lunes, 8 de junio de 2020

949. Volviendo al mundo (con cautela)

                     Hoy los tiempos adelantan, que es una barbaridad
 Versión libre de un verso de La Verbena de la Paloma

Bueno, yo lo tenía así en mi memoria y resulta que lo que canta en esa zarzuela el personaje de Don Hilarión es hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Zancadillas que te pone la memoria para que te escorromoñes contra el suelo y hagas una cita en falso. Pero a mí me viene mejor lo de los tiempos. Porque esto cambia de un día para otro. Solamente miren que yo llevaba desde el 26 de enero publicando una entrada cada tres días, con regularidad kantiana, únicamente alterada un día en que publique dos posts: el 4 de abril en que me pilló la muerte de Luis Eduardo Aute cuando ya había publicado un texto esa mañana. Ya ven: hasta el ritmo de mi blog se rompe. Ya se lo anuncié en el post precedente, en donde les expliqué las razones. Pero es que, en estos tiempos, hasta lo que parecía más inalterable, se modifica.

Vivimos momentos de realidad líquida, como definió Bauman, en la que el tiempo ha pasado a ser una variable más de la ecuación. Una de las características de nuestro tiempo es la aceleración. Todo fluye, nada permanece, ha habido que llegar al Siglo XXI para que Heráclito venza finalmente a Parménides. Las cosas que durante la segunda mitad del Siglo XX parecían inmutables han saltado por los aires. A principios de año estábamos tan contentos, sin saber que en la ciudad de Wuhan ya había aparecido un coronavirus, el séptimo que salta de animales a humanos, de los cientos que conviven pacíficamente con las distintas especies salvajes. Celebramos la entrada de año sin saber que ya se estaban empezando a poner muy malitos los chinos contagiados, todos radicados en el entorno del gigantesco Seafood Central Market, el mercado de pescado y mariscos de esta ciudad de 11 millones de habitantes.

A finales de enero yo viajé a La Coruña y a Pravia (Asturias), sin imaginar que ese sería mi último viaje en mucho tiempo, tal vez el único del año. A la vuelta se empezó a hablar con preocupación del virus, pero como algo muy lejano. Como yo estoy atento a lo que va pasando en el mundo, el 13 de febrero escribí un post que se llamó El Covid-19 y la triste historia del doctor Li. Al día siguiente viernes fui al teatro a ver una obra cuyo nombre he olvidado, con un duelo interpretativo fantástico entre Carmelo Gómez y Ana Torrent. Tampoco sabía que esa sería la última vez que iría al teatro hasta hoy. En la puerta me encontré a una amiga que sigue el blog, que me felicitó por la historia del pobre doctor Li. Ambos ignorábamos que no nos volveríamos a ver en meses. Y después la situación se aceleró y llegó el tsunami que ha arrasado con nuestro mundo, tal como lo conocíamos.

Ahí se acabó lo de ir a la oficina y al bar y al cine y a los museos y exposiciones. Nos encerramos en nuestras casas, como las hormigas cuando un desaprensivo les pisotea el hormiguero, y esperamos temerosos a ver qué pasaba. Todo muy imprevisto. Ya saben que, como dijo Darwin, en catástrofes y cataclismos imprevistos, no sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan. Yo estoy sorprendido de lo rápidamente que me adapté, de lo bien que me lo he pasado durante el confinamiento y de la de cosas que he descubierto que podía hacer, desde cocinar, hasta ser un buen jardinero de mi terraza, pasando por recuperar la guitarra y ponerme el reto de hacer un castillo de naipes de ocho plantas. Pero tengo que decir que el blog me ha ayudado mucho y quiero darles las gracias a todos mis lectores por la cuenta que me trae. El blog me ha ayudado a pautar el tiempo, a organizar mi semana y a tener un empeño, o mejor dicho un afán, que me permitía sobrellevar la locura en la que estábamos inmersos.

También me ayudó, por supuesto, mi entrenamiento que he mantenido contra viento y marea. Entre el blog y mis carreras, el transcurso del tiempo parecía cobrar un sentido. Que ahora esté corriendo por el Retiro y me demore cinco días en publicar un post, son dos signos inequívocos de que ya estamos pasando a una fase posterior. Respecto al running, les recuerdo que yo acabé el encierro haciendo 50 minutos de carrera efectiva dando vueltas por mi casa, cada tres días. La primera vez que salí al Retiro ya pasé directamente al segundo recorrido más corto de los que tengo medidos en el parque, el de 6,5 kms, desechando el de 5. El primer día hice 41,50 minutos. En mi segunda salida ya bajé a 41.05. En la tercera, me encontré el parque cerrado de nuevo. El día anterior había caído una fuerte tormenta y los carteles anunciaban que el parque se cerraba para hacer la evaluación de daños. La acera perimetral estaba petada de corredores, así que opté por volver a casa y completar 50 minutos indoor.

Eso fue el lunes, hace una semana. El jueves amanecí con lluvia fuerte, así que también corrí en casa. Pero ayer domingo, salí de nuevo al Retiro. Mi marca: 39,44. Estoy que me salgo. Cuando consiga bajar de 39, me pasaré al tercer recorrido, el de 8 kms. Y ahí me quedaré. Es suficiente para mi edad y también por si me da por correr alguna prueba de 10 kms, el día en que las carreras populares vuelvan, fecha que no se vislumbra en un horizonte próximo. La magnitud de la catástrofe la da, como ya les he dicho, el mundo del rock. Un dato nuevo muy significativo. El 5 de julio estaba previsto un concierto del grupo de Boston Aerosmith, en el Wanda Metropolitano, con todas las entradas vendidas hace tiempo. Ayer, la promotora anunció que el concierto se pospone ¡al 3 de junio de 2021! Las entradas vendidas valen para dentro de un año.

Y ya que estamos con el rock, les diré que yo salgo del encierro con un nuevo ídolo: Samanta Fish, que no deja de sorprenderme. En Youtube hay vídeos de conciertos enteros de hora y media de los últimos años, que son fabulosos. Y también de sus actuaciones antiguas, con su trío de blues. He encontrado una información más precisa sobre su carrera. En 2009, con 20 años, grabó su primer disco por sus propios medios. Los cazatalentos del sello alemán de blues Ruf Records quedaron entonces impresionados y la ficharon. Y sigue en ese sello. Es decir que su salto desde los circuitos del blues a los grandes conciertos en arenas y escenarios multitudinarios, es el resultado de una evolución personal y artística, que su discográfica ha respetado. Les diré que el mundo del blues en Estados Unidos tiene un mercado aparte, con un circuito propio, listas de ventas y premios específicos. Es como jugar en una liga de menor caché. En 2012, Samantha fue elegida la mejor artista de blues del año.

Ahora, Samantha juega en primera división, con su grupo ampliado y sus canciones de registro menos limitado, todas compuestas por ella, no como en su etapa anterior en que aprovechaba viejos temas del blues más auténtico. Además, se ha cambiado de imagen y usa laca para el pelo. A mí me gusta mucho lo que hace ahora, pero he encontrado grabaciones de conciertos de su primera época que son fabulosas. Por ejemplo ésta que les traigo. Es en una pequeña ciudad de Michigan, en 2013. Aún no usaba laca, pero se había teñido de pelirroja, tal vez en busca de una imagen propia, que luego encontraría con ese maquillaje que subraya las diagonales de su cara. Aquí tenía 24 años, tocaba con la guitarra tuneada del pescadito y la acompañaban su fiel bajo Chris Alexander y el batería Go Go Ryan, que ahora no sigue con ella.

Les pido que vean este vídeo. Es un viejo blues perfecto, de libro, compuesto según los cánones, que Samantha estira y exprime hasta lo indecible. La chica ya demuestra tener un chorro de voz, mucha personalidad y una forma apasionada de interpretar. Observarán que gesticula más que ahora, se ve que últimamente se ha ido conteniendo. En este vídeo abre la boca a veces como si estuviera en el dentista. Pero el punteo de la guitarra es sensacional, de una precisión y una nitidez abrumadoras. Esta mujer se conoce a B.B. King y a Stevie Ray Vaughan al dedillo. No es de extrañar que diga que la guitarra es como una parte de su propio cuerpo. Impresiona que una chica de 24 años sea capaz de hacer esto en directo. Es casi una niña. Observen también que, al principio de la actuación, un espectador se acerca y le regala una chocolatina (creo que un Mars). Ella la coge, da las gracias y la muestra al público. Y al final es maravillosa la alegría que le entra por lo bien que le ha salido el tema, y como la comparte con sus músicos.




En fin, apabullante, supongo que estarán de acuerdo. Yo salgo del confinamiento totalmente enganchado a esta mujer, de cuya existencia no tenía noticia antes, porque en España es una auténtica desconocida que no ha venido nunca a tocar. Un seguidor malévolo escribió en un comentario del blog que lo mío era una evolución lógica, que abandonaba a Sheryl Crow por una más joven. Le respondí que yo soy partidario del poliamor (así se llama ahora), y que continuaba siendo fiel a Crow. La verdad es que a mi admirada Sheryl no le está sentando nada bien esto del confinamiento. Debe de estar hasta la coronilla de no poder salir de su casa, aunque tenga dos hijos y un caballo. Empezó grabando canciones por el sistema de videollamada múltiple, que salían llenas de energía y sentimientos positivos. Pero, en las últimas, es impresionante la cara de mala hostia que se le ha puesto. Sus músicos tampoco se ríen nada: con la jefa con semejante careto, cualquiera se atreve. Además, ya ha perdido el rubio, como pronosticamos al principio. Su pelo está pidiendo a gritos peluquería y tinte. Véanla y comprobarán que no exagero.  


Bien, yo estaba encantado con el encierro y voy a seguir confinado mientras pueda. Creo que lo llaman síndrome de la cabaña. Hombre, desde luego que echo de menos poderle dar un achuchón a alguna amiga con la que quede, o a algún colega que me encuentre por la calle. También añoro tomarme un vermú de grifo en una barra. Y coger mi coche y salir carretera adelante. Mientras esas actividades estén prohibidas o resulten peligrosas o imprudentes, no tengo ningún interés en salir de mi casa. Puedo teletrabajar, puedo escribir en el blog y sólo salgo para hacer compras de alimentación y correr por El Retiro. Lo demás ya llegará. Pero los tiempos están cambiando y, el otro día, de pronto, me di cuenta de que se habían acabado las cacerolas. ¡Qué alivio! Ya debe de hacer unos días. Yo cerraba las ventanas después de aplaudir para poder estar tranquilo y no me había dado cuenta.

La verdad es que a Sánchez le va saliendo bien la jugada. Abascal y el fraCasado habían urdido una estrategia para desplazarlo del poder, para poder estar al frente del país durante la reconstrucción y hacerse con los fondos que nos va a dar Europa, que la derecha piensa siempre que va a gestionar mejor. Pero Sánchez es un trilero y los otros se han dado con un muro. La última sesión de tortura para prorrogar el estado de alarma, debió de ser el programa de televisión menos visto de lo que va de siglo. Yo no conozco a nadie que lo viera. Seguramente fue como el día de la marmota. Abascal sigue una estrategia común con Le Pene, Meloni y otros. Pero el fraCasado va sin rumbo y no tiene discurso propio, sólo imita al otro. Ha quedado en evidencia y toda esta energía que ha desperdiciado en una guerra absurda le va a pasar factura. Acabará quedándose solo con el campeón de lanzamiento de güitos de aceituna, la marquesa ácida, IDA y el del bigote. Por cierto, ese récord de lanzar huesos de aceituna más lejos que nadie, no está recogido en el Libro Guiness.

Algunos salimos del confinamiento diferentes pero, cuando vamos volviendo al mundo, nos encontramos cosas que, como el dinosaurio de Monterroso, todavía siguen ahí. Y me refiero ahora a los racistas americanos. La protesta por la muerte de George Floyd se extiende ya por todo el mundo. Las camisetas con el lema I can’t breath o las cifras 8,46 se ven por todas partes. No sé si lo saben, pero Bruce Springsteen conduce un programa de radio semanal, desde su encierro en su casa de Ashbury Park (New Jersey). Cosas del confinamiento. Suele poner música de otros artistas, pero hace unos días, abrió el programa con una canción propia: 41 shouts, un himno antirracista de hace más de 20 años. Y, al acabar, se largó la parrafada que pueden escuchar en el audio que les pongo abajo. Si son mañosos, pueden encontrar la forma de ponerle unos subtítulos en español. Bueno, no, déjenlo, mejor se lo traduzco yo. Pero escúchenlo en inglés mientras leen la traducción. La voz del Boss es siempre una maravilla. Sean buenos y cuídense. Aquí la traducción y el audio prometido.

Ocho minutos… Esta canción que les he puesto dura casi 8 minutos… Es lo que tardó en morir George Floyd, bajo la rodilla de un oficial de policía de Minneapolis, que le oprimía el cuello… Es mucho tiempo el que estuvo suplicando ayuda… Dijo que no podía respirar, pero la respuesta del policía fue el silencio y la espera… Hasta que su pulso se paró… Y aún siguió… Esto va para Seattle… para Nueva York… para Miami, Atlanta, Chicago, Dallas, Philadelphia, Washington, Los Ángeles, Ashbury Park, Minneapolis… Y por la memoria de George Floyd… Que en paz descanse… Como ya hemos dicho, 40 millones de personas se encuentran sin empleo, más de 100.000 ciudadanos han muerto por la Covid-19 con la más tibia e insensible respuesta posible de nuestra Casa Blanca… Todavía hoy, a nuestros ciudadanos negros los mata sin razón nuestra policía en las calles de los Estados Unidos, por lo que, al empezar este programa, el país estaba en llamas y en medio del caos…  



6 comentarios:

  1. "Todas las noches de un día", se llamaba la función de Carmelo Gómez y Ana Torrent, de la que tu amigo X, un superhéroe de la Covid, hizo una de las críticas más lúcidas que se pueda imaginar: "Una obra muy bien iluminada y muy bien actuada". El racismo es una de las mayores tragedias de la historia de la humanidad y muchos blancos, republicanos incluidos, están negros con su violenta policía y con su espantoso presidente, encerrado en su búnker, según él, para revisar si está todo en orden... A ver si hay suerte y no sale.

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    1. ¡Que tiempos! No me acordaba de la anécdota. La obra transcurría casi toda en penumbra y por eso la opinión del bueno de X cobraba toda su ironía. Parece que haya pasado un siglo y sin embargo hace sólo cuatro meses desde ese día en que nos vimos todos en el teatro.
      Lo de la policía USA es tremendo, con los negros, los latinos, los pobres. Mi experiencia es que, si te para un policía, tienes que relajarte y quedarte en stand by. Como noten que estás un poco nervioso o te estás mosqueando con él, entonces estás apañado. Y en cuanto a Trump, yo estoy haciendo fervorosas rogativas a los dos San Benitiños, el de Lérez y el de Rabiño, para que pierda en noviembre. Es lo que se merece y lo que nos merecemos todos.

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  2. Lo de Heráclito y Parménides, me supera un poco... Menos mal que luego viene Samantha. Y el Boss, como siempre certero y demoledor.

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    1. Lo de Heráclito y Parménides, lo tiene usted perfectamente explicado en un viejo post mío, que se titulaba "Más sobre el tiempo que fluye". Podría ponerle aquí el link, pero le voy a explicar un camino seguro y, de paso, aprende usted a moverse por mi blog.
      Veamos. Abre usted el blog. A la derecha está el Mapa de Etiquetas. Pincha usted en "Filosofía". Y le abre todos mis posts que tiene esa etiqueta, en orden inverso a su publicación. Verá usted en primer plano uno titulado "Más sobre la nueva soledad". Va bajando usted con la flechita inferior derecha y encontrará estos otros: "Sobre la nueva soledad", "Un decálogo", "Sapiens y el helicobacter", "Cool, calm and collected" y "En una realidad líquida". Al pie de este último, hay una pestaña que dice "Entradas antiguas". Pinche ahí. Encontrará usted otra serie de posts, que empiezan por uno llamado "Los animales también conceptualizan". Debajo está "A Dios para ser bueno le falta una O" y, más abajo, "Más sobre el tiempo que fluye". Ahí tiene todo lo de Heráclito. Está publicado en diciembre de 2014. Impresionado le he dejado ¿no?

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  3. No sé donde estaba guardada Samantha Fish, pero a mis años no debería haber perdido tanto tiempo sin saber de ella. En configuración de power trio no he visto cosa semejante desde Steve Ray Vaughan, Taste de Rory Gallagher, Cream y hasta la Jimmy Hendrix Experience. ¡Y además una mujer! Me he pasado ya bastantes horas con sus yutubes recuperando el tiempo perdido.
    Del Paul Married pienso que no durará dos asaltos. Va a hacerse realidad la respuesta que le dan al que se quejaba a un gallego de que habíamos exportado dirigentes derechistas que no habían dejado hueco desde la guerra: Franco, Fraga, Calvo Sotelo (casi, tres abuelos gallegos), Rajoy. La respuesta fue que teníamos banquillo y a Feijoo ya calentando. Pues sí, para mi pesar parece que va a arrasar en las autonómicas con lo que quedará muy bien colocado para dar el salto a Madrid en cuanto vea posibilidades de triunfo. Lo siento porque está a sus políticas y así tiene la Sanidad y la Educación Públicas bajo mínimos en Galicia. Pero si tienen que gobernar las derechas, que tendrán que hacerlo en algún momento, prefiero primero al PP que a otra opción y dentro del PP prefiero a Feijoo antes que al Married.
    Del Boss sólo tenemos que escuchar sus palabras en la Isla de Ellis para ver su categoría humana. Lo he revisado en tu página.

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  4. De Samantha no tengo palabras, es de lo mejor que he oído en tiempo.
    Ojalá que el Married dure poco, es un idiota, una marioneta de El del Bigote. Yo sería feliz si el propio PP lo cesara. Y que acabara de concursante en la Isla de los Famosos o en Masterchef Celebrities.
    Un abrazo.

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