Aquí estoy vivito y coleando
después de pasar con nota la Nochebuena y la Navidad, el primero de los tres hitos
de esta tregua en el discurrir del mundo, donde todos nos ponemos muy
contentos, se acaba la crisis, los enfermos no están más enfermos, los apenados
ya no tienen penas, to’er mundo e’ güeno
y se terminan todos los problemas. Tampoco hay cabrones ni estafadores, a todos
se les absuelve temporalmente, siempre que accedan a tocar la zambomba, comer y
beber en exceso, gastarse un dineral en regalos, jugar a la lotería para no quedar
de raros, y poner cara de arrobo al son de los villancicos que te asaltan sin
tregua desde todos los altavoces, cantados con tonillo estúpido por coros
infantiles repelentes.
Ya expliqué el año pasado los
sentimientos que me producen estas fiestas, no tienen más que repasar mis posts #58 “No me gustan las Navidades”, #63
“El día del solsticio”, #65 “El mundo se para tres semanas”, #66 “A mitad de
travesía”, #68 “Por un calendario sin meses” y #72 “Por fin se acabaron las
putas fiestas”. Pueden releerlos, si quieren, no voy a insistir en estos temas,
todos tienen plena vigencia. El año pasado mantuve la producción durante este impasse de tres semanas, pero este año
estoy un poco más vago. De todas formas, los primeros que han empezado a
flojear son ustedes. Las visitas han caído en picado, como el año pasado, algo
que no me extraña: los imagino ocupados preparando comidas pantagruélicas, gastando
dinero a dos manos y, por supuesto, dándole a la zambomba: zumba-zumba-zumba.
Hay otras cosas que me molestan
de estos días. Uno abre el periódico y no hay noticias. Sólo resúmenes de los
momentos estelares del año que se va. Bárcenas, el Papa Curro, Mandela y lo
demás. Lo mismo en cualquier noticiario de la radio o la tele. Hay un día peor
que los demás: el del sorteo de la Lotería. Las radios o televisiones lo dan
enterito. No se puede uno librar del soniquete de los niños cantores de San
Ildefonso. La retransmisión del sorteo supera en aburrimiento a la de las procesiones
de Semana Santa. Y luego los comentarios: el Gordo ha estado mu repartío. Como siempre. Y en los sucesivos
telediarios se repiten las imágenes de los premiados haciendo el mono en la
calle, abriendo botellas de champán y contando que van a reformar su casa o
comprarse el monovolumen que colmará todos sus sueños.
Estos días es obligado ser feliz
y, si estás jodido, es peor, porque entonces te acorralan preguntándote qué te
pasa, por qué tienes esa cara de ajo, porque no te pones ciego de vino y dejas
fluir la situación. Y encima te toca explicarlo y te sientes doblemente jodido
al ver la cara que ponen y cómo tratan de hacerte ver que la cosa no es tan
grave, que ya veremos cómo salimos todos de este trago, que los demás no están
mejor que tú y no se quejan tanto. Y tú lo único que quieres es que te dejen
tranquilo, para poder darte una vuelta solo por la ciudad, huyendo de los
escaparates llenos de ñoñerías y regalos que nadie necesita. Regalos que hay
que envolver, para que el agasajado rompa el envoltorio y duplique la basura
con un cerro de envases efímeros, confeccionados sólo para ser rotos con
premura.
Vale, ya lo dejo. No quiero
amargarles el tránsito. Ya lo tienen claro: el raro soy yo. Los demás se lo están
pasando de cojones. Yo también, pero a base de escaparme del ataque de los
villancicos, los turrones y las sonrisas en almíbar. Hoy, por ejemplo, he ido a
correr al mediodía y he volado con mis nuevas Brooks Adrenaline. Hacía años que no tenía unas zapatillas tan rápidas.
Después de comer y descansar un rato, he subido al FNAC, en donde debía de
comprar un regalo de cumpleaños, y he aprovechado para regalarme a mí mismo dos
libros, que aprovecho para recomendarles. El primero, El hombre que amaba los perros, de Leonardo Padura. Es un libro que
debe de ser cojonudo, por lo que me han contado. Traza un paralelismo entre las
figuras de Trotsky y su asesino Ramón Mercader, contando las trayectorias de
ambos hasta que se cruzan en el momento del asesinato.
El otro se llama Intemperie, es la primera publicación de
Jesús Carrasco, y ha sido elegido libro del año por el gremio de libreros de
Madrid. Jesús Carrasco es un joven escritor extremeño y ya saben que varios de mis
amigos escritores son extremeños (António Trinidad, Gonzalo Hidalgo Bayal), y
que en un pueblo de esa comunidad, Navalmoral de la Mata, fue donde premiaron
mi novela La Human Race, publicada en
Badajoz, con un prólogo de Pilar Galán, también reconocida escritora extremeña.
Desde luego que tengo mucha más afinidad con Extremadura que con otras comunidades que no voy
a nombrar, ya saben de quiénes hablo.
Ya que estaba en el FNAC, he
pasado por los cines Ideal y he visto Blue
Jasmine, la última película de Woody Allen, que es buenísima, como todas
las suyas. Esta es otra recomendación. La historia es súper divertida, Cate
Blanchet está perfecta, y hay una actriz que no conozco, que interpreta a la
hermana de la protagonista, que es sencillamente genial. Con estas y otras
diversiones voy pasando el tiempo, feliz de estar de vacaciones (no vuelvo al
trabajo hasta el día 2 de enero). He superado el primer round, y ahora me falta el segundo, el de Nochevieja y Año Nuevo.
Porque el tercero es menos duro de pasar, este año el día de Reyes cae en
lunes, y además ya saben que los Reyes son los padres, no me digan que no se
habían enterado.
Durante el año que termina he
alimentado este blog con regularidad bastante constante. Yo mismo estoy
sorprendido de mi tenacidad. Tal vez en adelante reduzca un poco la frecuencia
de mis posts. No puedo asegurarlo,
pero el objetivo que buscaba se ha cubierto con creces, he mantenido la pluma
ocupada y tal vez ahora deba diversificar mis escritos y retomar los textos más
largos. Empieza un año nuevo y no puedo
prometerles una fidelidad tan continua. Quizá sea el momento de dejar de primar
la cantidad y buscar un aumento de calidad en mis posts. El tiempo no se detiene, por mucho que nos apliquemos en
trocearlo, en dividirlo en años, horas, minutos y segundos. Yo procuro
conceptuar el tiempo como un fluido continuo, que sigue implacable su deriva. Pero
estas divisiones que hemos ideado los humanos, al final acaban por influirte.
Ha pasado un año, han sucedido cosas, estamos más viejos y hay que adaptarse a
las nuevas situaciones. No conviene acomodarse. Ya irán viendo si este foro
sigue igual o le damos alguna variante.
Por el momento aguantamos el
tirón. Estamos en los días más cortos del año, pero ya han empezado a estirar.
En realidad, como les conté el año pasado, las tardes se están alargando ya
desde el día 13 de diciembre, Santa Lucía (por Santa Lucía, mengua a noite e
crece o día), lo que pasa es que las madrugadas se siguen retrasando perezosamente
hasta el 5 de enero. Hasta el día del solsticio, la diferencia entre ambos
desfases es negativa. A partir de entonces se invierte la tendencia y el balance
se vuelve positivo. Efectos de la inclinación del eje de rotación de la Tierra.
Ya llevamos casi una semana aumentando la duración total del día. Hemos de
pasar aún los días más fríos, hacia el 20 de enero, pero los buenos tiempos
volverán, no lo duden. Nunca ha sucedido que después de llover no escampe. Y de
forma análoga, nos libraremos de Wert y Gallardón y los demás. Tengan
paciencia. Es sólo una cuestión de tiempo.
No imaginas hasta qué punto comparto contigo tus opiniones dobre estas obligadas y dichosas fiestas, llenas de hipocresía y falsedad, aburridas y tediosas.
ResponderEliminarEstos últimos cinco días se me han hecho más largos esperando que por fín te decidieras a escribir un post. Creo que en todo el año nunca habías tardado tanto y, de hecho, Diciembre ha tenido una escasa producción. Ahora nos anuncias una menor frecuencia en tus escritos. Que sepas que los esperamos como un alimento necesario, pero no podemos, naturalmente, obligar ni exigir más de lo que a tí te guste y satisfaga.
Te deseo lo mejor con tus nuevas Brooks Adrenaline para el próximo año que deben de ser mejor que las botas de siete leguas que usaba, creo que Pulgarcito.
Por Sta. Lucía merman as noites e crecen os días, así es como yo lo conozco, casi idéntico. ¡Qué más da!. Y si da igual y es casi idéntico ¿para qué te lo cuento?. Pues no lo sé.
Hace tiempo que nada nos dices del Depor y Lendoiro se va.
Salud y un abrazo.
No te preocupes, amigo. En realidad estoy haciendo como Rajoy: primero he bajado la frecuencia, y después lo anuncio. Es posible que, pasadas las navidades, recupere el ritmo, pero no lo sé. Lo que quiero es organizar mi tiempo de forma que tenga margen para otras ocupaciones que tengo un poco abandonadas, pero seguro que seguiré teniendo un hueco para mantener vivo el foro. Me gustaría introducirle algunas variantes, pero para eso necesitaría un poco de apoyo técnico.
EliminarDe Lendoiro deberíamos de hablar, ahora que ha decidido hacerse a un lado. En cuanto al refrán, creo que el correcto es una mezcla del tuyo y el mío: por Santa Lucía, merma a noite e crece o día. Lo que importa es que el sol ya ha empezado a volver (de acuerdo con Ptolomeo y los astrónomos egipcios, que consideraban que el sol era el que giraba sobre la Tierra). Y que los días templados están más cerca hoy que ayer.
Mucho ánimo. Vienen tiempos duros e inciertos. Debemos mantenernos fuertes para resistirlos.
Me adhiero al grupo de odio de las "tradicionales fiestas navideñas". Y este año, para ser mas impertinentes, caen entre semana, con lo cual no sabes ni en que día estás. A su vez se llena la casa de hombres, como es mi caso, que les gustan los bares mas que a uno lo que produce un aumento de consumo alcohólico considerable y disminuye el sentido del día que estás o de donde te encuentras. Por mi parte, en uno de esos días alcohólicos, hice mi primera buena obra de la teporada. Se me ocurrió bajar una armónica BLUES-HARP en C para, si era el caso, que lo fue, acabara tocando algo hortera por supuesto. Se me acercó un niño de unos dos años que apenas sabía hablar y me pide la armónica. Se la presto y...hala...chupa, sopla, chupa, sopla...la hace sonar con una claridad que me deja patidifuso. Pues eso, debido a mi estado de "contentura" voy y se la regalo y no veas la cara del chaval....Desde ahora voy a bajar una armónica cada vez que vaya al bar para ver si se da algún caso más sólo por verle la cara al chaval...
ResponderEliminarUn abrazo a usted y a todos sus anónimos lectores. Feliz año nuevo.
Feliz año, amigo, y cuídese de los excesos de misericordia, si no quiere perder su colección de armónicas, que imagino mítica. Y para los anglófobos y ágrafos musicales que pueblan este foro, la aclaración de que la armónica en C quiere decir afinada en Do.
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