Nos dan por todos lados. El Dépor
lleva tres o cuatro semanas haciendo el ridículo, nos caen goles por todas
partes, nos echan de la Copa y la única reflexión positiva que se me ocurre es que
no es mal momento para una cura de humildad. Menos mal que no fui al Bernabeu,
en donde el Mandril jugó a gusto y nos calzó un cinco a cero. Tengo que decir una
cosa, en mi calidad de aficionado, deportivista para nada forofo y
admirador del buen fútbol: me alegré por Zidane. Es un tipo guapo, elegante,
reconcentrado, discreto, estoico, modesto, parco en palabras, al borde de la timidez. Una persona que sabe
de dónde viene, de los barrios de emigrantes de Marsella, y es consciente de
que tiene que estar agradecido al mundo por haberle permitido salir de aquello,
por haber dispuesto de un don natural que ha sabido administrar con
inteligencia para poder vivir del invento. Pero, si alguien insulta a su
hermana, le mete un cabezazo, como se hace en la banlieue marsellesa. Con clase.
He visto a Zidane tres veces en
el Bernabeu. Tenía por entonces un par de amigos madridistas que a veces me
invitaban a ir al campo, a donde ellos acudían con el único propósito de ver a
Zidane, por si hacía algo fuera de lo común, igual que otros iban a todas las
corridas de Curro Romero, por si tenían la suerte de asistir a unos segundos de
arte. Por cierto, mis amigos dejaron de ir al campo cuando este señor se
retiró, así que ahora no tengo a nadie que me invite. Pero nunca olvidaré la
sensación que se extendía por el estadio cada vez que Zidane cogía la pelota y
avanzaba con su zancada perfecta. Se hacía un silencio reverencial, porque
sobre las cabezas del personal sobrevolaba la expectativa de que algo
prodigioso podía suceder y había que estar muy atento. Lo que hacía este señor
era diferente de lo que pudiera hacer cualquier otro futbolista que yo haya
tenido la oportunidad de ver en directo. Ahora es entrenador y se lo acabará comiendo la máquina de devorar técnicos que es este deplorable Madrís del tito Floren. Pero el otro día fue feliz, haciéndose a un lado y dejando que sus
jugadores disfrutaran de un Dépor muy blandito y marcaran un gol tras otro,
para celebrar que se habían quitado de encima al coñazo de Benítez.
Por lo demás, el Dépor ha tirado
la Copa de forma vergonzosa. El calendario está tan apretado que los clubes han
de jugar la Copa con el equipo B, para no agotar a los titulares. Y en los
equipos de poco presupuesto, como el Depor, el B es calamitoso. Por hache o por
be, el Depor lleva todo lo que hemos cumplido de año sin ganar un partido y
jugando cada vez peor. Tiene aun réditos de su primera parte de liga, pero ha
de andar con ojo si no quiere que le pillen los apuros de última hora. Ya sé
que el Dépor les importa una mierda a ustedes, mis lectores habituales, excepto a algún coruñés, pero es que, durante toda mi vida, los momentos buenos del
Dépor han coincidido con las épocas más luminosas de mi trayectoria vital, y es una especie de
termómetro anímico, que no suele fallar en sus predicciones. Esperemos
que el bisiesto no venga de nalgas, que el Dépor se salve sin apuros y que no
nos pase ninguna putada.
Lo del Dépor no me lo esperaba,
pero algunas de las otras cosas sí y ahí queda constancia en mis posts
anteriores. Por una vez he atinado en mis pronósticos, por ejemplo, en mis
reticencias a la hora de celebrar antes de tiempo el fracaso de Artur Mas y mi desconfianza
acerca de sus anuncios de que el lunes convocaba elecciones. Este señor ya
ha dado todas las muestras posibles de deslealtad, vileza, villanía, etcétera.
También de su falta de sentido del ridículo. Yo no sé si es consciente de que
acaba de propiciar un auténtico tamayazo,
cuadrando su grupo parlamentario con la torna
de los dos diputats que les faltaban.
Europa asiste estupefacta a la sustitución de Mas por un tipo que pasaba por allí, pero no sé de qué se sorprenden. El tío ya se
presentó de número cuatro, detrás de Romeva y dos damas independentistas. Ahora
ha recurrido al quinto beatle, para culminar este esperpento, más propio de los Beatles
de Cadiz.
Por otro lado, la jugada es
maestra. Tal vez han manejado encuestas que les decían que nunca ganarían esas
nuevas elecciones de marzo de las que Mas decía que tenía ya el decreto a falta sólo de la firma. Tanto hablar de las urnas y de que hable el pueblo y ya ven: que hable
el pueblo, sí, pero sólo si es a nuestro favor. Si es en contra, no. Así actúan estos
nazis. Si un día llegan a ser independientes lo primero que harán será prohibir
el derecho a decidir, para que no se les vayan los de Tarragona. Si no querían perder la ventaja, sólo tenían una
solución: la que han tomado, tan elemental como el huevo de Colón. Ante la insistencia de las CUP en que aceptarían a cualquiera que no fuera Mas, han hecho un
sacrificio de dama de libro. De libro de ajedrez. Sabrán ustedes que, tras un sacrificio
de dama, es posible avanzar un peón hasta el fondo del tablero y rescatarla.
Imagino que esa es la jugada de Mas. Está por ver si el nuevo unurabla resulta
un Medvedev de Putin, como espera su mentor, o sale respondón y se queda con el pastel, como ya
le sucedió a Zaplana con Paco Camps.
La cosa es bastante divertida,
pero empieza a darme miedo. No porque se separen o no, allá ellos. Sino porque
va siendo evidente que detrás de este circo hay unos intereses económicos muy poderosos, que
no se limitan a tapar el entramado de Pujol. Se habla de la existencia de unas 150 familias, las más poderosas de Cataluña, que sostienen chiringuitos similares. No sé. Algo
muy gordo debe de haber para que agarren a los dirigentes anticapitalistas de las
CUP, que ya habían demostrado cómo les gusta funcionar (discusiones bizantinas
de diez horas), les pillen de la oreja y les pongan a la orden, hasta hacerles aceptar en minutos un acuerdo con el capital puro y duro tan deshonroso para ellos. Y encima, les obligan a pedir disculpas y hacer una autocrítica al más puro estilo del PC chino. Algo
hay baixo o rabo y llegaremos a
saberlo, supongo. En ese sentido va el análisis siempre preciso del gran Jaume
Reixach, que pueden consultar AQUÍ.
Por lo demás, se nos ha ido David
Bowie, una referencia de mis años de juventud (hace como treinta años que no hacía
discos medio buenos), un tipo tan elegante como Zidane, que se merece un post
exclusivo que ya le dedicaremos. Bowie era un genio capaz de hacer negocio con
todo lo que tocaba y lo ha hecho también con su muerte, como veremos. Nos vamos
quedando sin referencias, empieza a no quedar ni el apuntador. Esta es otra
noticia que me ha pillado de sorpresa y ya saben cuánto me gusta hablar de los temas antes de que empiecen a aparecer en los periódicos. Así lo hice en el post
de cierre de 2015, con mi texto sobre la nave Rosetta y su hijo Philae. AQUÍ tienen el final de una historia que, como dicen en la noticia, parece sacada de
una canción de David Bowie. El tipo que, hace muchos años, nos contó como El hombre que vendió al mundo se
encontraba al final muy solo.
Pero no hace falta recurrir a la ciencia ficción
para experimentar el terror cósmico. Vean estas dos fotos. En la primera, pueden ver a mi hijo Kike haciéndose un selfie con un amigo en la plaza Sultanahmet de Estambul. La Mezquita Azul al fondo. Día 9 de enero por la mañana. La imagen de abajo es de ayer, día 12, a la misma hora. Supongo que reconocen los parterres, la verja baja trenzada, los bancos de madera. La bomba mató a diez alemanes que se hacían selfies en el mismo sitio, tres días más tarde.
Es imposible protegerse frente a esto. Uno puede optar por quedarse en su casa
para evitar riesgos. Pero los yihadistas pueden venir hasta aquí en cualquier
momento, hasta tu mismo portal. Tal vez si ustedes viven en Bollulos del Condado estén a salvo de
atentados. Por mi parte ya saben que soy un urbanita irredento. Que necesita la ciudad grande y contaminada para sobrevivir. Y acostumbrado,
desde el ataque a las Torres Gemelas, a convivir con el miedo. No me asusta mi muerte, como no le asustó a Bowie. Lo que
me aterroriza es la de los demás. De los míos. Así que, viene duro el año
bisiesto, pero no puedo quejarme. Podría haber sido peor.
Pues felicítese usted de que la onda expansiva no haya pillado a sus seres queridos. Es un mundo muy jodido y cruel este que nos ha tocado vivir. El tema del yihadismo es muy serio y no sé si estamos preparados para combatirlo. Veremos por dónde tira este año bisiesto que ha empezado de esta triste manera. Le deseo lo mejor.
ResponderEliminarLa suerte es algo decisivo en el mundo superpoblado y violento en que vivimos. La suerte hay que buscarla. Y luego tenerla. Pero, si no la buscas, seguro que no la tienes. Yo también le deseo lo mejor, quien quiera que sea
EliminarRaro que no haga usted, agudo por naturaleza, ni una mención al ínclito president molt honorable Carles Puigdemont, alias "Ni hablar del peluquín".
ResponderEliminarUn abrazo.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/tele/buenafuente-puigdemont-late-motiv-4809026
No lo menciono por su nombre. Me parece suficiente caracterizarlo como "uno que pasaba por allí", "el quinto beatle" (de Cadiz) y otras lindezas. Me parece aun más peligroso que Mas. Este es más simpático, comunica mejor y no parece tan mosqueón como el otro. LO de los catalanes tiene realmente mala pinta. Veremos por dónde tira. Un abrazo.
EliminarPor cierto, el de "Ni hablar del peluquín" era Yul Brinner.
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