Que sí, que ya, que vale, que tranquilos;
no pasa nada, ya estoy aquí, no me ha secuestrado nadie, ni me sucede nada. Es
que les tengo muy mal acostumbrados y ahora mi situación ha cambiado
ligeramente. Este blog nació como una reacción al hecho de que en
el trabajo me vi marginado y orillado al poco de llegar al poder la señora
Botella, y a la vez obligado a cumplir estrictamente un horario. Eso me dejaba
un margen de horas muertas que de alguna forma debía llenar para no volverme
loco. Y se me ocurrió hacer un blog. Tras la llegada del nuevo equipo de
gobierno municipal, las cosas mejoraron, aunque despacio, y pude compatibilizarlo.
Pero ahora, como les vengo contando, estoy otra vez muy involucrado en el
trabajo, se me pasa la mañana volando y tengo poco tiempo libre, porque mis tareas me ocupan también bastantes tardes. Además estoy en medio de diferentes
procesos médicos latosos que ya les detallaré y últimamente no he tenido mucho margen
para atenderles debidamente. Excusas a puñaos. Pero no se preocupen: no les
voy a dejar tirados.
Les prometí el último día hablar
del potencial letal del nacionalismo para cargarse a las izquierdas (Podemos se
va a dejar muchos pelos en la gatera, después de su indefinición al respecto) y
pensaba referirme a mis recuerdos del conflicto vasco, pero lo vamos a dejar
para otro día. Porque ahora el tema del prusés ha eclipsado a todo lo demás y
parece que ya no se puede hablar de otra cosa. En poco más de un año nos van a
bajar las pensiones a todos, pero de eso no dicen nada los periódicos, ni se
habla en los bares, porque la gente no se ha enterado. Sólo se habla del
prusés. Por eso he puesto un Y
DOS bien grande (si bien, el programa blogger no me deja hacerlo en el
titular) porque este es un asunto tóxico, que va a contaminar la actualidad
durante los próximos días y seguramente meses, y no quiero que afecte al
discurrir de esta tribuna. Este es un foro en el que se habla de rock’roll,
literatura, viajes, cine, urbanismo y otros temas estimulantes. Y del Deportivo
de la Coruña.
Pero también se habla de la preocupación por el futuro
de la Humanidad en un momento crucial. El mundo afronta varios retos en los que
se juega ese futuro. UNO, el cambio climático. DOS, la lucha por la igualdad
social, por romper la brecha entre países del norte y del sur y por integrar a los
desheredados del primer mundo. TRES, el reto de asumir la revolución digital, convertirla en instrumento que ayude a superar los dos primeros desafíos y crear nuevos tipos de puestos de trabajo, transformando el mercado laboral. Y
CUATRO, la vigilancia frente a las ideologías excluyentes, supremacistas y, en
definitiva, nazis. Por eso se habla tanto aquí del virus incubado en Cataluña.
Y seguiré refiriéndome a él, lo que pasa es que ahora voy a callar una temporada,
porque ya saben que me gusta ir a la contra y además no me apetece que esto se convierta en un monográfico de tan
desagradable asunto. El cuarto reto tal vez sea el menos dramático en estos
momentos, pero no hay que descuidarse, porque esas ideologías tienen la
habilidad de camuflarse de vanguardismo y de esa forma infectan la mente de
personas crédulas y buenas, que se ven arrastradas a actitudes que nunca
pensaron adoptar.
¿Qué autoridad tengo yo para
hablar de este tema? Pues la que me da el conocimiento de lo que pasó hasta
2009 en el País Vasco, un proceso que viví muy de cerca. Y además, mi
seguimiento durante años de diversos medios catalanes, con papel destacado para
El Triangle, diario al que nadie puede negar su carácter catalán y catalanista,
un sello que le imprime su director Jaume Reixach. Este buen hombre es catalán
hasta las entrañas, pero antes que eso es periodista y antes ser humano. Y él,
que conoce los intríngulis de la familia Pujol, de Mas y de Puigdemont, los ha
denunciado públicamente y ha ido a sede parlamentaria a proclamar las
conclusiones de sus pesquisas. Y no se lo perdonan. El Triangle no recibe un
solo euro de subvenciones y sus periodistas casi han tenido que ir en sus motos a
repartir el paquetito de ejemplares en papel que dejan en cada pueblo, con
riesgo de que los payeses les insulten (el peor insulto: ¡español!).
Lo sucedido estos días en el Parlament,
da la verdadera medida de la naturaleza de este movimiento que, por fin, asoma
la patita debajo del disfraz de cordero. Me preguntaba yo, por qué tanta
prisa, tanta ansiedad y tanta pérdida de las formas, incluso poniendo en riesgo
su propia imagen de moderados. Y apuntaba a motivos relacionados con el acoso a
la familia Pujol. Pero el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat ha mostrado la falsedad de mi interpretación, de honda raíz conspiranoica. Según
sus últimos datos, los catalanes no quieren la independencia, por una exigua
mayoría, pero ese porcentaje es más alto entre los sectores más jóvenes. Dos de
cada tres chavales serían partidarios de una solución negociada que mantuviera
la integración en España. No me fío mucho de estas encuestas y no quiero
alegrarme antes de tiempo pero, si esa tendencia se confirma, evidenciaría el
fracaso de 30 años de política educativa monocorde y sesgada. Los jóvenes catalanes serían tan
transnacionales como los demás. Como mis hijos.
Y eso explicaría las prisas y la
ansiedad: es que es ahora o nunca. Si no pillan la independencia en este
arreón, el suflé bajará, igual que ha sucedido en Escocia y en el Quebecq. Y esa encuesta vendría también a confirmar que el movimiento independentista
catalán está apoyado sobre todo por los viejos y los paletos, como el Brexit o el ascenso
de Trump a la presidencia, con los que le unen muchas otras similitudes. Porque
ambos fueron movimientos basados en propalar informaciones e interpretaciones
falsas, que lograron dividir por la mitad aproximada a sus respectivas sociedades y ganaron por
márgenes minúsculos (en USA incluso con menos votos, como en la últimas
elecciones catalanas). Y la mitad de sus pueblos que perdió el envite, entró en
depresión. Pero no cantemos victoria que las encuestas son muy engañosas.
En cuanto al Padrino Pujol, me
cuentan mis amigos catalanes que la prensa afecta al prusés no saca nunca
imágenes suyas actuales; que muestran siempre al Pujol rozagante de los viejos
tiempos, igual que se hacía en Rumanía con la pareja Ceaucescu. Hay un detalle
sobre el que tal vez no hayan reparado ustedes y que da la medida de su verdadera calaña.
Jordi Pujol Ferrusola, al que se conoce en Cataluña como Junior, está ahora mismo (mientras ustedes leen esto) en el trullo.
Más en concreto, en Soto del Real. ¿Y cómo es eso? Bueno, en abril fue detenido
y el juez ordenó prisión sin fianza. Pero en junio, después de examinadas las
pruebas en su contra, un nuevo auto le puso en libertad bajo fianza de 3
millones de euros. Calderilla, para el Padrino. ¿Y por qué sigue en la cárcel?
Pues porque el Padrino no se estira y no suelta la pasta. Me lo imagino refunfuñando
con el mal genio que muestra en la entrevista de Évole: escolti-tú, pero qué se habrá creído este, que hubiera tenido más cuidado;
es un fresco, un descuidado y un flojo; a mí me tuvo preso Franco y no hice
tantas alharacas, que aguante un poco, que mi fortuna no es para andarla gastando
en fianzas; la familia es importante, pero la pela es la pela; que lo suelten gratis y si no, que aguante. Tampoco es
difícil imaginar a la señora Ferrusola asintiendo vivamente, siempre desde un
prudente segundo plano. Estos impresentables no merecen que les dediquemos más espacio.
Pero los nacionalistas son otros. Los nacionalistas
son la parte que encabeza Junqueras y les reto a que busquen en el post y medio
escrito hasta ahora una sola frase negativa o descalificadora de este sector.
No comparto, por supuesto, sus ideas, pero les respeto, o les respetaba hasta
ahora. Dicen a las claras lo que piensan y lo que quieren y, con tales planteamientos, siempre habrían sido minoritarios, como sus hermanos vascos y
gallegos. Sí hay algo que ahora les echaría en cara es que su nacionalismo les
haya llevado a compartir cama con la banda de Pujol, sus enemigos naturales, que
representan a la casta más rancia e inculta de la clase alta provinciana, las 300
familias, el colegio Aula y todo su entorno. Pero, para un nacionalista, el fin
justifica los medios: si para lograr la independencia han de aliarse con un grupo de corruptos
de la oligarquía extractiva de toda la vida, pues adelante. Aún así, sumando
ambas tendencias, no llegaban a hacer el kilo justo de la mayoría. Les faltaba la torna de las CUP, que son los
traviesos y descarriados de la misma clase alta. Estos simplemente se han
sumado al invento, al grito de “al lío” y se han encontrado en una posición que
nunca soñaron.
Como les digo, voy a procurar
estar un tiempo sin tratar este tema, por pura sanidad mental. Hace cinco años
yo sostenía en este blog determinadas teorías y tenía la sensación de predicar en el
desierto. Ahora, las cosas que yo proclamaba y pronosticaba están hasta en la sopa, así que no hace falta que insista más. Terminaré con un matiz geográfico que no sé si
conocen. En los años duros del conflicto vasco, la ETB daba la información del
tiempo sobre un mapa en el que se veía el territorio que los abertxales
reivindicaban como suyo. Incluía el País Vasco, por supuesto, pero también Navarra, La Rioja y el País Vasco Francés. Y
el Athletic de Bilbao admitía jugadores de todos esos territorios. Además, en
las fiestas del norte de Burgos llevaban a sus chistularis e imponían su sello y su parafernalia, con gran disgusto de los locales. Pues bien. Los catalanes
también reivindican su territorio: Els Països Catalans. Si no conocían ustedes el
mapa, abajo pueden verlo.
Valencia, Baleares y Andorra completas y trozos de Murcia, Aragón, Francia y (el delirio) Cerdeña. Una imagen vale más que mil palabras. Una
pregunta malévola: si eso es lo que reivindican, ¿por qué no hacen su referéndum
en todo ese amplio territorio. Hombre, qué listo es usted, me dirán: es que
entonces lo perdemos. Ellos quieren hacerlo sólo en Cataluña, que es donde está
la mayor concentración del virus para, una vez independizados, reclamar lo
demás. Por seguir con la geografía, los prusesistas afirman que, con la independencia, serán la Dinamarca del Mediterráneo.
Es muy exagerado decir que van a ser el Kosovo, como sostienen algunos, pero yo
creo que el modelo sería Croacia. Un país enano, que nunca tendrá el peso
estratégico de la antigua Yugoslavia y totalmente en manos de las multinacionales
yanquis y los grandes prestamistas. Aunque a lo mejor tenían futuro como
paraíso fiscal y así Pujol no se tendría que llevar el dinero fuera.
Y, hablando de Dinamarca, voy a
terminar con un link, para dejarles unos deberes (ya sé que en el último post
se me fue la mano y les agobié con demasiadas tareas). Es la respuesta del gran
Jaume Reixach (¿quién si no?) al delirio ese de que van a ser la nueva
Dinamarca. Han de pinchar AQUÍ.
Buen fin de semana.
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