martes, 19 de septiembre de 2017

671. Cinco años de blog

Se dice pronto, pero ya llevamos cinco años de blog. El 19 de septiembre de 2012 abrí esta tribuna con el Post #1 Hágase la luz. Lo releo ahora y no veo que mi punto de vista haya cambiado sustancialmente. Suscribo lo que decía entonces, en los años tenebrosos de la crisis, cuando nos tenían asustados con la prima de riesgo y otros parientes amenazantes. El escenario es ahora diferente, ya no tenemos tanto miedo, el cielo no amenaza con caérsenos encima de la cabeza y sin embargo algunas cosas no han cambiado en esencia. Lo básico permanece y, a la vez, la actualidad va a toda hostia; estamos en un mundo dinámico, que evoluciona mediante flujos siempre cambiantes, lo que hace muy difícil averiguar lo que está por venir, o hacer pronósticos.

Mi posición ante esta realidad líquida acelerada es la del observador atónito, que procura entrar a los temas sin el lastre de prejuicios ideológicos o políticos y que intenta contar de forma más o menos amena o humorística el resultado de esta observación con pretensiones de imparcial, aunque siempre apasionada. Intento cumplir los requerimientos autoimpuestos de formato de mis textos, pero nunca sucede que se me queden cortos; en general tengo que cortarlos yo, al superar el tamaño crítico. Intento no repetirme demasiado, aunque a veces es inevitable. Hay temas que son tan cíclicos que parecen sacados de la película El día de la marmota. Por ejemplo, el Deportivo de la Coruña vuelve a arrancar en los puestos de cola y empieza su travesía de la Liga con el agua al cuello. Pero hay asuntos impensables, como que el Atlético de Madrid haya estrenado un estadio puntero.

Quién me iba a decir a mí que me iba a romper un brazo, que me lo iba a pasar de puta madre durante los seis meses de baja, que iba a reengancharme y recuperar la ilusión por el día a día laboral, que iba a mantener mis actividades viajeras al nivel que he desarrollado en el último año. Mi periplo por Portland, Vancouver y Seattle, último, por ahora, de mis viajes, ha colmado todas mis expectativas vitales. Tampoco imaginaba que iría al Bernabeu a ver a Bruce Springsteen en compañía de mi amigo X, por citar un hito bloguero de importancia. Cinco años después, aquí sigo al pie del cañón, corriendo por el Retiro, bebiendo cerveza a litros y escuchando rock and roll. Lo fundamental no cambia. Pero el mundo evoluciona. Ya les hablé en profundidad del tema del cambio climático. Y les precisé que nadie niega que la temperatura del planeta está subiendo; lo que dicen los negacionistas es que eso no se debe a la acción del hombre y, por tanto, no tenemos que cambiar nada en nuestras vidas.

No creo que tengan ustedes dudas de que la ferocidad de los huracanes de estos días pasados está directamente ligada al cambio climático. La razón es clara: el agua del Caribe estaba este verano a cerca de 30 grados. Eso, frente a los primeros aires fríos del otoño es una bomba. Esperemos que nuestras regiones de Levante no sufran demasiado. Los que han estado este verano por esas costas me cuentan que nunca en su vida se habían bañado en un mar tan caliente. A mi amiga J. le pilló el Irma en el interior de Cuba, viajando con su compañero. Les aconsejaron refugiarse en La Habana y allí se alojaron en el hotel Nacional, un lugar caro, pero que tenía grupos electrógenos propios, lo que garantizaba que hubiera luz (toda la isla estuvo sin luz cuatro días). Allí sobrevivieron sin poder salir a la calle los dos primeros días (el ejército lo impedía) y luego sin ascensor (estaban en la octava planta) porque el ascensor no era prioritario frente a las cocinas, por ejemplo, necesarias para alimentar a la gente, por cierto a base de frijoles y arroz.

Pasado el huracán hubieron de quedarse una semana más por la incompetencia de la administración cubana, en un hotel más barato, que los roñas de Iberia no les pagaron, por considerar que se trata de un desastre natural, del que la compañía no tiene la culpa. Si me llega a pasar a mí algo parecido, tengo para escribir un año. El mundo afronta grandes retos y hay que estar preparados. Y seguir cuidando el pequeño reducto de la vieja Europa, tan frágil frente al oleaje cósmico. Para ello es importante que sigamos unidos. El Brexit es una calamidad, tal como yo lo veo. Y lo mismo el independentismo catalán. Esperen un momento.

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS.

Me he dado todas esas bofetadas, porque prometí no hablar más del prusés y no lo he cumplido. Es que, realmente, el tema es adictivo como el alcohol o la heroína. Lo confieso: soy un yonqui del asunto. Hoy que estamos de conmemoraciones, rastreo mis textos y descubro que el tema aparece ya en el Post #24 en el mes de octubre de 2012. En los primeros años de mi blog, la gente se extrañaba de mi postura, esperaban que yo estuviera a favor del derecho a decidir, ese eufemismo tramposo que hasta hace poco pretendía camuflar las pretensiones de estos impresentables. Poco a poco lo fui explicando y me cabe la satisfacción de haber convencido a más de un lector. Mi tesis ya la saben: desde un punto de vista progresista o de izquierdas (suponiendo que esa expresión siga significando algo), no es asumible ningún nacionalismo.

Las cosas que yo llevo denunciando cinco años han empezado ya a suceder y a mí no me ha pillado de sorpresa el esperpent del parlament los días 6 y 7 de septiembre, las sesiones de la vergüenza. Y me llena de alegría el manifiesto de la gente de izquierda que se ha publicado este domingo y al que yo me he adherido con mi firma. Pueden ustedes, si lo desean, hacerlo aquí: http://estafaantidemocratica.cat/. Me encanta ver entre los firmantes a Marsé, a Cercas, a Mariscal, a Rosa María Sardá y a tantos otros. Hasta Lidia Falcón lo ha firmado. No creo que le queden ya dudas a nadie respecto al asunto. Sí, ya sé que el apoyo al prusés es grande y posiblemente se acaben separando de España. Pero el hecho de que una idea sea apoyada por mucha gente no la convierte en correcta.

Por cierto, ya que estamos, ¿se acuerdan de cuánto le echábamos en cara a la señora Botella el hecho de que no había sido elegida por los madrileños? En efecto, iba en el número 2 de la lista de Gallardón. Ahora digo yo: ¿en qué puesto iba Puigdemont? Respuesta: en el número 7 de la lista de Girona. Se recurrió a él cuando las CUP se cerraron en banda y no quisieron investir a Mas, que por cierto, era el número 4 de la lista de Barcelona. La estafa antidemocrática viene de lejos. Yo ya les he dicho en algún post que lo que teníamos que hacer, en vez de dividirnos en estados más pequeños, es unirnos con Portugal, el sueño de la vieja Iberia de Saramago.

Los poderes económicos (que no elige el pueblo) son cada vez más multinacionales. Sin embargo, los poderes políticos están cada vez más disgregados y cada vez son más dependientes de los grandes poderes económicos. Un país pequeño es mucho más fácil de manipular. Yo, como ciudadano individual, me siento mucho más protegido en un estado grande y poderoso. Es más, si un día se van todos los nacionalistas a constituir sus estados enanitos, de forma que España se convierta en un país tan débil como Serbia, no descarto pedir la nacionalidad francesa o norteamericana (esto para los que me tachan de nacionalista español). En fin, lo de los catalanes, de aquí a unos meses, va a ser un auténtico coñazo. Hoy he intentado escribir un texto sin hablar del tema, pero no he sido capaz. A ver si en el próximo lo consigo. Es que es realmente lamentable que nos dediquemos a estas puñetas, en momentos en que el mundo afronta graves riesgos. No me extraña que Kim Yong-un se ría de occidente. Les dejo con su imagen, para que vean cómo se descojona. Dando un click en la foto, la pueden ver en más grande. Pero eso ya lo saben mis lectores más fieles. Sean buenos. Y disfruten del otoño. Es la estación más bonita.




2 comentarios: