Dice Lisardo que lo de incluir
algunos links no es un capricho suyo sino que, si yo meto un link determinado
en uno de mis textos, cada vez que alguien pinche en esa dirección, en la lista
de entradas de Google o del buscador que utilice, le saldrá la referencia de mi
Blog, como el de alguien que ha hablado sobre ello. Eso aumenta el número de
lectores potenciales del Blog, y contribuye a que la información fluya en todas
las direcciones. Esto del mundo digital es un poco agotador, pienso, mientras
me preparo para dar mi paseo de los sábados por el barrio.
Por ejemplo, dice Lisardo que el
Mercado de Antón Martín por fuerza ha de tener una Web. La he buscado y,
efectivamente la tiene: www.mercadoantonmartin.com/mam/
Me dirijo al mercado entre la lluvia fina de este tiempo otoñal que se nos ha
caído encima de repente. Entre medias, he aprendido a subir fotos, y aquí les
presento una. Los pescaderos y otros tenderos de toda la vida se van y dejan su
sitio a nuevos negocios como este puesto de compra venta de oro. Es la crisis.
El otro día, conté que había
encontrado cerrada la Ferretería regentada por dos señoras que se merecen una
declaración de BIC. Después constaté la deserción de mi pescadero y, uniendo
ambas cosas, cruzó por mi mente un presagio funesto. Hoy he ido directo a la
Ferretería, y he comprobado con alivio que las dos señoras siguen allí al pie
del cañón. Es más, el otro día hablé de Alzheimer y hoy tengo que rectificar y
pedir disculpas. La mayor de las hermanas aguanta el tipo y no se ha
deteriorado nada, o sea que su dolencia, si es que
tiene alguna, será cualquier otra de las muchas que acechan la mente de los ancianos.
La tienda estaba como de costumbre
en penumbra, cuando he entrado a comprar un cortaúñas. La hermana mayor estaba
en la parte de fuera del mostrador, sentada en una butaca y con un bastón. La
otra me ha atendido enseguida, me ha sacado un amplio surtido de cortaúñas y,
como siempre, nos hemos puesto a hablar de temas diversos (me ha contado que la
primera ferretería la abrió su abuelo, en tiempos de la Primera República).
Entre tanto, ha entrado otro cliente, y la hermana mayor se ha puesto nerviosa.
Le ha gritado a su hermana que ya estaba bien de cháchara, que había que
atender a todos. Como la otra no le hacía caso y seguía contándome cosas, se ha
puesto en pié bruscamente, con ayuda del bastón, y ha pasado al otro lado del
mostrador, para ver qué quería el nuevo cliente.
Cuando la hermana pequeña me ha
dado el cambio, el cliente ya se había ido de la tienda sin comprar nada.
Entonces las dos hermanas se han enzarzado en una discusión que la mayor ha zanjado
a gritos: ¡QUE TE DIGO QUE NO TENEMOS LO QUE QUERÍA!, antes de irse al interior
de la tienda. La pequeña me ha hablado entonces en susurros: ¡Ay, señor, qué
cruz la mía!, a mi hermana es que le sientan muy mal estos cambios de tiempo.
Lo dicho, habría que buscar algún tipo de catalogación como patrimonio
histórico artístico, para estas dos admirables señoras que enfrentan la crisis
con una decisión y un carácter asombrosos.
La Iglesia de San Sebastián, un
poco más arriba, es bastante fea en mi opinión. La anterior fue bombardeada por
la aviación de Franco en noviembre de 1936 y reducida a escombros. Se reconstruyó
después de la guerra, con el estilo repolludo de la época. Se dice que aquí
está enterrado, no sólo Lope de Vega, sino también una serie de arquitectos,
como Villanueva y Ventura Rodríguez. En realidad el cementerio estaba detrás,
en el lugar que hoy ocupa una floristería situada en el nº 2 de la calle
Huertas. Se cuenta que en tiempos de Larra, el joven poeta romántico José de
Cadarso fue sorprendido por unos guardias en este cementerio, mientras
intentaba desenterrar el cadáver de su amada, muerta unos días antes. Los
guardias lo llevaron directamente al manicomio.
El barrio está hoy engalanado
para la feria DecorAcción, un sarao anual que organiza la revista Nuevo Estilo,
patrocina el Ayuntamiento y se beneficia del dinero aportado por diversos
sponsors. Las tiendas adornan sus fachadas y las calles se llenan de elegantes tenderetes
de arte y antigüedades, con un punto Carnaby Street. La gente más cool de la ciudad invade las calles
durante los tres días que dura el evento, unas calles que seguramente no
volverán a pisar hasta el año que viene.
Los primeros sábados de cada mes,
los tenderos del barrio emulan este evento, de forma más modesta y sin sponsors,
en lo que llaman El Mercado de las Ranas. De regreso por el
interior del barrio, paso un momento a saludar a mis amigos Alejo, Rosa y
Pascal, los promotores de La Pizzateca, un establecimiento verdaderamente
original. Por 5 euros, uno puede comerse una porción de pizza y llevarse uno de
los libros de bolsillo que editan ellos mismos. Alejo, que dirige la parte
culinaria, ha aprendido el oficio con los mejores pizzeros de Italia. Un lugar
perfecto para solucionar una cena apresurada en cualquier noche de farra en el
barrio. ¡Ah! Se me olvidaba el link: www.lapizzateca.com.
Termino mi ronda de hoy tomándome
un manzanilla bien frío en La Venencia, un bar único en Madrid, que se merece
una entrada aparte. Ya hablaré de él otro día. De vuelta a casa, las calles
siguen abarrotadas de gente elegante, pintores, escultores, marchantes de arte,
artesanos de nombre, anticuarios y empresarios de la cultura. Merodean entre
los puestos callejeros, acompañados por sus familias, todos vestidos con caros abrigos de entretiempo,
pantalones de pana, gorras de paño, largos foulards
al desgaire. Me recuerda un poco el ambiente del hipódromo. A esta gente no les
afecta mucho la crisis por ahora.
Aquí lo dejo, que otra de las
críticas de Lisardo es que mis textos son un poco largos, que tengo que
reducirlos. Hoy mi blog tiene un punto melancólico y lo siento, espero que me
dure poco. Mi guerra tiene muchos frentes, algunos nuevos, de los que no voy a
hablar aquí. A ratos, la calle se llena de gentes indignadas que piden cosas justas y a
los que corren a palos. Y el cielo ha adoptado un tono gris invernal que tampoco
ayuda. A mí, que ya voy siendo mayor, como a la señora de la Ferretería,
también me afectan los cambios de tiempo.