Aquí sigo a mi tran-tran casero, con un tiempo excepcionalmente frío, sobre todo en mi ático del Barrio de las Letras, un piso muy expuesto y especialmente sensible a los vientos fuertes y las temperaturas gélidas. Hace hoy una semana que terminé y publiqué mi post anterior, empezado un día antes. Desde entonces, las cosas han seguido su curso sin grandes novedades. Acabado mi trabajo con el blog, cené algo ligero, leí un rato y me fui a dormir. El miércoles por la tarde acudí al aeropuerto a recoger a mi hijo Kike que venía a Madrid en viaje de trabajo. Con el coche lo acerqué a casa y seguí después a mi clase de guitarra. Previendo la premura entre ambas citas, había cargado la eléctrica en el maletero antes de salir de casa.
Tuve una intensa y larguísima clase de la que salí bastante cascado, porque con motivo de mi viaje a París había faltado a las dos clases anteriores. Nada más salir de la academia, miré mi móvil para ver cómo iba España en la final de la Nations League de futbol femenino. Íbamos ganando dos-cero. Conduje hasta mi garaje, subí a casa: el partido estaba recién terminado y las chicas esperaban ya para recoger la copa. Kike había invitado a cenar a una pareja de amigos, evento al que me sumé y para el que estaba preparando unos spaghettoni cacio e pepe, que se pueden imaginar cómo estaban. Abajo la foto que nos hicimos después de tan estupenda cena.
La sobremesa se prolongó divertida, hasta que los amigos se fueron. Entonces, me puse el partido entero en diferido; tanto me gusta ver cómo juegan estas chicas que mantienen un grado de excelencia admirable. Ahora mucha gente las sigue pero, cuando yo empecé a hablar de Athenea del Castillo o de Aitana Bonmatí en este blog, muchos de mis lectores se lo tomaron como otra extravagancia de las mías, como la que me traigo con Samantha Fish. Háganme caso: estas chicas juegan como los ángeles. El gol que marcó Bonmatí a Holanda en la semifinal merece la pena ser visto. Más abajo tienen el resumen de este partido, que ese día vi en directo, recién llegado de París. Son tres minutos, por si alguien quiere repasarlo.
El primer gol de España, lo marca Jenny Hermoso haciendo una especie de tuya-mía entre sus dos piernas, hasta que encuentra el hueco para tirar, un gol de veterana con muchas mañas. Pero es que el segundo, de Bonmatí, es de verdadero escándalo. Mientras la extremo avanza por su carril, se puede ver a Aitana corriendo como loca por el centro, para llegar antes que todas las defensas, levantar la pierna derecha y fusilar a la portera a bocajarro. Este tipo de jugadas, que en su día hacía Di Stefano, se ven ahora con poca frecuencia en el fútbol masculino.
Mientras yo veía la final en diferido, mi hijo se acostó, que tenía que madrugar al día siguiente. En efecto, el jueves se levantó muy pronto y se llevó mi coche para llegar a la primera reunión de trabajo que tenía, en la sede de su empresa en Torrejón. Yo remoloneé en la cama un buen rato, me levanté para mi clase de inglés on line y dediqué el resto de la mañana a mis negocios. Comí un par de tostadas con tomate y jamón, me eché una siestecilla y luego caminé hasta mi centro de yoga. Al salir de clase, me obsequié con un potaje de garbanzos, bacalao y espinacas en el Ricla, el bar de mis amigos, que me tenían ese plato preparado para festejar mi regreso venturoso desde París.
El viernes me levanté con mi hijo, que ese día teletrabajaba, desayunamos bien y echamos la mañana cada uno a sus cosas. A mediodía, Kike me hizo otra pasta espectacular, antes de seguir trabajando hasta las seis. Entonces recogió sus cosas y se fue a casa de su madre, donde se ha hospedado el resto de su viaje. Yo me acerqué al centro a comprar café en La Mexicana y alguna cosa más en el súper del Corte Inglés, en donde suelo comprar las cosas que no encuentro en el Alcampo de mi barrio. Volví, coloqué las compras en sus lugares respectivos y salí de nuevo. Tomé el Paseo de las Delicias y caminé por él media hora para llegar al Teatro Español del Matadero. Había quedado allí con un grupo amplio de amigos para ver la obra Vania x Vania, que les recomiendo encarecidamente ver: creo que es una de las mejores obras de teatro que he visto este año.
La obra la ha montado la compañía Kamikaze, que regentó el Teatro Pavón en Lavapiés hasta que tuvo que cerrarlo. Y se representa en dos versiones. La primera es fiel a la obra de Chejov (Tío Vania, 1899) y la presentan los seis actores sentados en sillas, sin escenografía alguna, solamente mueven en ocasiones alguna silla o se tiran al suelo. En la segunda hay una escenografía y la obra se reinterpreta trayendo la problemática de la Rusia rural del siglo XIX a la Castilla actual. La crítica y, digamos, la intelectualidad teatrera de Madrid, se han puesto de acuerdo en que es imprescindible ver las dos versiones, a elegir: el mismo día una detrás de otra, o en días sucesivos. A mí esto me parece un exceso y ya les digo que me he limitado a ver la segunda, que me ha parecido magnífica. La adaptación al tiempo actual, el guion y la actuación del repertorio es magnífica, destacando un Javier Cámara que está inmenso.
Le había visto en numerosas películas, sé que es un buen actor, excelente por ejemplo en Truman, con Ricardo Darín. Me gustó menos en El olvido que seremos, porque lo veía a él y no al personaje que representaba, el padre asesinado del escritor Héctor Abad. Pero verle en directo haciendo teatro es una experiencia única. Con enorme maestría y empatía, representa al típico campesino amargado por no haberse ido a la ciudad como otros, que comprueba que toda su vida es un fracaso y lo expresa con grandes aspavientos ante los demás personajes que intentan animarle. La problemática es igual en la Rusia antigua que ahora en la España vaciada. Por eso sacan los tractores y vienen a dar la murga a las ciudades, porque están desesperados.
Salimos del teatro abrumados, para encontrarnos con una noche tan gélida e intempestiva que ni siquiera nos tomamos la caña de después. El sábado subí por la mañana a una nueva sesión de yoga, luego me tomé la reglamentaria torrija con un vinito dulce y un café en La Casa de Las Torrijas y a continuación cogí el Metro para acercarme a la Vallecas profunda a tomarme el aperitivo con mis colegas músicos Henry Guitar y Críspulo a los que tenía muchas ganas de ver. Recalamos esta vez en el bar Bada Vink, un antro de la zona de Palomeras ya al límite con la M-40, donde te ponen de tapa cosas como callos con garbanzos y oreja. Hicimos buenas risas y bebimos lo que corresponde en estas ocasiones, antes de retirarnos a nuestros cubiles respectivos, en mi caso a comer algo rápido para echarme una buena siesta.
Después estuve trabajando en los asuntos que tengo entre manos hasta la noche y ya no salí más. El domingo, mi hijo Kike decidió organizar una comida conjunta conmigo y con su madre, como suelen hacer tanto él como su hermano Lucas, cada vez que vienen a Madrid. Se decidió democráticamente que yo pondría la casa, Kike cocinaría y su madre aportaría el vino y el postre. De nuevo nos hizo una pasta estupenda, esta vez con judías verdes y tomatitos cherry incorporados. La cosa se prolongó bastante, incluso sacamos una botella de cava que tenía yo en la nevera, todo ello para gran deleite de Tarik Marcelino a quien le encanta que venga gente a casa. Vean como eligió entre los tres contertulios al que le ofrecía más tranquilidad y asiento mullido.
A las siete de la tarde los eché de casa porque quería centrarme en ver el partido del Dépor, del que les hablaré más abajo. Luego, celebré la importante victoria con una cena en condiciones y me acosté, feliz como una perdiz. Ayer lunes dediqué la mañana a mis asuntos particulares, comí unas sobras que tenía por ahí de los días anteriores y me puse a escribirles, pero no me dio tiempo a terminar el post, porque tenía yoga de siete y media a nueve. Esta mañana también he estado muy ocupado, pero a eso de la una me he cogido el coche y me he acercado a comer al Campo de las Naciones, donde mi antiguo trabajo, al bar de mis amigos Sonia y Mon a los que hace tiempo que no veía. Y después de la correspondiente siesta me he sentado a acabar este post. Por cierto, Kike tuvo que trabajar ayer, pero se fue en tren a Torrejón con todo su equipaje. Por la tarde, al terminar su trabajo, se fue en un taxi al aeropuerto, que está al lado, y se volvió a París, hasta la próxima misión.
Pero, a lo largo de este texto les he hablado varias veces de algunos asuntos que me han tenido ocupado estos días y a los que hace referencia el título del post. Hay en este apartado algún tema familiar con mis hermanos, que no les voy a explicar aquí, pero también algunos asuntos más blogueros, que ahora les cuento, además de ponerles al día de la actualidad del Deportivo de La Coruña, que de modo sorprendente se ha puesto a jugar bien después de Navidad y tiene a todo el mundo asombrado. El primero de estos asuntos tiene que ver con un joven urbanista que se llama Will McCurdy, imagino por el nombre que es escocés, que estudió en la Paris-8 y está preparando un estudio o tesis sobre las formas en que las grandes ciudades europeas están adaptando su modelo urbano a propuestas con un enfoque más medioambiental.
Alguien le dijo a este buen hombre que yo podría darle unas opiniones fundamentadas sobre el tema, no sé si fue Alain Sinou o tal vez alguno de los alumnos a los que di clase el año pasado y con los que sigo conectado por Linkedin. Porque fue antes de mi viaje a Paris cuando este chico me escribió. Le contesté que iba a estar diez días en París y que tal vez podíamos encontrarnos para un café, o en la universidad, pero me dijo que justo esos días estaba de vacaciones fuera de París (efectivamente, se trataba de esa semana de descanso que en Francia se lleva a rajatabla). Entonces le propuse que me mandara un cuestionario, yo le daría mis opiniones sobre los diferentes temas y, después de que él se estudiara mis respuestas, podríamos mantener un encuentro vía Zoom. Es la forma en que se hacen estas cosas en los últimos tiempos.
Así que me mandó un cuestionario muy amplio, que recibí en París y sobre el cual le dije que no me pondría a trabajar hasta mi vuelta. Durante unos días me dio un poco de pereza ponerme con él, ocupado en mis diferentes asuntos, pero este fin de semana ya le metí el diente y ha sido algo bastante laborioso. Porque yo lo he escrito primero en español y luego he tenido que traducirlo al inglés. La versión española se la envié a mi amigo napolitano Gianni Rondinella, que es más especialista en este tema que yo, y que me contestó que estaba de acuerdo con mis manifestaciones a un 99%, si bien me hizo alguna matización que incorporé. Porque mis opiniones sobre cómo se están haciendo las cosas en Madrid son muy críticas, como no podía ser de otra manera. No es que lo diga yo, es que en cualquier ranking que se elabore, Madrid aparece a la cola como ciudad adaptada a la bicicleta, tanto en relación con las grandes capitales europeas, como con las demás ciudades españolas.
Lo que yo le dije a este señor es que, para mejorar la calidad del aire en las ciudades, puesto que de eso se trata en suma, hay que adoptar dos tipos de medidas, unas preventivas y otras correctivas. Y en Madrid, ahora mismo sólo se aplican las segundas. Las medidas preventivas pasan por una voluntad política de cambiar el modelo de movilidad urbana y una planificación estratégica con ese objetivo, como la que empezamos a poner en marcha después de la victoria de la señora Carmena y que se continuó en los años siguientes, mientras el urbanismo estuvo en manos de Ciudadanos. Ahora, el PP prácticamente ha disuelto la Dirección General que nosotros montamos, y solamente el área de Medio Ambiente implementa algunas medidas para disminuir la contaminación, pero la calle sigue dominada por el automóvil.
Hay que recordar que el automóvil es ahora mismo el único elemento contaminante, toda vez que la industria ha desaparecido de esta ciudad, convertida en centro de servicios y oferta para el turismo. También han desaparecido las calefacciones de carbón, después de una larga lucha del Ayuntamiento en este terreno, que podemos englobar en lo que yo he llamado medidas correctivas. Así que sólo queda el coche, un medio de transporte individual cuyos partidarios acérrimos votan todos al PP, que naturalmente ha de cuidar este semillero de votantes. Pero la ciudad se va poco a poco rezagando en este terreno, no sólo ante París, Londres o Berlín, sino en comparación con Barcelona, Valencia o Sevilla. La última pregunta del cuestionario era si yo consideraba a la ciudad capaz de cumplir los objetivos de la Agenda Urbana 2030. Mi respuesta es que me parece imposible, a menos que se empiece a cambiar ya el modelo de movilidad urbana, algo que no parece que vaya a suceder.
Otro asunto que me ha llevado su tiempo tiene que ver con mi amigo coreano Wooyun Chung. Este señor, Ingeniero de Caminos que trabaja para el KDI, Korean Development Institut, el mayor think tank de Corea y uno de los mejores del mundo, me visitó con unos colegas en 2016 y me tocó enseñarle las instalaciones de Madrid Calle 30 y el parque Madrid Río, tras de lo cual, me los llevé a un bar a comer con unas cervezas y sellamos nuestra amistad. El año pasado, Woo Chung reapareció para pedirme que atendiera a un colega suyo, que se llama Han y está preparando un proyecto de una autopista en Corea que ha levantado una oposición muy potente de toda la población afectada por su trazado. Woo le aconsejó que viniera a Madrid, en donde habíamos tenido un caso semejante, y donde él le pondría en contacto con la persona que mejor le podía explicar el proceso.
Todo esto se contó en el blog, y también que el tal Han era un tipo bastante estirado, algo de lo que Woo me había advertido en tono medio de broma. Bien, pues Woo me escribió en febrero, porque va a venir de nuevo a España, esta vez a Granada, Jaén y Velez-Málaga, para estudiar in situ tres casos de implantación de un tranvía, el primero exitoso y los otros dos fracasados. En su correo, que recibí antes de irme a París, me decía que la traductora con la que cuentan en España, mi amiga Mía Li, estaba teniendo muchas dificultades para conseguirles encuentros con instituciones como los ayuntamientos respectivos o la Junta de Andalucía. Le pedí unos días para ver qué podía hacer. Y entonces recordé que, con mi grupo de senderistas habíamos visitado Jaén, guiados por un miembro del grupo que es de allí, aunque vive en Alcalá de Henares.
Recuerdo perfectamente la ciudad surcada por las vías de un tranvía que no había llegado ni a inaugurarse y de la que ni mi amigo ni los lugareños querían hablar, porque les daba vergüenza. Así que llamé a mi amigo, y resultó que su hermano mayor, que se llama Santi, había trabajado en el proyecto del tranvía, como ayudante de obras públicas, antes de jubilarse. Me dio su teléfono y hablé un rato con él. Me contó que el tranvía de Jaén había sido el proyecto estrella del Ayuntamiento socialista; que estaba a punto de inaugurarse cuando se convocaron elecciones locales, y que el PP hizo su campaña sobre la idea de que si ganaban revertirían el asunto (como hacen siempre) y que ganaron y cumplieron su promesa. El tranvía lleva parado desde 2011, con las vías criando verdín y los tranvías en la cochera.
Sin embargo, parece que ahora hay un acuerdo de consenso para revitalizar el tema. Este acuerdo se debe a dos factores: por un lado, Ayuntamiento y Comunidad son del mismo partido, PP, y por otro, influye también el talante del actual presidente autonómico, Moreno, que representa la línea más moderada y razonable dentro del PP. El caso de Vélez Málaga es similar, se invirtieron 40 millones en una línea de tranvía que uniera el pueblo con la zona de bloques de hoteles y apartamentos de la playa, pero el proyecto se abandonó, entre sospechas de corruptelas diversas. Y ahora hay también consenso, pero en este caso para enterrarlo del todo. Y Granada dispone de un tranvía que une los municipios de la corona del entorno entre ellos y con el centro de la ciudad, por lo que está conceptuado como caso de éxito.
Es un tema tan llamativo que hasta en Corea se interesan por él. El caso es que puse en contacto a Mía Li con Santi, quien les ha conseguido entrevistas con los ex alcaldes de Jaén y Granada que impulsaron los proyectos. Woo y dos colegas llegan la semana que viene a Granada donde han cogido un hotel con Mía. Y tienen previsto viajar a Jaén el día 14 por la mañana para entrevistarse con el ex alcalde. Santi les acompañará y yo también, porque me interesa mucho el tema y me apetece encontrarme de nuevo con Woo. Así que el miércoles 13 cogeré mi coche por la tarde y viajaré a Jaén en donde he reservado un hotel céntrico. Esa noche me iré de cañas con Santi, a quien sólo conozco por teléfono, pero lo suficiente para saber que es un gran tipo. Y el jueves, ambos nos encontraremos con los coreanos para la visita técnica a las instalaciones del tranvía y el encuentro con el ex alcalde. Luego comeremos juntos en algún restaurante típico y cada oveja a su redil.
La organización de todo esto me ha llevado también su tiempo, como se pueden imaginar. Pero me ha quedado margen para seguir al Dépor de mis amores, que lleva un año esplendoroso. Les recuerdo que mi equipo de toda la vida está por cuarto año consecutivo en la tercera división del fútbol nacional. A pesar de ello, la afición le sigue apoyando a muerte en un caso de fidelidad sin parangón en el mundo, como ha resaltado hasta la prensa extranjera. Hace mucho que no hablo del Dépor porque me tenía muy disgustado su deriva de estos años, penando por una categoría que no le corresponde. En verano, la propiedad, en manos de la entidad bancaria Abanca, decidió echar a todo el mundo y renovar a los jugadores, el equipo técnico y la estructura del club. Y los primeros meses han sido terribles.
Hasta que se ha ido engrasando todo, el equipo ha ido de culo, llegando incluso a ocupar plaza de descenso a la cuarta categoría. Las navidades mostraban al equipo en mitad de la tabla, a diez puntos del primer puesto, que es el que da derecho al ascenso directo. Pero desde el uno de enero, el equipo ha recuperado lesionados, ha empezado a jugar bien y el resultado es que ha ganado ya nueve de los diez partidos jugados, los últimos siete seguidos y los últimos cinco por amplias goleadas. Este domingo ganaron al Lugo por 4-1, alcanzando ya el liderato. Si seguimos así, subiremos este año a segunda y empezaremos a luchar para volver a primera, que es donde tenemos que estar por afición y por historia.
Por ahora, el Dépor es el equipo que más puntos ha sacado este año en todas las divisiones, tres más que el Real Madrid que lidera la primera. Con lo mal que lo hemos pasado en estos años, esto es un subidón que yo ya no me esperaba. Así que volveré a hablar de este tema en el blog, donde hace mucho que no me ocupaba de él. Les recuerdo que, tanto el fútbol femenino como la tercera división se pueden ver gratis por la tele, lo que ayuda bastante porque ya les he dicho que a mí me prohíbe mi religión pagar por ver fútbol en la tele. Si el Dépor sube a Primera, reconsideraré seguramente este precepto. O si se rescata la fórmula del pay-per-view. Yo pagaría lo que me pidieran por ver un partido concreto que me apeteciera ver. Pero que no cuenten conmigo para sumarme a ninguna plataforma. No quiero ser socio de ninguna plataforma que me admita a mí como socio, como decía Groucho (Marx, no el Coronel). Asi que, lo dicho: que sean buenos.
Tenga cuidado, a ver si va a venir también San Chin Chun y le vende una partida de mascarillas podres.
ResponderEliminarMuy buena la coña, se agradecen estos comentarios.
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