No creo que nadie se sorprenda de
saber que los italianos que piratean mi blog han vuelto a la carga después de
mi maniobra de pasar todos mis post a modo
borrador y mantenerlos en la nevera dos o tres días. Después de esa jugada de
prueba, las cosas regresaron a su fase anterior: cada dos noches, con
regularidad suiza, el blog registra una entrada masiva de visitas de Italia, 60
simultáneas, que afecta a mis últimos veinte posts (sean estos los que sean),
es decir, tres visitas para cada uno. Entiendo que esto no supone que una
persona física haga una especie de rebote de mis textos a tres amigos, algo que
no me importaría. Por el contrario, pienso que se trata de una anomalía
informática que se me ha quedado adherida al sistema, como una especie de
garrapata virtual, más que un virus. Por eso trato de erradicarla. Este blog conlleva
una exigencia de calidad en forma y fondo que no puede tolerar eso.
Así que me dispongo a la batalla.
Parafraseando el mítico grito de Husillos, el conspicuo albañil de la película
El milagro de P.Tinto, proclamo: AQUÍ
HAY QUE SANEAR. En mi primer ataque exploratorio, hice todo a pedal. Quiero
decir que tengo mis posts agrupados en páginas de 25. Y yo tenía que dar un
tick a cada uno para seleccionarlos todos y luego dar a la opción “cambiar a
borrador” a los 25 a la vez. Manteniendo ese formato, hubiera tenido que hacer
la operación 29 veces, y dar un total de 723 ticks, contando el correspondiente
a este mismo post. Una verdadera lata. Pero en este tiempo he descubierto nuevas funcionalidades del
sistema. En primer lugar, puedo agrupar los posts en páginas de 50 y hasta de
100. Y hay una tecla virtual, que te selecciona los cien con un solo tick. Lo
que supone dar sólo 8 ticks. Y lo mismo, cuando los publique de nuevo. Eso me
da mucha agilidad para hacer la operación de ataque con rapidez.
Además, he puesto a trabajar a la
inteligencia y el contraespionaje. Y he comprobado que las entradas masivas de
visitas simultáneas desde Italia se producen siempre en el mismo intervalo
horario, entre la una de la noche y las cuatro de la madrugada, en días
alternos, uno sí, uno no. Así que lo tengo a huevo: sólo tengo que poner el
blog en cuarentena las noches alternas y revivirlo por la mañana. Y si veo que
el ataque pasa de las noches pares a las noches nones, extender la cuarentena a
todas las noches durante un tiempo. No es algo que me suponga una gran
molestia, simplemente es una rutina a incorporar a las costumbres de antes de
acostarse, como lavarme los dientes. Bien pensado, lavarse los dientes es un
coñazo, pero hay que hacerlo y se hace sin dejar por ello el menor resquicio al
fastidio. Pues con el saneamiento del blog tampoco.
Lo siento por la miríada de
seguidores noctámbulos que entran en mi blog cada madrugada, entre ellos el
bueno de Alfred, que me consta que usa mis textos a altas horas de la noche,
tal vez para ayudarse a inducir el sueño. Será sólo durante un tiempo, hasta ver
si me quito de encima a esta molesta ladilla informática que ha anidado en el
blog. Si la respuesta a mi ataque es pasar las visitas masivas a las horas
diurnas, admito que no tengo un plan B. No sé qué haría en ese supuesto. Pero
démosle tiempo al tiempo. Comprendo que, con esta maniobra defensiva, estoy
poniendo en solfa el derecho a decidir de mis lectores, que a ver por qué no
van a poder leerme de noche, si se les antoja. Si los catalanes quieren ser
independientes, no veo por qué mis lectores no pueden seguirme por las noches. Es
un abuso de autoridad intolerable por mi parte. Está claro que soy un
autoritario y un facha, y encima español, que gobierno mi blog con resabios de
la larga noche franquista, que sólo me he quitado de los modales de forma
aparente. Por eso tampoco uso el lenguaje inclusivo, y no me dirijo todo el
rato a mis lectores y lectoras, cabreados y cabreadas por no poder leerme de
noche y de nocho.
En fin. Desde mi insufrible posición de superioridad, frente a unos pobres
lectores que ni siquiera osan pensar en cómo defenderse de semejante atropello,
proclamo que, desde esta noche, en este blog entra en vigor el artículo 155,
por el cual se establece el toque de queda desde las 12.30pm (salvo que algún
día me dé por trasnochar) hasta las 7.00am del día siguiente. Así será hasta que me pase por los huevos levantar el citado precepto, que para eso soy
yo el que manda, coño. Mis disculpas por las molestias. Tienen varias formas de responderme. En primer lugar, diseñar y producir unos
lacitos verdes con pintas (para diferenciarse de los amarillos). Puestos en la
solapa, son una seña de identidad práctica y barata, con la que pueden mostrar
al mundo su cabreo y jugar al victimismo, que tanto resultado da a nivel de
imagen.
En segundo lugar, algunos de
ustedes pueden exiliarse a Suiza, o tal vez a Noruega, por indicar otro país en
el que la vida es súper cara. ¿Cómo? ¿Qué no les persigue nadie? No se
preocupen. A Anna Gabriel, tampoco. Es este uno de los personajes a los que la
deriva actual ha dejado con el culo al aire. Y eso que se cambió de imagen,
desterrando el peinado a tazón y sustituyéndolo por un coqueto flequillo al
estilo Heidi para pasar desapercibida en las montañas suizas. Ahora sólo le
queda gritar Y A MÍ QUIÉN ME PERSIGUE, joder, que me estoy gastando un pastizal
aquí en Suiza y ni una mala orden de vigilancia para poder denunciarla.
Hablando de cambios de imagen, qué me dicen ustedes del mayor Trapero sin
barba. Si hasta da menos miedo. Es una sugerencia para el unurabla Torrent, que
con esa barba cerrada asusta a cualquiera. Por su parte, Turull ha vuelto a
endurecer el discurso, porque ya ha visto que, en el universo independentista, el que llora, no
mama.
Y ya que estamos con sujetos que
se han quedado con el culo al aire, qué decir de Lluis Llach. Parecía el amo
del cotarro soberanista y ahora se encuentra con que nadie le acusa de nada, lo
que revela que realmente no pintaba nada, como yo siempre pensé. Era el
tonto-útil, posición para la que venía predestinado, porque sólo le faltaba
encontrar la forma de ser útil. La verdad es que a mí me enseñaron a detestar a
este sujeto mis amigos catalanes, allá por los años 70. En aquellos tiempos,
Barcelona era una ciudad cosmopolita, varios cuerpos por delante de Madrid. De
modo que Bruce Springsteen venía por primera vez a España y yo tenía que coger
el tren del rock, para poder verlo, como se ha contado varias veces en el blog.
Y me hospedaba en casa de mis colegas, un grupo de rockeros vernáculos, que hablaban entre ellos en
catalán y conmigo en español.
Y, en una de las primeras
ocasiones en que les visité, llegué diciendo: –Oyes, nen, el Lluis Llach ese,
qué majo, qué bueno eso de la estaca, que tú la tiras por allí y yo la tiro por
allá, qué metáfora más potente del movimiento antifranquista. Aun recuerdo la
cara de horror de mi interlocutor: –Joder, Emili, no hablarás en serio, un tío
con esa cara de ajo y esa voz diciendo cosas supuestamente trascendentes… Un
rockero como tú no puede decirme que le gusta semejante mamarracho. ¿Qué te
gusta el Amancio Prada o el Víctor Manuel? Pues este es lo mismo. Para mí no son diferentes del Perales. Escolti-tú, que somos rockeros. En fin, ya sé que muchas
de estas cosas que cuento resultan increíbles, pero se trata de una anécdota
rigurosamente cierta. Como que me llamo Emili.
Ya ven qué tóxico es el tema este
del independentismo, que se le cuela a uno por todas partes, cuando yo
simplemente quería avisarles de la implantación del toque de queda. Tengan
paciencia y no teman: la maniobra que proyecto es segura. En otro orden de
cosas, ya creo haber repartido mis pendrives de regalo, a falta de Paco Couto
que ya se va a quedar para la semana que viene. El amigo Alfred me dijo en su
llamada que está admirado de la cantidad de cosas que hago. Y eso que sólo lo
cuento de vez en cuando. Por ejemplo, ayer y hoy. Ayer estuve en mi oficina
desde cerca de las 9 haciendo una serie de llamadas y contactos relacionados
con Reinventing Cities, entre ellas dos
reuniones con posibles inversores. A la una bajé a comer algo rápido a mi bar
habitual. A las dos tuvimos una call
de más de una hora con Hélène Chartier desde Nueva York y la gente de Milán,
Oslo, París y Ciudad del Cabo, con los que compartimos huso horario, para
cuadrar criterios en relación a las fases siguientes.
Nada más terminar la call, los tres mosqueteros del
Reinventing cruzamos la calle para entrar en el IFEMA, en donde nos habían
invitado a presentar el proyecto en el marco de la feria Global Robot Expo. Al
terminar, recogí mi coche y volví a casa. Pero no subí, sino que caminé hasta
la Puerta de Toledo, para asistir a la inauguración del primer espacio puesto
en servicio por el proyecto Mares, una iniciativa parecida al Reinventing, pero
con financiación europea y coordinada por mi amigo el joven arquitecto Mauro
Gil-Fournier. Allí me reuní con otros colegas, como el gran Gianni Rondinella, que
tiene apellido de golondrina y en alguna ocasión me ha ayudado a traducir del italiano algunos de los vídeos de tarantellas que he subido al blog. Estuvimos casi hasta el anochecer, porque había música
en directo y cerveza. Regresé caminando en medio del hermoso crepúsculo, piqué
alguna cosa en casa y me senté a ver el siguiente capítulo de la serie Fariña
que acaba en torno a las 12 y media.
Hoy he debido madrugar más para
llegar a tiempo al encuentro informativo que tenemos cada jueves a las 8.30, en
donde nuestra jefa repasa el progreso semanal de nuestros trabajos. A las 9.30
han llegado tres arquitectas finlandesas del Ayuntamiento de Helsinki, con las
que he echado ya la mañana. Hemos charlado unas dos horas sobre el proyecto
Madrid Río, en el que estaban muy interesadas por tener una idea similar a
desarrollar en su ciudad. Luego hemos ido en mi coche a la sede de Madrid Calle
30, donde mi amigo el consejero delegado Samuel Romero les ha completado la
explicación técnica. Allí está también el centro de control de túneles de
Madrid, que les ha interesado mucho. Y nos hemos montado en el coche en dirección a Madrid Río. Pero
habíamos forzado ya mucho el horario programado, así que nos hemos ido directamente a la Cantina del Matadero, donde hemos comido con sendos dobles de cerveza, de los que hemos repetido (las tres
tenían buen saque). Luego hemos caminado un poco por el parque para bajar la
comida y el alcohol y las he acompañado hasta el Metro de Legazpi (tenían otras citas para
la tarde).
Desde allí he cogido el coche y
me he venido directamente a casa, para echarme mi primera siesta en varias
semanas. Al despertarme me he puesto a escribir este post. No tengo mucho
tiempo; he de hacer la maleta para salir mañana en dirección a Priego (Cuenca)
donde me encontraré con mi grupo de senderistas para hacer en el fin de semana
dos rutas por el Guadiela. Saldré directamente desde mi oficina en la Isla de Alcatraz. Pero antes, mi jefa
y yo estamos citados en la sede de ASPRIMA, para mantener una entrevista con el
Gerente y la Directora de Comunicación de esta asociación, la principal de los
promotores inmobiliarios de Madrid, de cara a organizar con ellos un nuevo acto
de difusión del Reinventing. Así que me pondré chaqueta y corbata y llevaré la
ropa de campo en la maleta. Proyecto estrenar la corbata que me han regalado
esta mañana las finlandesas. Qué pasen un
buen fin de semana.
Excelente alusión al caballo blanco de Santiago del inefable profesor de química "Fabas". Me ha dado usted una gran idea con lo del "verde con pintas". Ya le contaré.
ResponderEliminarFuerte abrazo nen.
Sí señor, el gran Faballón, con su pipa y su barriga sobresaliendo por encima del cinturón. Y su eterna cantinela: vamos a ver, hombre, ¿de qué color es el caballo blanco de Santiago? ¿Blanco, azul o verde con pintas? No sé si lo tuviste también de profesor, o es que te lo conté yo.
EliminarSabrás que una de las razones por las que elegí la carrera de Arquitectura es porque no había Química, disciplina que este señor me hizo odiar.
Abrazo grande.
Y, por cierto, sabrás que además de Faballón, se le conocía también por el apodo de Pipeta, mote con triple significado, puesto que hacía referencia a su sempiterna pipa, a su calidad de profesor de Química y a la forma de su barriga sobresaliente.
EliminarEste barrigón me dio clase de química en "preu" o sexto, no me acuerdo, lo que no sabía era el mote de "Pipeta". Aplicaba la cantinela cuando algún "séneca" no sabía lo que era ClNa...
EliminarDespués de la pública vergüenza de ser el último no me queda más que pedir disculpas y que no parezca un desaire. Ya mi lacónica respuesta de agradecimiento pudo parecerlo, pero es que literalmente me quedé sin palabras. Valoro todos los aspectos del regalo, desde los más evidentes a los más particulares. De estos últimos te nombraré uno: el trabajo de manualidades de recortar y pegar. Ya conocía tu habilidad con las manos, de la que he sido testigo viendote colocar las bolitas en sus agujeritos en un juego de esos encapsulados en un plástico.
ResponderEliminarBueno, a lo que iba: muchas gracias. Te llamo y quedamos. La excusa por no hacerlo antes es que esta semana, ya terminiada, tenía pendiente ir a hacer una gestión a Alcatraz y pensaba aprovechar para verte. Al final no he ido.
Un abrazo.
Querido Paco, nada más lejos de mi intención que someterte a escarnio y baldón en la plaza del pueblo. Para que destierres totalmente esa sensación, te voy a contar cómo sucedieron las cosas en la realidad.
EliminarLo cierto es que empezaron a entrar vuestros comentarios y, como de costumbre, pensé en contestar uno a uno. Entre ellos el tuyo. Ya tenía una respuesta preparada. Te iba a decir que tu comentario lacónico era el que más me gustaba de todos, bastaba con decir gracias y lo demás era peloteo. También iba a añadir que se notaba que eres discípulo (como yo) de don Ricardo Aroca a quien más de una vez vi actuar así en conferencias y debates. Salía un listillo del público y preguntaba (un suponer): -Y no cree usted que en la presente coyuntura sociopolítica resultaría más oportuna una actuación decidida que tuviera en cuenta los condicionantes de todo orden que concurren en este complejo asunto? El gran Ricardo escuchaba con mucha atención, esperaba a que el otro terminara su parlamento y, sólo entonces, acercaba las barbas al micrófono y decía -Sí. A continuación miraba en redondo para valorar el impacto de su respuesta monosílaba.
Todo eso te iba a contestar, pero entonces pensé que siete comentarios con sus respuestas resultarían un coñazo para los demás lectores del blog, ante lo que decidí hacer una respuesta única para todos. Y entonces caí en la cuenta de que me faltaban dos; que en este elenco de mis seguidores más fieles había dos que todavía no habían leído mi texto. No voy a decir nombres, pero es un hecho cierto que a estos dos les llamé yo para avisarles de que lo leyeran, forzando así sus comentarios. Y, cuando ya tuve los siete, escribí mi respuesta conjunta.
Que ya haya distribuido los demás pendrives es circunstancial. Ya tendremos tiempo de quedar y tomar unas cañas, que, en el fondo, era el objeto de todo este asunto.
Un abrazo, amigo.
Pues me parece a mi que de las 12.30pm a las 7.00am son muchas horas de toque de queda y, aquí estoy yo ahora, a la 1.40am leyendo este último post que, sin embargo, no pude leer ayer por bloqueo del blog y a pesar de que sabía de su publicación por el mail. Lo de los italianos, rusos y encantadores varios ya me lo explicarás despacio porque no lo entiendo (aunque bien pensado no hace mucha falta), pues seguro es problema de encantamiento. Me voy a acostar y leer un rato para inducir el sueño mejor que con el ordenador. Otro abrazo. Alfred.
ResponderEliminarBueno, siento las molestias del toque de queda. De momento creo que voy a tener que extenderlo a todas las noches durante una temporada, porque los italianos se cuelan por los resquicios que encuentran. Tendrás que buscarte otras lecturas para ayudar a llegar al sueño...
EliminarUn fuerte abrazo.