El miércoles pasado acudí a una consulta médica, paso previo de un chequeo preventivo, una especie de ITV general que no me he hecho desde hace dos años, justo en el verano de 2019, antes de viajar tres semanas a Madagascar, de donde regresé dispuesto a desarrollar mi último año completo como ciudadano activo, sin tener entonces la menor idea de la que se nos venía encima con la pandemia de los cojones. Casi año y medio después del inicio de dicha pandemia, seguimos estando jodidos y no se ve un horizonte de salida, aunque nos hemos acostumbrado a convivir con el bicho y que sea lo que Dios quiera. Por no hablar de la pandemia mental que produce auténticos lixiviados conceptuales, como los antivacunas, consecuencia lógica de la ola de negacionismos, terraplanismos, adventistas del séptimo día, votantes de Trump y del Brexit, nacionalismos identitarios y otras desviaciones. Dedicaré el siguiente post a analizar este fenómeno tan peligroso y tan de actualidad.
El caso es que yo busco una persona que me guíe en los aspectos de salud, que me diga: usted tiene que hacerse una analítica cada seis meses, o cada año, o cada dos años. Hasta ahora no la había encontrado, porque los médicos van cambiando y además es frecuente encontrarte tipos estrambóticos que se empeñan en hacerte recomendaciones contrarias al sentido común, e inmediatamente pierden con ello toda autoridad. Por ejemplo, el último tipo que me vio, hace dos años, me dijo que tenía que adelgazar siete kilos. Le dije que no pensaba hacer eso ni borracho. Entonces respondió: bueno, pues seis. ¡¡Ni seis, joder, váyase a la puta mierda, doc!! ¿Puedo confiar en alguien que me diga eso? No. En la última revisión rutinaria que me hicieron en el Ayuntamiento, una chica recién llegada me recomendó dejar de tomar mi pastilla del colesterol y sustituirla por salvado de trigo rojo, o algo así. Además se empeñó en hacerme la prueba del sida y le dije que, como me pusiera la mano encima, la emprendía a bofetones con ella.
Le conté ambas anécdotas a la doctora que me escuchó el otro día y se partía de la risa. Esta doctora parece en cambio revestida de un sentido común básico y espero haber acertado esta vez. Si yo, con 70 años, salgo dos veces por semana a correr a buena velocidad 6,5 kms y otros dos días hago Ashtanga Yoga, quiere decir que estoy bien. ¿Para qué entonces el chequeo? Pues para la detección precoz de posibles anomalías como cánceres o similares, de modo que se pillen antes y tenga yo más chances, y perdón por el anglicismo. La doctora me prescribió unas pocas primeras pruebas para comprobar mi estado general y luego ya veremos si me hago una colonoscopia o no. Me parece muy bien. Para estas pruebas tuve que pedir hora y ya me han citado para finales de mes y primeros de septiembre. No está mal, teniendo en cuenta que ahora mismo se están dando citas para diciembre. Es que la medicina está bajo mínimos por la pandemia, con muchos facultativos de baja por covid, o por secuelas del covid, o depresión o simplemente superados por el estrés y la presión de semejante escenario.
Pero la primera prueba de todas era la analítica, para la cual no hay cita. El laboratorio está abierto sólo por la mañana y tú puedes presentarte cuando quieras, siempre que lleves doce horas en ayunas. Así que yo el jueves terminé de cenar en torno a las once de la noche, bebí un último trago de agua y me dispuse a cumplir mi ayuno para estar listo en torno a las doce de la mañana del viernes. Estaba a punto de meterme a la cama a leer, cuando creí oportuno hacer un último repaso del programa del día siguiente. Y, como siempre me pasa en estas cosas, caí en la cuenta de un detalle clave que siempre se me olvida: el análisis era no sólo de sangre, sino también de orina. Así que al otro día debía levantarme, ir al baño y guardar un poco de mi orina, ni del principio ni del final de la meada, en uno de esos tarritos ad hoc que te venden en las farmacias. Y que, como de costumbre, no tenía.
Hube de vestirme otra vez y salir a la calle en mitad de la noche, en busca de una farmacia de guardia. Hacía buena noche, incluso un poco calurosa todavía, pero la zona de Atocha estaba llena de personal joven circulando arriba y abajo, practicando el botellón, hablando muy alto como hacen los adolescentes. En mi calle, antes de entrar en Atocha, donde suelen mear entre los coches aparcados los chavales que salen de noche, descubrí esta vez una pareja dándose el lote con fruición. Su vista me produjo una especie de ternura, estaban tan concentrados que ni siquiera me vieron pasar. Me acerqué a la farmacia que hay en el arranque de Atocha y en el tablón averigüé que la farmacia de guardia más próxima era la de Delicias 5. Así que crucé la plaza en diagonal, porque casi no había tráfico. Toda la zona tenía un aire fantasmal, como de película distópica, con las altas farolas alumbrando un ambiente glauco y plomizo por el que hordas de chavales pululaban desafiando un toque de queda imaginario.
En la farmacia había una cola mediana, alimentada por gente que venían en coche y lo dejaban en doble fila. Porcentaje alto de latinos, dominicanos y negrotes hablando muy alto con frases terminadas en ya tú sabes. Por una estrecha tronera, la farmacéutica me pasó el tarrito esterilizado, previo pago de 72 céntimos que hube de depositar en la misma bandeja. Regresé por el mismo camino con un pensamiento claro en la cabeza: ¿qué cojones hace toda esa gente por la calle todavía, si ya todo está cerrado y, por mucho que nos empeñemos, la anunciada nueva normalidad no llega y tal vez no regrese nunca más? Por Dios, iros a casa. Go Home. Me vino a la cabeza una canción de mi adorada Samantha Fish que se titula precisamente así.
Ya les he contado que, con la nueva aplicación de blogger ya no me es posible ponerles la letra de una canción en inglés y su traducción al español en dos columnas, como solía hacer con la anterior herramienta. Es decir, yo hacía eso en Word, con el tabulador, luego le daba a copiar y pegar y lo reproducía en la página del blog. A lo mejor alguna línea se descolocaba un poquito, pero era sencillo arreglarlo. Ahora, si hago eso, todo se descuadra y se convierte en una sopa de letras. Pero ya saben que soy cabezota. Y he encontrado un sistema para hacerlo a pedal. Es decir, tengo que hacer una sopa de letras que, al darle a publicar, se recoloque como yo quiero. Es laborioso, un verdadero coñazo, pero resulta. Y en este caso yo tenía especial interés en ponerles la letra y su traducción para que vean hasta dónde llega el arte de Sam.
Se trata de una canción original suya, es decir, que ella se ha enfrentado a un folio en blanco y un pentagrama virgen y ha parido esta preciosa tonada. Es una canción de su línea más country, la que hace que su hermana la defina como cantautora, en la que alude a una de sus temáticas favoritas: las familias desestructuradas y un personaje que se ha desviado de su trayectoria, una chica a la que su situación familiar ha empujado por el lado peligroso de la vida. Sam la interpreta sentada, en un estudio de grabación, con una guitarra acústica y un micro simple, y sin músicos de apoyo. Es Samantha Fish en estado puro, sin aditivos ni conservantes. Sólo su arte y su pasión. Aquí tienen la letra y su traducción y abajo el vídeo de marras.
Go home Vete a casa
Daddy was a drunk Papi era un borracho And your Mummy ran away Y tu madre se largó The scenery's changed El paisaje cambió But the story stay the same Pero la historia sigue siendo la misma Go home Vete a casa Go home Vete a casa
Never spoke a word Nunca dijo una palabra About the things he stoled De las cosas que robó Wrapped those sneakers Aquellas zapatillas colgadas Around a telephone pole En un poste de teléfonos Go home Vete a casa Go home Vete a casa
Maybe in a moment of clarity Tal vez en un instante de claridad I'll see the light Veré la luz Maybe I'll take to my own advice Tal vez siga mi propio criterio For the first time Por primera vez Given too many nights of heartache Demasiadas noches de angustia And bloodshot eyes Y ojos inyectados en sangre Go home Vete a casa Go home Vete a casa Go home tonight Vete a casa por la noche
Reckless little lullaby Atrevida cancioncita de cuna Sang herself for sleep Te la cantaste a ti misma para dormir Who you gonna show A quién se la enseñarás When your six foot deep Cuando tengas seis pies de alta Go home Vete a casa Go home Vete a casa
Girl was a friend of mine La chica era amiga mía Thought she was immune Pensó que era invencible A wake-up call Pero la despertó una llamada That came too soon Que llegó demasiado pronto Go home Vete a casa Go home Vete a casa
Maybe in a moment of clarity Tal vez en un instante de claridad I'll do what's right Haré lo correcto Maybe I'll finally swallow Quizá finalmente ceda A bit on my advice Un poco según mi criterio Given too many nights of misery Demasiadas noches de pena And crying eyes Y ojos llorosos Go home Vete a casa Go home Vete a casa Go home tonight Vete a casa por la noche
Sin comentarios. Les conté que mi hijo Kike pasó por aquí unos días y me dio algunos consejos para la guitarra, desde su experiencia de cinco años como bajo del grupo de hardcore rock Memories. En realidad, yo me puse a practicar al comienzo del gran encierro de marzo del año pasado, porque encontré una guitarra española en su funda entre las pertenecías que dejó mi hijo aquí, después de vivir conmigo casi dos años. Fue esta su primera guitarra que recuerdo haberle comprado en la fábrica de mi amigo Juanmi Guitar Man. Además de esa guitarra había otros dos aparatosos estuches que no abrí, porque entendí que eran dos bajos. Pues resulta que uno de ellos es una guitarra eléctrica de puta madre. Y, por el tipo de música que yo quiero interpretar, creo que estoy fatalmente abocado a pasarme a la eléctrica. Dice mi hijo que, como paso intermedio, debería hacerme con una acústica y un micro de pie, como los que usa Sam en el vídeo de arriba.
Todo esto lo habré de hablar con mi profesor de blues, que no vuelve de sus vacaciones hasta mediados de septiembre. Lo cierto es que yo he logrado grabarme unos videoselfies más o menos vistosos tocando la guitarra española con una púa, algo antinatural, y forzando mucho la voz para que se registre en el móvil. Con una acústica y un micro podría mejorar mis prestaciones. También me he enterado de que las púas que estoy usando son de bajo, que son muy duras; he de hacerme con unas de guitarra, más suaves. Y también me ha enseñado mi hijo algunos trucos de cómo optimizar el toque con púa, que me van a ser de mucha utilidad. Aquí les traigo una muestra de hasta dónde puedo llegar con los devices de que dispongo por ahora. Es la siempre celebrada Casa del Sol Naciente.
Por cierto, mi amigo Boni me alertó de que Nueva Orleans en inglés se puede pronunciar de dos formas. New Orleans puede sonar niuórlins, con la tónica en la o, como lo dicen los americanos (Samantha siempre lo pronuncia así), o bien niu-orlíans, con la tónica en la i, a la manera europea, tal como lo declamaba Eric Burdon, que es inglés, en la versión más famosa de este tema legendario que habla de una casa de putas, o de perdición. Yo suelo hacer profesión de proyanqui convencido, pero ya han visto que lo pronuncio a la europea, como ciudadano de la Unión Europea que soy.
Pero he empezado hablándoles de mi analítica y mis penurias para conseguir un tarrito para la orina. Les diré que me presenté a las doce en la clínica Virgen de América para la prueba y, una vez cumplido el trámite, me acerqué al bar Emyfa en el Centro Comercial Arturo Soria, a zamparme un desayuno con zumo de naranja y croissant mixto de jamón y queso. Hace una eternidad, yo trabajé unos años en un edificio de ese centro y solía bajar a desayunar o a tomar la cerveza de mediodía a este bar. Y siempre recordaré el slogan que tenían en un cartel bien visible. Creo que es el lema más rebuscado, pretencioso y repolludo que he visto jamás. De puro hortera, era hasta hermoso: En Emyfa se economiza, y sus productos garantiza. Pues con esto les dejo. Que tengan una buena semana a partir de mañana.
"Toda la zona tenía un aire fantasmal, como de película distópica, con las altas farolas alumbrando un ambiente glauco y plomizo por el que hordas de chavales pululaban desafiando un toque de queda imaginario". No creo que se pueda describir mejor el ambiente nocturno de la plaza de Atocha en tiempo de pandemia. ¿No ha pensado en dedicarse en serio a la literatura?
ResponderEliminarTiempo al tiempo, amigo. No lo descarto, pero tampoco estoy obsesionado con ello. Una novela, por ejemplo, requiere dos o tres años de elaboración, más luego un proceso de edición/comercialización que fácilmente se lleva otro año más. Yo, de momento, tengo mi vena creativa cubierta con el blog, un medio con el que me salto todo ese proceso para llegar al lector de forma inmediata. Esto también es literatura, de usar y tirar, desde luego, pero literatura al fin y al cabo.
EliminarDe todas formas, gracias por el apoyo.
Apoyo entusiásticamente la moción de tu anónimo amigo. El mejor texto de la literatura universal, la segunda parte de El Quijote, fue escrito cuando su autor, aquel valiente soldado de Lepanto, bordeaba las 70 primaveras.
ResponderEliminarDe todos modos, siempre te quedará el glorioso sendero de la música, ¡qué bien cantas! Me ha gustado mucho y a Boni también. ¡Tiembla, "Somantha"! O quizá deberías enviarle esa demo inmediatamente; creo que está fichando músicos para su próxima gira. No creo que te cueste mucho engatusarla.
Pues gracias también a ti, querida, por tu confianza en mis dotes en los dos campos, y también como seductor de rubias. Seguidoras como tú no tienen precio.
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