jueves, 6 de octubre de 2022

1.174. Leña al mono hasta que hable inglés

Buenos días, amigos y amigas. ¿Cómo dicen? ¿Que si me he pasado al llamado lenguaje inclusivo? No, no. Para nada. Odio profundamente esa tontuna tan generalizada entre los políticos y oradores de todas las tendencias, especialmente las escoradas a la izquierda. Esto es otra cosa, esto es el saludo de cortesía de toda la vida, como lo de señoras y señores, emulación del anglosajón ladies and gentlemen. Además, este tipo de tontunas continuamente se van quedando atrasadas y se ven superadas por otras tontunas aún mayores y, ahora mismo, si yo quisiera estar a la última, tendría que decir amigos, amigas y amigues, que manda cojones. En fin, que vengo hoy caliente y dispuesto a dar caña de nuevo de un tema del que pensé que no tendría que hablar más. Pero me siguen llegando mensajes varios con opiniones diametralmente opuestas a la mía, y tengo que defenderme. Así que, nada: leña al mono hasta que hable inglés.

Pero vayamos por partes. Para empezar, quiero precisarles que he decidido aumentar el lapsus entre post y post de tres a cuatro días. Ese ritmo acelerado, que he llevado en muchas épocas del blog, lo retomé a partir de la constatación de que este va a ser mi año con menos entradas, lo cual se debe a la falta de tiempo por el sinvivir. Pero tengo claro que, por mucho que corra, no voy a poder revertir la situación. Así que mejor relajémonos. El otro día, paseando con mi amigo X desde el restaurante Jai Alai hasta la parada de bus después de despedirnos de nuestros contertulios, mi querido amigo pasó a comentarme sus impresiones sobre el blog y empezó por arrugar mucho la nariz y el gesto en general, para decirme: Estás escribiendo mucho últimamente. No necesito que nadie más me lo diga; mantener un ritmo de un post cada tres días puede acabar por agotar a mis lectores y que el blog muera de éxito, como suele decirse.

Así que, uno cada cuatro días. Hoy me toca hablar del mundo exterior, de lo que hay al otro lado de la puerta. Y empezaré por anunciarles que esta tarde, después de terminar mi ritual yoga-Ricla, no me voy a ir a casa a echarme la siesta como de costumbre, sino que cogeré el Metro para participar en la concentración convocada a las 18.30 frente a la embajada de Irán, en apoyo del movimiento de las mujeres de ese país, que están hasta la punta del pañuelo de tener que cubrirse la cabeza y vestirse según la moda de la Edad Media. Como seguramente saben, la protesta se ha encendido a partir de un suceso concreto. El 13 de septiembre, la joven Mahsa Amini, de 22 años fue detenida mientras paseaba por Teherán. La detención la perpetró la llamada policía de la moral y el motivo, que la chica llevaba mal puesto el pañuelo, de modo que dejaba fuera una parte del flequillo, quién sabe si por descuido o por una simple coquetería (no estaba en ningún movimiento político o de resistencia feminista).

Lo siguiente que se supo de ella es que, según la citada policía de la moral, la chica había muerto en las dependencias policiales a causa de un paro cardiorrespiratorio inesperado. Todo el mundo entiende lo que eso quiere decir. Que le dieron una paliza de muerte y se les fue la mano. Inmediatamente empezaron las protestas de las mujeres por todas las ciudades de Irán. Y las muestras de apoyo en todo el mundo. Cuando una situación es insoportable, basta una chispa para que todo eche a arder y, si no, recuerden las primaveras árabes, narradas en este blog, que empezaron cuando un vendedor ambulante de frutas fue humillado por una policía tunecina, detenido y llevado a la comisaría donde le confiscaron la mercancía. De allí fue directamente a comprar un bidón de gasolina y un mechero, para inmolarse a lo bonzo delante del Ayuntamiento de su pueblo. Esto de ahora es algo similar y vean una foto de las protestas en el propio Irán, en donde portaban en alto fotos de la chica asesinada.

Creo que el caso de esta chica no se puede consentir (como el del descuartizamiento de Khashoggi en Estambul) y allí me tendrán esta tarde, puño en alto, junto a las chicas que han decidido cortarse el pelo y mostrarlo en alto como símbolo de su protesta. Ahora viene la pregunta del millón. ¿Creen ustedes que al participar en esta actividad vespertina soy coherente desde un punto de vista ético e ideológico? Yo creo que sí. Ya les he dicho que yo no soy de izquierdas ni de derechas, simplemente sigo las sencillas enseñanzas de mi padre: no matar, no robar y, ante cualquier decisión, elegir siempre la alternativa que cause menos daño (a mí y a los demás). De acuerdo con eso, participé en todas las manifestaciones contra la agresión USA a Irak, en base a unas armas de destrucción +IVA, que luego resultaron inexistentes. Ya les conté que iba a esas manis con mis hijos pequeños provisto de una pancarta de colorines que me fabriqué yo mismo y que rezaba Give peace a chance.

Para mí está bien claro. Si yo protesté por lo de Irak, y me indigné por lo de Khashoggi, tengo que indignarme y protestar por lo sucedido en Irán. Y sigo: también por lo que está pasando en Ucrania ¿o no? Ah, no, disculpen, se me había olvidado que, en este caso, las cosas no son tan sencillas, a Putin lo han provocado y acorralado, el Zelensky ese no es trigo limpio y la culpa de todo la tienen los yanquis. Y Gorbachov, que casi se me olvida. POR FAVOR. ¿Quiénes son aquí los incoherentes? Díganmelo (hermosa palabra sobresdrújula del castellano). Yo lo tengo muy claro: hay cosas que son perversas y condenables en sí mismas y en esos casos me importa un rábano la génesis de cómo se ha llegado a esa situación y si al animal de pezuña lo han provocado o no. Les he repetido el ejemplo varias veces: si a mí me atracan por la calle y matan a un acompañante mío que se resiste, yo no quiero saber las razones del atracador para dedicarse a semejante oficio.

Lo repetiré todas las veces que haga falta. Que al señor Khashoggi lo detengan cuando va a pedir un documento en la embajada saudí de Estambul y lo hagan picadillo, no tiene pase. Que maten a una chica que va paseando por la calle por llevar el pañuelo torcido no tiene pase. Que los USA invadan Irak comandados por el Tontolbush, el Tontolblair y el Tontolaznar, no tiene pase. Y que el Hijo de Putin ataque Ucrania, bombardee barrios habitados y mate a decenas de miles de civiles inocentes tampoco tiene pase. Y eso no admite matizaciones. Sin embargo, no se han hecho manifestaciones de protesta como las masivas contra la invasión de Irak, o la de esta tarde ante la embajada de Irán. ¿Qué pasa? ¿Es que aquí sólo nos movemos contra las cosas que vienen de un lado? ¿O es que hay que esperar a que lo diga San Pablo Iglesias; ese santo creado por Villarejo, Cospedal y Fernández Díez?

Otra pregunta del millón. ¿Por qué sigo dando el coñazo con esto? Pues porque me siguen bombardeando con mensajes por correo, teléfono y hasta en el barrio. Y me veo obligado a insistir. De los cuatro grupos que definí cómo críticos con la ayuda a Ucrania, de dos de ellos no merece la pena decir nada más. Me refiero a los conspiranoicos, terraplanistas y similares (en los que incluyo a mi amiga M. que me hizo ponerme un imán de la nevera en la vacuna para ver si se me quedaba pegado, y también a Jurgen mi peluquero) y los pacifistas que emulan a Daladier y Chamberlain. Luego están los aterrorizados ante la posibilidad de una guerra nuclear. El miedo es libre y los aterrorizados tienen todo mi respeto. Casualmente dos de las personas a las que he visto pasar más miedo con la pandemia están ahora en esa línea. Yo, obviamente, no quiero que llegue un holocausto nuclear pero, ahora mismo, esto no es más que una posibilidad y yo sigo siendo ese boomer agradecido hasta el infinito y más allá de haber vivido 71 años de paz y democracia (incluyendo 24 años de franquismo en los que tampoco me lo pasé tan mal). Pero entiendo que el miedo es libre y hay que respetar la capacidad de cada uno para aterrorizarse.

A los que menos comprendo es a los del cuarto grupo, los podemitas y simpatizantes. Es que, como les dije, a mi no me adoctrina nadie. Y yo recibo presión de este grupo, proveniente de personas que no se conocen entre sí, pero que me dicen todas lo mismo. Todas adoran a Chomsky. De este señor ya he dicho que me merece un respeto reverencial, que me parece cojonudo, que me encantan los octogenarios cascarrabias que van a la contra como él o como Fernando Terán. Pero no por eso me siento obligado a compartir todas sus opiniones. También hay otra serie de leit motivs, por ejemplo, el desprecio por Gorbachov, un señor que se equivocó por ser un ingenuo y que es el culpable de todo lo que ha pasado después (por cierto, desde este sector también se dice que Carmena se equivocó y por eso perdió, San Pablo Iglesias no tiene ninguna culpa de ese desastre). Qué casualidad que todos los que me hablan desde esa postura se guíen por las mismas fuentes.

Lo voy a personalizar para que entiendan lo que quiero decir. Agosto finales. Viene mi hijo Lucas y está unos días en mi casa. El día en que ha de coger el vuelo de vuelta, comemos con mi ex, la madre de la criatura. Y acabamos discutiendo a gritos por este tema. Lucas, con su fina ironía de millenial, me comentará después: me lo he pasado muy bien con vosotros dos, hasta que se ha metido por medio Zelensky, luego ha sido un poco coñazo. Bien los argumentos que recibo son los de siempre, más el seguimiento de Chomsky y el artículo de Javier Valenzuela sobre Gorbachov, que todos han leído. Por chinchar, la comparo con mi amiga M. y le cuento lo del imán de la nevera. Se ofende mucho por la comparación y me dice que ella se basa en fuentes fiables, y me cita a Pedro Poch, ex corresponsal de La Vanguardia en Moscú. Días después, me manda por mail uno de sus artículos, para que me vaya culturizando. Lo leo y más abajo les comento mi opinión.

Primeros de septiembre. Me tomo una caña con mi amigo J. uno de los floristas del barrio que me decoraron la terraza. Acabamos con la misma discusión. Y también me habla de Chomsky, del pobre Gorbachov que la cagó con la perestroika y, ¡qué casualidad, hombre! de Pedro Poch, de quien me recomienda otro artículo diferente que leo. Tercer input: mi queridísima amiga África, con la que espero encontrarme esta tarde en el merdé iraní, me manda esta semana un artículo, para que me entere de lo que se dice desde una versión alternativa a la mía. ¿Saben de qué autor? Sí señor, han acertado: de Pedro Poch. He leído, pues, al menos tres artículos de ese Pedro Poch, que son todos el mismo artículo. Textos escritos desde el prejuicio, el rencor y el antiamericanismo más rancio, cebado en sus años de estancia en Moscú como corresponsal. Hombre, todo el mundo tiene que ganarse el cocido y, si este señor escribiera lo mismo que la mayoría, digamos, proyanqui, no le publicarían ningún artículo, porque él no tiene el prestigio de Chomsky.

Pero a lo que voy no es a eso. Es que mi ex y madre de mis hijos, mi querida amiga África y J. el florista del barrio no se conocen de nada. Y sus opiniones y sus fuentes son idénticas. Clónicas. ¿Qué les sugiere esto? Pues yo lo tengo muy claro y he de remitirme a muchos años atrás, a mi primer año de bloguero. Tal vez algunos lo recuerden. Al principio yo estaba muy preocupado por revisar las estadísticas de visitas (las seguí comprobando con frecuencia hasta que me convencí que eran bastante poco fiables). Y en un momento dado, el contador de visitas por países empezó a mostrarme números masivos de visitas desde Rusia. Es que cada día entraban a ver mi blog 50 personas en España y más de 600 de Rusia. Me preocupé y consulté con una garganta profunda del proceloso mundo de la informática, antiguo hacker que ahora ha sido contratado por una empresa para que les defienda de ese tipo de hackeos. Su respuesta: no te preocupes, los rusos llevan años pirateando todas las páginas occidentales de internet, hasta los blogs más privados y acumulando información de todo tipo, no se sabe para qué, aparentemente sin ningún objetivo concreto, porque no tienen medios para procesar todo ese volumen de información.

Años después, sabemos cuáles eran esos objetivos concretos, porque está demostrado que los rusos movieron hilos informáticos para favorecer la victoria de Trump, el Brexit y la línea de los independentistas catalanes. Cualquier cosa que contribuyera a desestructurar el mundo de las democracias occidentales, que tanto odia el Hijo de Putin (recuerden que, en el colmo del despendole y la molicie, hasta comemos fuagrás). Por cierto, para mí el paraíso del mundo democrático no es USA, desde luego, ni siquiera el Reino Unido; es Francia, es Suiza, es Italia y son los países nórdicos. Y nosotros, que intentamos acercarnos a ese modelo, pero tenemos unos políticos muy malos. ¿Soy un conspiranoico por pensar que Rusia está moviendo los hilos de la información para favorecer todo lo que suavice las opiniones negativas sobre ellos? ¿Que detras de esa coincidencia de fuentes hay un algoritmo que selecciona la información que se te envía para que te refuerces en tus opiniones en bucle? No lo sé, obviamente no estoy seguro, pero no me extrañaría nada.

Así que, como me bombardean con Pedro Poch y otros pedorros (entre pedros y pedorros sólo hay una o de diferencia), pues yo contraataco y vuelvo a insistir en lo que ya dije. Pero mi amigo Alfred y otros seguidores del blog me llamaron para regañarme por mi intolerancia, cuando dije que no quería escuchar comentarios con opiniones diferentes a la mía. Tienen razón y ya me disculpé por ello. Pero creo que puedo aportar una matización. Aquí lo que hay no es una diferencia de opiniones, sino de enfoques. Mi enfoque es ético. Y creo que, desde un enfoque ético, no hay otras opiniones admisibles excepto la mía: si un señor causa decenas de miles de víctimas civiles y destruye barrios residenciales, ese señor es un Hijo de Putin. Y punto, no hay otras opiniones posibles.

Lo que sí hay es otros enfoques respetables del problema. Por ejemplo el enfoque práctico. Se ha iniciado una guerra terrible y hemos de intentar que se pare como sea y se inicie una negociación pacifica. Desde un enfoque práctico, mis opiniones no sirven para nada, no ayudan a parar la guerra. Vale, tienen razón. Diré a este respecto que, si yo fuera político y tuviera en mi mano parar la guerra, me guardaría esas opiniones y sacaría otras como Groucho Marx. Lo que pasa es que yo sólo soy el modesto autor de un blog zombie que siguen entre 30 y 40 personas y han de permitirme que aquí me exprese libremente.

Otro enfoque que es muy respetable: el del terror a un holocausto nuclear. Si al Hijo de Putin se le sigue acorralando, derrotando y humillando puede suceder lo mismo que si acorralas a un gato rabioso: que le dé por apretar el botón rojo. Aquí, yo juego con ventaja, como he dicho: tengo 71, ya lo he hecho casi todo en la vida y mis hijos tienen las herramientas éticas y prácticas como para defenderse de lo que les venga. Sentiría mucho que eso sucediera, pero sostengo que hay cosas que no se pueden consentir, y creo que si al Hijo de Putin no se le frena ahora, seguirá después con Estonia, Polonia, Bulgaria y los demás. No olvidemos que todos esos países ex-URSS están en la OTAN a petición propia, precisamente para que les proteja de los rusos, a los que temen más que a un nublao, después de los años de dictaduras prosoviéticas. Pero cualquier cosa que se haga por evitar el desastre nuclear es lícita y admito que mis opiniones no ayudan en ese sentido.

Por terminar este texto con un tema relacionado, diré que la izquierda de este país no aprenderá nunca. En Italia han perdido por ir divididos. En cambio la señora Meloni ha sabido aglutinar a la derecha y se ha aprovechado de las leyes electorales italianas que fueron aprobadas para favorecer las coaliciones y acabar con el cachondeo de varios gobiernos al año. Pues aquí, las izquierdas irán también divididas. La iniciativa de Yolanda, que tiene todo mi apoyo, está destinada a darse el hostiazo. Ya se encargarán de hacerla descarrilar los que siguen el dogma y las consignas de ciertos algoritmos manejados desde Rusia, con el apoyo de San Pablo Iglesias y otros (Errejón no le va mucho a la zaga con su empecinamiento en mantener un partido con dos diputados). San Pablo, el de verdad, ganó muchos seguidores con su Epístola a los Efesios. San Pablo Iglesias podría resumir su ideario en una Epístola a los ad-Efesios. Nada, sean buenos, que yo me voy al yoga, al Ricla y a gritar contra los ayatollahs. Les dejo con la foto que ya publiqué en el blog. Es de este verano. Por si les ayuda a posicionarse. 


 


10 comentarios:

  1. Hay un dato del que no se habla en el caso de la chica iraní a la que mató la policía. No es un dato necesariamente determinante, la podían haber matado igual sin darse ese dato, pero sí que me parece que se debe tener en cuenta para añadir un baldón más a los ayatolas: la chica era kurda. Era de una minoría que está perseguida en Irán. Si sumas la excusa del velo para llevarla a comisaría, al trato que le dan a los kurdos, que están muriendo todos los días en las comisarías de Irán, ya tienes el paquete completo.
    Y la foto que pones no es una manifestación en Irán, que las ha habido y con resultados de muchas muertes. Supongo que es en una región autónoma kurda, que hay dos, una en Irak y otra en Siria. Si te fijas el nombre en las fotos de la chica no está en caracteres árabes y de las tres pancartas que hay sólo una está en caracteres árabes, las otras dos están en caracteres latinos, que es el alfabeto en el que se escribe el kurdo.
    Por cierto, Pei era chino.

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    1. Querido Paco, mil gracias por los datos que aportas, lo de que la chica fuera kurda no lo sabía y puede que sea clave para explicar por qué la trataron tan mal. Lo de Pei era un error mío. El trabajo de control de calidad que me hacéis algunos, es impagable,

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  2. Me parece perfecta tu postura, por coherente (algo que debería ser todo hijo de vecino). El hecho de declararte como indivíduo que ni es de derechas ni de izquierdas es especialmente meritorio en una sociedad en la que cuantos te rodean te exigen apuntarte a un grupo, como si todos tuviésemos que llevar la divisa sobre el morrillo (que, en nuestro caso sería la nuca baja).
    Yo apoyo tu inconformismo porque creo que todos lo debemos ser, especialmente con quien gobierne en el momento,, sea del partido que sea, pues sea quien fuere el administrador de mis bienes, debo siempre vigilarlo y exigirle que lo haga mejor. Y eso no es situarse en otro equipo, sino defender los intereses propios y los de la comunidad en la que se vive.
    Sigue con tu coherencia, dispara hacia el lado que lo haga mal y exige lo que creas que debes exigir. Yo, en eso, te apoyo.

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    1. Mi querido Ateo Piadoso, aprecio como siempre tus comentarios, dictados desde la sabiduría que te da tu amplia perspectiva del mundo. Me encanta que sigas teniendo la paciencia de leerme a pesar de tus múltiples ocupaciones. Un abrazo fuerte.

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  3. No sé quién ha sido pero alguien dijo que quien declara no ser de derechas ni de izquierdas, es de derechas.
    Hay hoy una frase en el post que no puedo pasar por alto: "no hay otras opiniones admisibles excepto la mía".
    Me apunto a lo que dijo, en su momento tu amigo Paco Couto: Mejor tener un amigo que tener razón. Ayer me tomé una caña en el Ricla por ver si casualmente caías por allí, pero no fué así. Un abrazo.

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    1. Mi muy querido Alfred, siento decirte que hoy te has ganado un triple rapapolvo.
      UNO. Para decir algo que ya ha dicho otro comentarista más arriba, no merece la pena entrar a comentar.
      DOS. Extraer una frase de mi texto, entrecomillarla y sacarla de contexto es truco de malos políticos.
      TRES. Me parece muy mal que vengas a Madrid y no me llames para tomar unas cañas. Ya sabes que hablando es como se entiende la gente.
      Terminado el rapapolvo, un abrazo muy fuerte, como de costumbre.

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  4. Querido, respeto, cómo no, tu postura sobre la guerra del Hijoputin. Dices que a ti nadie te adoctrina, pero lo han hecho cuantos "todólogos" pontifican sobre el asunto. Yo, como el poeta, "a distinguir me paro las voces de los ecos y escucho solamente entre las voces una": La mía. Y está formada por el aluvión de noticias, por mis propias reflexiones y por las opiniones de gente cuya categoría intelectual valoro. En este caso, la opinión unánime es que don Vladimir (que lleva el nombre de Vlad el Empalador -Drácula-) es, simplemente, un criminal. Eso no lo cuestiona ni Poch, define al gran hijoputin con esa misma palabra. Sin embargo, cuando la corriente de opinión es unánime, no acabo de fiarme. Y agradezco muchísimo a Poch el valor de ir "contra corriente", sabiendo perfectamente de lo que habla, no es un palurdo como la mayoría de los tertulianos, conoce muy bien a los rusos, ha sido durante años corresponsal de La Vanguardia (un serio y respetable periódico de derechas) en Moscú, en Pekín y en Berlín. Y creo que vale la pena escuchar su opinión. Son devastadoras las noticias que nos llegan todos los días. Y muy impactante tu foto de "los tres horrores", los casposos dirigentes que se posicionan del lado del hijoputin en lugar de convertirlo en el paria que debería ser. Tampoco se ha lucido Mr. Biden haciendo la pelota a Salmán El Descuartizador, para que luego éste se ponga de acuerdo con el ruso para reducirnos brutalmente la producción de petróleo y hundir las economías occidentales. Ucrania está muy lejos de ser una democracia, allí es ilegal el PC, los derechos de los trabajadores son escuálidos y el rey de la comedia los está rebajando aún más aprovechando la guerra, la violencia de género es tremenda, la transparencia no existe, el pueblo soporta un régimen autoritario y la corrupción está en unos niveles estratosféricos. ¿De verdad tenemos que perpetuar esa situación? Por supuesto que la única solución es que el Hijoputin saque sus patas del país, eso es indiscutible. Afortunadamente, sus propios ciudadanos se están empezando a hartar. Lo dice el señor Poch, que tanto te disgusta: "En este choque de trenes entre clases capitalistas excluyentes en su dinámica, Rusia es mucho más vulnerable. La guerra rompe el contrato social que el Kremlin mantiene con su población (“tú haz lo que quieras, siempre que no conviertas nuestra vida en un infierno como el de los noventa”), porque ahora el nivel de vida se deteriora, el autoritarismo del régimen aumenta y encima hay que enviar a los hijos a la guerra. La clase media rusa de profesionales, excluida de las oportunidades del “capitalismo político” y mermada en su modo de vida, puede hacer causa común con los intereses extranjeros (de ahí la intimidadora etiqueta preventiva de “agente extranjero” que el régimen repartió entre el ámbito de las organizaciones no gubernamentales, etc.). Respecto a las clases populares, si el régimen no altera radicalmente el contrato social y ofrece más reparto, su humor puede evolucionar hacia un verdadero estallido social del que el “no a la guerra” puede ser detonante como lo fue en el pasado en la historia rusa".

    Yo prefiero concluir con un verso de Bertolt Brecht: "Entre los vencidos, el pueblo llano pasaba hambre; entre los vencedores, el pueblo llano pasaba hambre también". Así es la guerra, siempre la pierden los mismos.

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  5. Perdón, ¡qué comentario tan largo! ¡No me he dado cuenta!

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    1. Querida África, tu comentario no es largo, es maravilloso. Agradezco tu comprensión, tu prosa, tu educación y tu cariño. No te tomes muy en serio mis posts, a veces sólo pretendo provocar y en cualquier caso compartimos la consternación y la preocupación por esta guerra absurda, que nos está haciendo retroceder cien años. Este foro está abierto siempre a tus comentarios, de la longitud que estimes necesaria. Un fuerte abrazo para ti también.

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  6. Otra vez querido Paco, este es de los comentarios que elevan el nivel de mi blog. Es obvio que las cosas no son tan sencillas como yo las pinto y todo puede ser debatible. Lo de no ser de izquierdas ni de derechas tiene una explicación. Yo me moriré sin haber votado nunca a un partido de derecha ni de centro-derecha, suponiendo que eso haya existido alguna vez. Mi problema actual es que ninguno de los partidos que se llaman de izquierdas me motiva especialmente y eso me empujaría a la abstención si no fuera porque pienso que sería una forma de incumplir mi deber como ciudadano. Eso es lo que quería decir. En cualquier caso, era una simple introducción retórica de una frase, no esperaba que todos vosotros os focalizarais en ella, en realidad creo que es lo menos importante de este post.

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