto. Cerraré con Rancid otra vez. Ya
les he dicho que estos no se han muerto. Pero están mayores. En 2012 hicieron
una gira europea y a ella corresponde el video que tienen abajo, grabado en mi
querido Melkweg de Ámsterdam. El cantante se ha dejado una barba de clochard y
aprovecha los coros del estribillo que cantan los demás para dar unas vueltas
sobre sí mismo bastante cómicas (en una casi se cae).
Joder, Groucho, viendo este video
me he acordado de ti, querido amigo. Estoy seguro que, si reeditásemos Water de
Caballeros, no tendríamos unas pintas muy diferentes y hasta te veo dando esas
revueltas de pinchacarneiro sin
caerte ni nada. Para eso tendría que comprarme una guitarra (seguro que Juanmi
el Guitarrero me hace un precio especial) y tomar algunas clases, aunque estas
cosas nunca se olvidan del todo. Vamos velliños, carallo, como tú dices, pero la buena música sobrevive. Esta
vez te mando el abrazo dentro del post. Y también a los demás, con mis mejores
deseos. Pinchen AQUÍ para verlo.
¡Un post sin una sola referencia a los catalanes! ¿No estará usted enfermo? Realmente es algo inusual en estos últimos tiempos.
ResponderEliminarTiene razón, es que se me ha pasado. En los próximos seguiré dando caña.
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