Aquí me tienen en mi tercera
semana de trabajo (cuarta, si sumamos la de Píter),
disfrutando de esta especie de veranillo continuado que el año pasado empezó
por estas fechas y duró más o menos hasta abril y que, con esto del cambio
climático, no sabemos si se va a repetir este año. Algunos de mis lectores me
dicen que echan de menos más comentarios sobre la actualidad política, tan
llena de noticias estos días. Es que la actualidad es como para echarse a
llorar. Ayer contravine mi costumbre de escribir un post los lunes, por el
cabreo que me pillé con la victoria del no en el referéndum colombiano.
Inmediatamente pensé en el Brexit y se me apareció la figura de Trump como
ganador probable en USA, lo que sería el colofón perfecto para un año bisiesto
que está haciendo honor a la leyenda. Encontré fiel reflejo de mi estado de
ánimo en el artículo de John Carlin que pueden consultar AQUÍ,
y que les recomiendo que lean.
En medio de su cabreo, Carlin
pone el acento en un tema clave: el desinterés de la gente en este tipo de
procesos, la displicencia y la vagancia de esa chusma informatizada capaz de
pasarse tardes enteras en el Facebook, poniendo me gusta en la mayores gilipolleces, y al tiempo incapaz de ponerse
unos zapatos y bajarse a la esquina a echar un voto a favor de un asunto clave
para su país. En Colombia ha votado un 37,4% del censo. Un porcentaje de
vergüenza. No hay comentario posible. En el referéndum del Brexit participó el
72% del censo y ya nos pareció bajo. Allí los jóvenes se quejaron luego de que
sus mayores se habían arrogado el derecho de decidir su futuro, precisamente
ellos que no tienen futuro. Pero lo cierto es que el nivel de abstención entre
los jóvenes fue muy alto. Estaban de vacaciones, dijeron unos. No se podían
perder el festival de rock de Glastonbury, añadieron otros. Nunca creyeron que
el referéndum se perdería, terciaron otros más. Pues ahora que no se quejen.
En Colombia, como en Gran Bretaña
y me temo que en los USA, hay una masa de gente neutra, inculta y pasiva, que
no se mueve por nada. Y eso lleva a ganar a otros no menos neutros e incultos,
capaces de creerse los discursos manipuladores de determinados personajes. En
todo el mundo ha surgido esta nueva chusma, esta canalla, esta gentuza, a la
que se le da derecho a voto, cuando no deberían tener más derechos que las
vacas, por seguir con la comparación de Carlin. Son los herederos del ¡Vivan las caenas! Con ese personal, con
ese populacho, con esa gallofa, casi mejor que no se hicieran consultas. Yo,
por mí, prohibiría los referéndums y las consultas. Son muy peligrosos. Cualquier
manipulador es capaz de convencer a la mitad de la población de que voten contra
sí mismos. Por cerrar el tema de Colombia, les recomiendo también que lean la
triste (y certera como siempre) reflexión de Héctor Abad Falciolince. La tienen
AQUÍ.
Al lado de esto, el esperpento
del PSOE del otro día es un tema menor. Es cierto que Pedro Sánchez se había
puesto un poco burro con lo de no es no
y no ofrecía una alternativa mínimamente elaborada. Pero el espectáculo de un
Comité Federal que se reúne a las 9 de la mañana y a mediodía hay que llevarles
unas pizzas porque todavía no han conseguido ni siquiera fijar el orden del día,
es algo nunca visto por estas tierras. Yo creo que ahora van a tener que
negociar las abstenciones que necesite Rajoy para gobernar porque, como vayamos
a unas terceras elecciones, el PSOE va a sacar menos votos que UPyD, suponiendo
que exista todavía este partido. Les recuerdo que llevamos desde diciembre sin
gobierno. El 30 de diciembre comenzaba yo mi último post del año pasado
quejándome del aburrimiento de la política nacional y proponiendo como
alternativa hablar de la nave Rosetta y su hijo Philae a millones de kilómetros
de la Tierra. Diez meses después, seguimos en el mismo punto. La nave Rosetta
ya se ha estrellado contra el cometa. Yo me rompí un brazo, tuve una
recuperación más lenta de lo esperado y ya llevo un mes de alta. Se ha muerto
gente y ha nacido otra. Hasta se han separado Brad Pitt y Angelina. Y nada:
aquí seguimos sin formar gobierno.
Pero a nadie le importa una
mierda. La prima de riesgo sigue baja. Los poderes económicos no están
inquietos por la situación. Total, el poder político está tan subordinado a los
grandes intereses, que da igual que haya gobierno o no. Hace poco escuché a un
conferenciante de urbanismo que se felicitaba de que no hubiera gobierno,
porque así nadie cambiaba la Ley del Suelo y se podía planificar tranquilamente,
sin tener que andar todo el rato adaptando lo planificado a unas leyes
continuamente cambiantes. De todas formas, no olvidemos que de lo que se
trataba era de echar a Rajoy del poder. Y que hubo una ocasión perfecta para
ello a partir del pacto Sánchez-Rivera. Que es comprensible que Podemos no
quisiera sumarse a ese pacto pero, joder, sólo tenían que abstenerse. Pero no
lo hicieron y esa es una cagada histórica del señor Pablo-Pablito-Pablete. Que
lo pagó perdiendo un millón de votos, entre ellos el mío en las elecciones de
junio. Lamentable. Desde entonces está callado. Yo si quitaran de en medio a
este señor y se impusieran las tesis de Errejón, a lo mejor me hacía de Podemos
y todo.
Por intentar ser un poco
positivo, esperemos que Rajoy le haya visto las orejas al lobo y forme un
gobierno con ministros menos malos que Wert, Gallardón, Ana Mato o Fernández
Díaz. En el PP hay gente mejor, bien preparada y con capacidad de hacer una
política de derechas digna. Con el espectáculo que están dando las izquierdas,
tal vez sea lo mejor para el país en este momento. Además, como no cuenta con
los escaños suficientes, si vuelve a hacerlo tan mal, no durará más de un año o
dos. Lo que pasa es que la gente está harta de elecciones. Ya antes de las de
junio circuló por las redes este gráfico que sigue en plena vigencia.
Resumiendo. Que el panorama es bastante tétrico. Que el poder económico tiene todo bajo control y cada vez se hace más multinacional, las grandes empresas se comen a las pequeñas y se fusionan creando grandes estructuras. Que el poder político (el que podemos elegir con nuestros votos) va en sentido contrario, cada vez más disgregado y débil, completamente entregado a los grandes intereses. Que la gente está embrutecida con tanto móvil y tanto aparatejo, que el personal cada vez es más pasivo y más manipulable. Y que yo estoy acojonado con la posibilidad de que gane Trump, a pesar de que Hillary no me gusta nada. Que ese es el panorama en este otoño camuflado de veranillo. Por eso yo prefiero no hablar de la actualidad y contarles mis historias de Piter y de los daneses birreros, un esperpento este último que no deja de resultar sintomático: los tipos llevaban móviles último modelo y se movían por Madrid con el Google Maps. Palurdos 2.0.
Resumiendo. Que el panorama es bastante tétrico. Que el poder económico tiene todo bajo control y cada vez se hace más multinacional, las grandes empresas se comen a las pequeñas y se fusionan creando grandes estructuras. Que el poder político (el que podemos elegir con nuestros votos) va en sentido contrario, cada vez más disgregado y débil, completamente entregado a los grandes intereses. Que la gente está embrutecida con tanto móvil y tanto aparatejo, que el personal cada vez es más pasivo y más manipulable. Y que yo estoy acojonado con la posibilidad de que gane Trump, a pesar de que Hillary no me gusta nada. Que ese es el panorama en este otoño camuflado de veranillo. Por eso yo prefiero no hablar de la actualidad y contarles mis historias de Piter y de los daneses birreros, un esperpento este último que no deja de resultar sintomático: los tipos llevaban móviles último modelo y se movían por Madrid con el Google Maps. Palurdos 2.0.
Este es un foro que tiene como
objetivo fundacional ser positivos y optimistas. Para eso, en los momentos que
corren, no queda otra que abstraerse del contexto. Así que no me pidan que
analice la actualidad. Mejor me sigo mirando el ombligo y contándoles lo que
vaya observando en su entorno. Como despedida les dejo abajo otra imagen de las
que han circulado por ahí estos días. Detrás de ella hay un trabajo muy
elaborado. Es posible que el autor de tan minucioso trabajo, si mañana tiene
que votar sobre algún asunto crucial para los intereses de la colectividad, se
abstenga, o vote contra el sentido común. Pero qué gracioso el montaje. Ja.
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