Vamos
a ver. Me surgen estas reflexiones al hilo del asunto de Madrid Central, ese
proyecto estrella de Carmena que impedía la entrada en el centro urbano de todo
tráfico que no fuera el generado por los propios residentes, un centro urbano
en el que yo precisamente vivo, como saben, por lo que este es un tema que me
afecta directamente, a mí y a mi salud. El tema se ha enmierdado porque todo lo
que se politiza se enmierda y ya es difícil opinar atinadamente sin dejarse
llevar por las tendencias políticas de cada uno, pero eso es justo lo que yo
voy a intentar. Que quiera opinar sin sesgos políticos no quiere decir que
sea imparcial. No puedo ser imparcial en un asunto que atañe a mi salud.
Para
empezar, es bueno dejar claro que la tendencia a echar fuera de los centros
urbanos el tráfico de paso y los vehículos más contaminantes, es algo que viene
de la ONU y la Comunidad Europea. Y del sentido común. Dentro de esa línea, el
alcalde Ruiz-Gallardón aprobó durante su mandato una serie de Áreas de
Prioridad Residencial (APR), en las que se restringía drásticamente el acceso de
cualquier vehículo que no fuera de los residentes en el propio APR, además de
los vehículos híbridos y eléctricos y el transporte público, incluidos los
taxis. Yo vivo en una de esas APR y fue un verdadero alivio que nos quitaran el
tráfico de paso y recuperáramos la calle para los peatones.
Para
garantizar el cumplimiento de esa norma, se instalaron cámaras en todos los
accesos rodados. Esas cámaras te hacían una foto al entrar. Y esa foto iba directamente
a la recaudación ejecutiva, es decir al órgano que cobra las multas, sin más
trámites intermedios. Pero, si tú, después de haber entrado, te dirigías a
alguno de los parkings públicos del interior, en la puerta del parking te
hacían una segunda foto que anulaba la sanción de la primera. También se
disponía de 24 horas para acudir a una oficina a justificar por qué se había
entrado, en caso de que fuera algo justificable, como un suministro, atender a
una persona, o para una obra. Se tenía bastante manga ancha en este sentido.
Pero el que no decía nada, le calzaban la multa en tres días. Y se imaginan lo
cabreado que estaba el personal: ¿recuerdan aquello del afán recaudatorio de Gallardón? ¿Y lo de que era un alcalde faranoico? Para los vecinos de mi
barrio, en cambio, la medida fue una bendición.
Durante
el cuatrienio Carmena, se elaboró el famoso Madrid Central, que lo que hacía era
unificar todas las APR de Ruiz-Gallardón en una sola área, con otras zonas
nuevas que se le incorporaban, de modo que todo el casco antiguo de la ciudad,
la zona de tejido urbano medieval, pasaba a convertirse en una gigantesca APR.
Bueno, gigantesca relativamente, porque en realidad era una parte mínima de la
ciudad. Para los de mi barrio, esto no tuvo ninguna incidencia, seguíamos igual
que en la era Gallardón, y además, el ámbito se simplificaba y era más fácil de
entender por los conductores. Pero he ahí que el señor Martínez-Almeida, a la
sazón jefe de la oposición, decidió recurrirla en los tribunales.
A
este respecto hay que decir que el PP tiene la manía de meter a la Justicia en
todos los saraos, yo creo que por dos razones. UNA, por joder, lisa y
llanamente. La política de dar por culo y poner palitos en las ruedas del
poder, cuando no lo ostentan ellos. DOS, por un sentimiento atávico, de raíces
franquistas, de que el poder les corresponde legítimamente a ellos; que cuando
lo ostenta la izquierda son unos okupas, una banda y toda esa verborrea que
inventó el funesto Albert Rivera. Pero esa mala costumbre de judicializarlo
todo, ha traído muchos efectos perniciosos al país. Como por ejemplo, el
recurso que puso el señor Rajoy, también a la sazón jefe de la oposición, en
este caso nacional, contra el Estatut Catalán que había sido aprobado por el
Parlamento Catalán y por el Español. Va este señor y lo impugna con un grado de
frivolidad tremendo.
Y
va la justicia y, años después, anula el Estatut y prende la mecha del incendio
del prusés y todo el daño que esta historia ha hecho a Cataluña. Porque lo de
la Justicia española es para que nos lo hagamos mirar. No hay más que ver que,
un año después del estado de alarma, van los jueces y lo anulan porque lo que
procedía era el estado de excepción, que es más duro. Es como si a un agresor
confeso lo absuelven porque tendría que haber matado a su víctima. No quiero
meterme en problemas, no hay que olvidar que este blog lo siguen cuatro
gatos y no tiene ninguna repercusión mediática, pero recuerden que a Pedro
Pacheco, político andalucista, lo metieron al trullo por decir que la Justicia
en España era un cachondeo (sic).
Qué
coño pasa con la Justicia de este país, ya que hemos derivado el discurso por
esta línea. Pues pasa que, cuando se murió Franco, los jueces del siniestro
Tribunal de Orden Público (TOP), el órgano que sustituyó a los tribunales
militares y los juicios sumarísimos de la postguerra, pasaron en masa a
integrarse en el Tribunal Supremo de la democracia. Si no me creen, les
recomiendo que lean un artículo al respecto, que pueden encontrar pinchando
AQUÍ.
Y desde entonces, la Justicia está mayoritariamente copada por jueces muy
carcas y muy retrógrados. Por eso el fraCasado bloquea la renovación del Poder
Judicial; no es sólo por joder y por considerar a Sánchez un okupa de la
Moncloa, que también, sino por intentar mantener los tribunales en manos
amigas. En USA saben mucho de esto también.
Pero volvamos a Madrid Central. No se ha dicho que la Comisión Europea tenía a punto de imponer unas multas millonarias a España, por la mala calidad del aire en Madrid y Barcelona, cuando se aprobó Madrid Central y algunas medidas similares en Barna, como las famosas súper-manzanas. Y que esas multas no se anularon, sino que se suspendieron, hasta ver los efectos de las medidas adoptadas. Pero esta circunstancia no impidió que Almeida prometiera que, en cuanto ganara, derogaría Madrid Central. Fue ese uno de sus lemas de campaña, como pueden comprobar en esta foto, tomada directamente en una de las marquesinas de la EMT.
Miren,
a mí Almeida no me cae mal, ya lo han podido apreciar en el blog. Pienso que es
un tipo muy feo y muy pequeñito, al que su físico ha condicionado radicalmente
(como a mí, o a cualquiera de ustedes). Un tipo con ese aspecto, se las tuvo
que ingeniar para defenderse del casi seguro bullying en el cole y encontró la receta de ser muy colega, muy
simpático, hasta graciosillo, para que no lo marginaran. Después se hizo
abogado del Estado, porque tonto no es, y se abrió camino en la política por mor
de una serie de casualidades. Y reforzó su personalidad haciéndose motorista,
porque, encima de una moto y con el casco, no se nota lo feo que eres. Yo tuve
la oportunidad de verle participando en comisiones de urbanismo como jefe de la
oposición y me pareció cordial, rápido en sus respuestas y muy en su lugar.
Cuando
la campaña a las elecciones locales, seguramente no pensaba ganar y además se
dejó aconsejar por lo más rancio de su partido para basarse en lemas como ese contra
Madrid Central. Con la misma frivolidad y falta de fundamento que Rajoy, había presentado un recurso contra este proyecto en los tribunales. Y luego resulta que
ganó y le tocó lidiar con el toro. Desde muy al principio, el equipo entrante
se dio cuenta de que Madrid Central estaba bien, salvo por el hecho de que
habría que extender las medidas contra la contaminación a zonas más amplias. El
concejal del que depende la movilidad, Borja Carabante (a quien en este blog
hemos apodado Borja Carburante) es un tipo muy listo y con hechuras de político
de largo recorrido. Yo lo he visto en debates con Rita Maestre y otros miembros
de los partidos de la oposición, y se los comía a todos con patatas.
Pero
resulta que el asunto estaba en manos de la Justicia. Y eso tiene un peligro de
la hostia. ¿Y saben lo que ha dicho la Justicia? Pues que Madrid Central es
nulo de pleno derecho, por una cuestión de trámite: según la Ley, el documento
debía incluir una evaluación de los costes que ese proyecto suponía para el
Consistorio. Y esa evaluación no se había hecho. Miren, con 70 años que tengo,
creo que esta es la mayor barbaridad que he visto en una sentencia judicial.
Porque esa es una cuestión secundaria, un papel que le falta. Es casi como si
le faltara una póliza. Y por la falta de una póliza, anulan un proyecto del que
depende mi salud y la de todos los vecinos del distrito Centro. Pero es que,
encima, ya del tirón anulan todas las APR que aprobó el señor Gallardón.
¡¡Por
Dios!! Pero ¿CÓMO SE ATREVEN? No suelo gritar en mis textos, pero es que esto
es la leche. ¿En qué se basan estos señores de la toga para anularme a mí una
disposición del señor Gallardón, aprobada con todos los sacramentos
burocráticos y en vigor desde hace varios lustros, porque a un proyecto
posterior le falta una póliza? No hay por donde cogerlo. Pero la resolución
judicial ha ido escalando tribunales hasta el Supremo y todos ellos la han ido
confirmando. Y encima, el Ayuntamiento recibió una providencia recordando la
obligatoriedad de cumplir la resolución antes del 15 de septiembre, so pena de
desacato. Esto ya entra dentro de los terrenos del acoso, esto es bullying judicial.
¿Y
qué fue lo que pasó? Pues que Almeida, Carburante y compañía se apresuraron a elaborar
una nueva Ordenanza de Movilidad que salvara Madrid Central en medio de otras
medidas más amplias anti contaminación. Tenían que salvarlo para no incurrir en
la ira ciudadana y europea. Y además, yo creo que el contacto con la realidad
del poder lo ha vuelto a Almeida más ecologista, dentro de su ignorancia
general de este tema. Pero aquí entró de nuevo la política en toda su fealdad y
mezquindad (en un tema que debería haber sido apoyado por unanimidad de todos
los grupos). Empezó Vox dando por culo, diciendo que ellos son partidarios de
que los coches entren libremente en el centro. Y que esa nueva ordenanza era
una traición a los pactos de Gobierno. Almeida les recordó que ese asunto no
estaba incluido en los citados pactos de Gobierno, pero dio igual.
Le
faltaban al equipo de gobierno cuatro votos (los de Vox) para aprobar la
ordenanza. Y la izquierda vio también la posibilidad de dar por culo. Rita
Maestre dijo que la ordenanza suponía un retroceso respecto a Madrid Central.
¿Por qué? Pues por dos motivos. UNO, que a las motos se les permitirá ahora
entrar hasta las once de la noche, y antes era hasta las diez (fíjense qué
razón de peso). DOS, que se permitiría la entrada también de los comerciantes
que trabajen en comercios y bares del centro, evaluados en unos 15.000. Y
pusieron el grito en el cielo: Almeida va a autorizar a 15.000 coches más a que
entren en el centro. ¡Horror y estigma! ¿Saben cuál es la realidad? Pues que
esos 15.000 coches (suponiendo que esa sea la cifra real) ya estaban entrando,
por diferentes mecanismos, trucos y picarescas. Había permisos temporales,
plazas de parking alquiladas fraudulentamente y otros similares.
El
marqués de los vigilantes de mi parking de residentes, del que hablé en mi
entrada de relatos eróticos con motivo de mi cumpleaños 69, tiene montado un
negocio con esto, que le soluciona la papeleta a unas cuantas docenas de estos
comerciantes. Yo les puedo jurar que en el centro no está entrando casi ningún coche
más que antes. Pero estas dos minucias, o futesas, fueron suficientes para que
Rita y los suyos se posicionaran en contra abocando al Ayuntamiento a perder la
votación y que el 15 de septiembre entraran todos los coches en mi barrio. Y el
vergonzante PSOE local del inexistente Pepu, se sumó a esta estrategia. Menos
mal que los cuatro escindidos de Más Madrid votaron a favor.
Ya
les he dicho que en este tema no soy imparcial, porque afecta al funcionamiento
de mis pulmones. Tampoco lo soy porque los cuatro de marras son los más
puramente carmenistas y tres de ellos los únicos con los que tuve trato directo durante la era Carmena. Desde los medios de la izquierda se les ha puesto
verdes, tachándolos de tránsfugas, díscolos, pedorros y otros epítetos infamantes. La
realidad es que estos señores eran los que mantenían viva la llama de Carmena,
que nunca quiso encabezar un partido, sino una agrupación ciudadana. El resto
de Más Madrid se aprestó, desde su derrota en las elecciones de 2019, a organizarse como partido,
elaborando unos estatutos a través de un complejo sistema de participación, un
procedimiento que los ha tenido ocupados todo lo que va de legislatura. Hasta el punto que,
ocupados en eso, no han hecho prácticamente labor de oposición a Almeida, que
está gobernando con bastante placidez.
Los
cuatro de marras no estuvieron por esa labor, no participaron en la elaboración de esos estatutos y entonces se les empezó a
marginar. Hasta que se fueron del grupo y se rebautizaron como Recupera Madrid.
Y ahora para la izquierda oficial son unos traidores y unos tránsfugas. El mismo discurso que se le
dedicó a Errejón cuando se largó de Podemos, harto de que lo ningunearan. Puro
leninismo. Y la respuesta de Maestre a esa ordenanza que evitaba in extremis
que se nos llenara el barrio de coches, recuerda por su tozudez y dogmatismo a
la forma de actuar del fraCasado: TODO MAL. La ordenanza está mal porque la hace Almeida que es un facha.
En
realidad ella es otra fracasada. Les cuento sólo un detalle. Esta señora
estupenda, apareció por primera vez en los papeles cuando, al frente de otras
airadas mujeres, asaltó la capilla de la Ciudad Universitaria con las tetas al
viento, al grito de menos rosarios y más bolas chinas. Eso es historia, pero
los de Vox la atacan siempre llamándola asaltacapillas y otras lindezas. Bueno,
pues si ustedes buscan la noticia de ese suceso, encontrarán el detalle que les
quiero destacar: todas las mujeres perpetraron ese asalto con las tetas al
viento; todas menos una: Rita Maestre no se quitó el suje. Pero su
participación timorata y melindrosa en esa peripecia le sirvió para darse a conocer y escalar en el movimiento
político que se formó alrededor del 15-M y que se llamó Podemos.
En
cuanto al vergonzante PSOE local del inexistente Pepu, ni siquiera ha estado
ocupado elaborando unos estatutos para organizar un nuevo partido, porque ya
tenía partido. ¿Qué han hecho estos señores durante dos años y medio? Nada. Es un misterio del universo. Y,
entonces, en base a qué se oponen a una ordenanza de movilidad elaborada de
prisa y corriendo para evitar una tropelía a los ciudadanos por la mala cabeza
de sus políticos. En fin. Todo muy penoso. Yo tengo el presentimiento de que si
Almeida convocara ahora mismo elecciones anticipadas, ganaba por goleada. Sacaría
mucha más ventaja que Ayuso en la Comunidad. ¿Por qué no lo hace? Pues porque
en el Ayuntamiento no se puede hacer lo que hizo Ayuso. Lo único que puede
cambiar un gobierno municipal a mitad de legislatura, es una moción de censura
como la que le hicieron a Barranco. Pero la aritmética no da para eso en estos
momentos.
Así que Almeida seguirá cómodamente hasta el final, apoyándose alternativamente en Vox o en Recupera Madrid según le convenga. Estos de Recupera Madrid, a los que yo vaticiné que se subdividirían a su vez en Recu y Pera, como les he dicho, son conocidos míos y tienen mi aprecio. Se trata de José Manuel Calvo que fue mi jefe cuatro años y que ayudó con su trato a recuperarme para la causa municipal, después de la imbécil que le precedió en el cargo, además de Luis Cueto y Felipe Llamas, las personas más de confianza de Carmena, que siempre tuvieron un trato cortés conmigo. Completa el cuarteto Marta Higueras, a la que nunca saludé, pero que se ha encargado de explicar la posición de este grupo en una entrevista que les voy a dejar como regalo de despedida. Les pido que la lean. Creo que aclara muchas cosas. Buen finde. Han de pinchar AQUÍ.