Mi amiga Inmaculada está muy
enfadada conmigo porque dice que llevo desde principio de mes sin escribir nada
que valga un poroto, que lo de la duplicación de género es algo ya muy manido,
el post sobre Al Gore es una estafa
porque me limito a dos párrafos (y ella espera de mí algo más que lo que
ofrecen las páginas de Facebook, que no van más allá de poner unos links y ya)
y por último el asunto hemorroidal/catalán, en el que he colado unos textos de
recuelo y una repetición de lo mismo que digo siempre. Que lo último un poco
bueno que he escrito es la historia de la visita del ministro gay y, desde
entonces, estoy vagueando. Tiene razón Inmaculada, que me obsequia con el mejor
control de calidad del blog, y encima gratis. Es cierto que estoy vagueando un
poco, pero ello se debe a que estoy muy ocupado y hasta un poco estresado, por
el asunto del que les hablaré en el próximo post.
Que éste se me va a ir en relatarles unos cuantos cabos sueltos de interés.
Empecemos por el ministro de
marras, sobre el que he de precisar un par de cosas. El día de autos, resulta
que vino bastante gente a buscarme a la oficina (últimamente estoy en todas las
salsas) y, al no encontrarme, preguntaron por mi paradero a mi compañera
África, la cual, con la discreción que la caracteriza, proclamó a voz en grito:
–Emilio no sé si va a venir hoy, que está paseando por ahí a un Ministro del
Orgullo Gay. Así que, cuando volví después de cumplir mi cometido, todo el
mundo me esperaba con expectación inusitada. La expectativa se vio cumplida con
creces cuando me vieron llegar inusitadamente emperifollado, encorbatado y
esparciendo brisas de perfumería. Lo de la mirada perdida y la piel un poco más
tersa de lo habitual es mentira, son las típicas maledicencias de los cotillas.
Pero aun quedaba un estrambote a
la altura de la historia. Porque, el jueves pasado, me llamaron de abajo, de
control, diciendo que había llegado un paquete a mi nombre. Bajé a por él y regresé.
Era de buen tamaño. Rodeado de mis colegas, fui quitándole capas: de papel de
envolver, de cartón, de plástico de burbujas y hasta una vuelta de material
helado para conservar el interior. El señor ministro, nada más volver a su
tierra, se ocupó de ordenar que se me enviara una caja de los mejores bombones
de su país. Un detallazo. Tal vez fue su rubio asistente el encargado de
cumplir su encargo. Repartí los bombones con mis compañeros y me guardé
celosamente la tarjetita que venía en un sobre a mi nombre y cuyo texto tampoco
les voy a revelar aquí, joder, que esto no es el Sálvame Diario. Ahora tengo a
mis compañeros un tanto despistados respecto a mis tendencias sexuales, aunque
ya están curados de espantos conmigo, y les diré que así es como me gusta
tenerlos: despistados.
En lo que no hay despiste posible
es en el asunto hemorroidal. Si hubiera esperado unos días, hubiera encontrado
nuevo material sobre el matiz que me interesa resaltar: la imposibilidad de ser
nacionalista y de izquierdas a la vez. Por ejemplo, el amigo Lluis Llach tiene
bien arraigada la confusión contraria: estos días ha salido a la palestra
(dentro de la enorme presión que su movimiento ha ejercido sobre Ada Colau),
para decir que no entendía cómo alguien salido de los movimientos del 15M no se
sumaba a la gran marea de las esteladas. Este señor es de los más peligrosos y
no sería de extrañar que un día salga por ahí con una campanilla, vestido con
capisayo negro y tocado con barretina proclamando su maldición, aquella de Assassins…assassins de raons, de vides, que
mai no tingueu repos en cap dels vostres dies i que en la mort us persegueixin
les nostres memories. a por supuesto a todos los catalanes que no comulguen
con la rueda de molino del prusés.
Es mucho el veneno que se ha
esparcido entre las gentes de Cataluña y costará muchos años descontaminar esas
tierras. Como decía Mark Twain, es mucho más fácil engañar a una persona, que luego
hacerle ver que la han engañado. Es lo que intenta, por ejemplo, un vasco que
escribe una carta a los catalanes de izquierdas, publicada estos días en el
digital eldiario.es Les recomiendo
que la lean, porque abunda en mi tesis. Vamos, que no tendría ningún
inconveniente en firmarla. Para verla han de pinchar AQUÍ.
Volviendo a temas más jocosos,
les quiero hablar ahora de un pueblo de Guadalajara que se llama Peralejos de
las Truchas, allá por donde confluyen la Sierra de Albarracín y la Serranía de
Cuenca, no muy lejos del punto donde se separan las tres cuencas (Ebro, Tajo y
Segura), en la zona que recorrí en uno de mis últimos recorridos senderistas.
Como todos los años, los 170 habitantes del pueblo con su alcalde al frente,
están en estos momentos preparando su festival Greetings from Peralejos, en homenaje a Bruce Springsteen, al que
el año pasado declararon hijo adoptivo del pueblo y lograron entregar la placa
correspondiente, aprovechando el concierto que dio en el Santiago Bernabeu.
Si recuerdan, yo también acudí a
ese concierto, en compañía de mi querido amigo X, suceso al que se dio amplia
cobertura en este blog, con fotos incluidas. Bien, pues algunos habitantes del
pueblo consiguieron entradas y lograron ponerse en las primeras filas y
enarbolar una pancarta con el nombre de su festival. Y cuenta la leyenda que el
Boss se fijo en ella y le preguntó a su guitarrista Little Steven: What fuck is Peralejos? En cristiano:
¿qué cojones es Peralejo? Se lo explicaron y eso propició que después del
concierto recibiera a la delegación del pueblo y posara con ellos con la placa
de bronce que le regalaron. El alcalde de Peralejos de las Truchas, también
dueño del bar del pueblo, es seguidor de Springsteen desde 1975, más de 40
años. En fin, que ya sé que alguno de ustedes estará pensando que les estoy
tomando el pelo, pero todo esto es cierto y pueden constatarlo en el vídeo de
aquí abajo.
El Boss lleva parado desde esa gira que le llevó por todo el mundo. Después ya saben que publicó su exitoso libro de memorias y ahora parece que le ha cogido gusto a esto del negocio editorial. Para noviembre se anuncia la publicación de un libro de fotografías que recopilará las mejores imágenes del músico tomadas por su amigo y fotógrafo oficial Frank Stefano. El libro se titulará Further on up the road y contará con un prólogo de puño y letra del propio Springsteen. Sólo se van a editar 1978 ejemplares, que se pueden reservar ya por Internet al módico precio de 350 €. Pero no se preocupen: la semilla de la buena música de New Jersey la mantienen viva otros músicos, como Southside Johnny y sobre todo el lugarteniente del Boss, Little Steven, el hombre del pañuelo en la cabeza. Steve van Zandt es de mi quinta y se ha embarcado en una gira desde finales del año pasado, con su grupo Los Discípulos del Soul. Les dejo con un vídeo extraído de su actuación en Londres. Como todos los músicos de la banda del Boss, Little Steven es muy bueno. Que lo disfruten.
El Boss lleva parado desde esa gira que le llevó por todo el mundo. Después ya saben que publicó su exitoso libro de memorias y ahora parece que le ha cogido gusto a esto del negocio editorial. Para noviembre se anuncia la publicación de un libro de fotografías que recopilará las mejores imágenes del músico tomadas por su amigo y fotógrafo oficial Frank Stefano. El libro se titulará Further on up the road y contará con un prólogo de puño y letra del propio Springsteen. Sólo se van a editar 1978 ejemplares, que se pueden reservar ya por Internet al módico precio de 350 €. Pero no se preocupen: la semilla de la buena música de New Jersey la mantienen viva otros músicos, como Southside Johnny y sobre todo el lugarteniente del Boss, Little Steven, el hombre del pañuelo en la cabeza. Steve van Zandt es de mi quinta y se ha embarcado en una gira desde finales del año pasado, con su grupo Los Discípulos del Soul. Les dejo con un vídeo extraído de su actuación en Londres. Como todos los músicos de la banda del Boss, Little Steven es muy bueno. Que lo disfruten.
Anónimo escribió el 12.07.17:
ResponderEliminarImpresionante Little Steven. Y extraordinaria la historia de Peralejos de las Truchas, que parece sacada de un cuento de Julio Llamazares o del Viaje a la Alcarria de don Camilo J.C. Chapó a tu amiga Inmaculada. Si cada vez que te pincha con una crítica respondes con un texto como este, tenemos diversión asegurada. Feliz verano.
Mi respuesta el 15.07.17:
EliminarLa realidad supera siempre lo que cualquier escritor pueda idear. Me dice mi amigo Paco Couto que en una aldea minúscula cercana a Porriño, que se llama Cans (literalmente: perros) celebran todos los años el Festival Internacional de Cine de Cans. Como, por tener, no tienen ni una sala para las proyecciones, hacen un cine al aire libre en un descampado y proyectan unas cuantas películas, seleccionadas por los esforzados organizadores del festival. Supongo que con bien de Ribeiro y pulpo a granel.