En fin, ya saben que este es un tema que me afecta
directamente, porque muchos días, cuando bajo a correr al Retiro, me lo
encuentro cerrado, algo que podría entender si hubiera amenaza de vientos
fuertes, pero les puedo jurar que a mí me ha sucedido en momentos de plena
calma chicha, sin una mínima ráfaga de aire soplando. En esas situaciones y con
el calor que hemos pasado, los madrileños se van tempranito al parque para
estar un rato frescos, pasear a los niños o al perro, correr, patinar o circular en bici. Y
se lo encuentran cerrado y se cagan en todo, yo el primero. Porque, una vez que
has ido hasta allí, pues o te vuelves a casa o haces lo que tenías pensado
hacer rodeando el parque por fuera, de modo que la estrecha acera exterior a la
verja histórica se convierte en un corredor de apenas metro y medio, atestado de gente con niños, perros, bicicletas, etc. Es peligroso correr por ahí, puedes tropezarte con un perro, arrollar a un niño o, frente a un atasco de personal, salirte al primer carril de
tráfico rodado, por no parar de correr, con riesgo de que cualquier coche o moto te afeite
el bigote en seco y te lo deje rasurado para siempre.
He vivido esa situación varias veces y les puedo
asegurar que la gente se irrita mucho con este despropósito, porque el
Ayuntamiento no explica por qué cierra determinados parques cuando hay ola de
calor. Es algo muy absurdo. Supongo que han oído ustedes hablar del llamado
efecto isla de calor, que describe el hecho cierto de que en las zonas asfaltadas
y sin arbolado hay como tres o cuatro grados más de temperatura que en las zonas ajardinadas contiguas. Cuando yo salgo a correr, es algo que se nota físicamente. En este verano, yo venía a salir de casa a unos 24/25 grados. En cinco
minutos, cruzaba la Castellana y llegaba al exterior del Jardín Botánico. Y
nada más empezar a contornear la valla de ese jardín histórico, el fresquito
que sale de allí se siente de forma notoria y se agradece. Y lo mismo con el Retiro. Cerrar los
parques por el calor cuando el viento es cero, es de tontos, y ya he dicho que
en un futuro existirá el dicho eres más tonto que Almeida, que cerraba los
parques por el calor. El Ateo Piadoso ya lo tiene registrado, aunque el copyright es mío.
Mi hijo Kike vive en París, como saben, y me ha contado que en las recientes olas de calor de este verano, lo que hacía el Ayuntamiento era precisamente lo contrario: prolongar las horas de apertura de los parques (en Paris todos los parques tienen verjas perimetrales y se cierran a unas horas, en función de la estación del año de que se trate). Pues aquí, al revés. Vale, puedo entender que haya unas normas que haya que cumplir, pero creo que las normas deben de estar en permanente seguimiento y revisión y se han de explicar a la ciudadanía. Ejemplos: ponerse el cinturón de seguridad en el coche es un coñazo y una incomodidad. Pero cuando te explican cómo se reducen las lesiones en un accidente, pues te lo pones y en paz. Especialmente en los pequeños choques que son los más frecuentes, porque en los mayores ni el cinturón te salva. En esos pequeños choques, el cinturón te evita roturas de dientes o de gafas, moratones y chichones, lesiones oculares y pequeñas fracturas y esguinces. También es incómodo vacunarse del Covid. Y hacerse colonoscopias. Pero las cosas se explican y las gentes las entendemos y las aceptamos.
En el caso de los parques, las explicaciones de Almeida son indicativas de su talla política. Porque lo único que ha dicho es que la medida se debe a un protocolo aprobado y que lo aprobó la señora Carmena. Le falta añadir algo así como a mí que me registren, o esa expresión que siempre me ha parecido estúpida y he comprobado que la gente la dice sin saber por qué, esa de: aaaah, se siente. ¿Qué coño se siente? ¿Quién siente qué? ¿Se siente de sentir, o se siente de sentarse? Cuando alguien me suelta esa memez y le pregunto por qué dice eso, no me lo sabe explicar y suelen responderme: es que lo dice todo el mundo (que conceptualmente es lo mismo que lo aprobó Carmena). Si alguno de mis lectores sabe cuál es el origen de esa frase estúpida (que por fortuna cada vez se escucha menos) pues le agradeceré que me la explique. En cualquier caso, es normal que diga algo así un empleado, generalmente el último mono, que suele pedirte que le preguntes a los de más arriba. Pero, obviamente, un alcalde no puede contestar a un tema que preocupa a los ciudadanos diciendo a mí que me registren.
Por puntualizar, la medida se aprobó en junio de 2019, en el último Pleno antes de la toma de posesión de Almeida, cuando la señora Carmena estaba ya en funciones después de haber perdido las elecciones. Y entiendo que el objetivo de ese protocolo no era dejar el tema en manos de un algoritmo, sino aplicarlo con cabeza y con un seguimiento adecuado. Es obvio también que Almeida no sabe por qué se cierra el Retiro y los demás parques, ya que a continuación de su respuesta anterior, dice que se lo pregunten al concejal del Área, el inefable Borja Carabante, a quien en este blog se ha motado de Borja Carburante por su reconocido amor por los vehículos de combustión interna, a los que cuida y da siempre preferencia sobre bicicletas, patinetes y peatones. Pues Carburante dice lo mismo que su jefe y le pasa la patata a un pobre Director General (que equivale a lo que antes era un Jefe de Departamento) que sale a la palestra, hace el papelón y demuestra que tampoco sabe por qué se cierran los parques históricos. Vean el vídeo a ver si entienden algo.
La medida molesta por igual a gentes de derechas y de
izquierdas, es más yo creo que en el Retiro hay bastante porcentaje de fachas y
partidarios de la libertad-libertad-libertad de Ayuso, una línea ideológica que se contradice con
esta medida. Es que, por la misma regla
de tres, se deberían cerrar las carreteras para que no hubiera accidentes y
cortar las calles por si se cae alguna cornisa o algún tiesto de alguna repisa. Y no deberíamos cocinar, para no quemarnos. Desde el Ayuntamiento se argumenta que en tiempos recientes se han muerto dos
ciudadanos por caída de ramas en el Retiro. Uno de ellos en 2014, tiempos de la
señora Botella, que era gafe y le pasaban todas las putadas del mundo (a ningún otro alcalde se le han muerto cinco chicas por aplastamiento durante una fiesta de Halloween). El otro en
2018, un niño que paseaba con su padre, en tiempos de Carmena, suceso
terrible que está en el origen de la elaboración del protocolo de
los cojones, con perdón. Pero ninguno de esos sucesos ocurrió durante olas o episodios de calor extremo.
Pero es que, absurdo sobre absurdo, resulta que el Jardín Botánico,
que tiene árboles tan antiguos como el Retiro, no está incluido en el
protocolo, de modo que abre todos los días a su hora y se puede visitar cuando
el Retiro está clausurado. Sin embargo, se cierra el Juan Carlos I y otros que tienen unos veinte años de antigüedad. Y, otro absurdo más a sumar: a veces el Retiro se
cierra por la noche y luego, en medio de una mañana soleada y sin viento, no se
reabre hasta que los de la comisión que ha acordado el cierre se levantan, se reúnen
y deciden abrir. Justo se disponen a abrirlo cuando arrecia el calor. Como le
explico cada vez al vigilante que está detrás de la Puerta frente a la Cuesta
de Moyano, yo necesito correr, es una especie de seguro de vida y salud mental
para mí y, a mi edad, no es prudente que corra después de las diez con este
calor. El tipo ya me conoce y soporta mis filípicas con paciencia profesional (bien es cierto que le hablo siempre con educación y sin responsabilizarle a él del despropósito).
Por cierto, en cuanto a la práctica del running, me voy a encontrar con un problema a corto plazo. Recuerden que yo empecé a hacer un entrenamiento regular a partir del primer encierro por la pandemia, porque descubrí que podía correr en círculos por dentro de mi casa. Después ya empecé a salir al Retiro cuando abrieron los parques, si bien repetía la modalidad indoor cuando había tormentas o llovía mucho. Ahora, con el parqué recién acuchillado y barnizado, que lo tengo como los chorros del oro, sería de tontos que hiciera carreras dentro de casa. Así que, cuando haya tormenta, tendré que salir al parque (como he hecho toda la vida), con una sudadera con capucha o uno de los llamados cortavientos. Pero, no se preocupen, Almeida no cerrará el Retiro cuando estén cayendo chuzos de punta: sólo lo hace por el calor.
En fin, yo creo que este es un tema que ha empezado a dar la
verdadera talla del señor Almeida, un personaje cuyo único interés parece ser
que se hagan muchas obras en la calle y en los edificios municipales. Hay que
reconocer que le da igual que esas obras hayan sido proyectadas en tiempos de
Gallardón, de Botella o de Carmena (como la Plaza de España, que, en mi opinión
ha quedado muy mejorada). Lo único que le interesa es que se hagan muchas, porque en cada obra
hay una empresa que factura y eso da de comer a mucha gente, que luego le vota. Mi amigo Boni ha dado en llamarlo El Topillo, porque es pequeño, tiene cara de roedor y tiene toda la ciudad levantada, como cuando te ataca el topillo en un jardín o una parcela. Pero, con esto del Retiro, se le han empezado a ver las costuras al personaje,
que está claro que no tiene la talla para ser el alcalde de una ciudad tan
compleja como esta.
Y la confirmación de esto ha sido la broma que le
gastaron dos humoristas rusos antes de la cumbre de la OTAN, haciéndose pasar por
el alcalde de Kiev. Hombre, honestamente, esto se lo pueden hacer a cualquiera, los
humoristas son muy buenos y lo van liando. Pero, por ejemplo, Fidel Castro
tardó menos de cinco minutos en descubrir una broma similar y empezó a llamarle
mariconsón al falso entrevistador,
tal vez lo recuerden. Almeida, en cambio, aguanta 17 minutos escuchando sin inmutarse cuestiones tan surrealistas como el
anuncio de que unos activistas ucranianos van a irrumpir en la cumbre de la
OTAN desnudos y cubiertos de heces para mostrar cómo se siente el pueblo
ucraniano. El falso alcalde de Kiev le dice casi al final que la última vez que visitó Madrid,
el propio Almeida le comió la polla, que no entiende cómo no se acuerda. Y, después de semejantes barbaridades, todavía Almeida se despide educadamente diciendo que hablará
con el embajador para ver qué se puede hacer, aún convencido de que acaba de hablar con el alcalde de Kiev. ¿No lo han visto? Aquí lo tienen
entero, son 17 minutos que no tienen desperdicio, los rusos lo emitieron en su
canal de televisión y lo han colgado en Youtube.
Después de esto, creo que podemos todos saber quién es
de verdad este pazguato. En cualquier lugar del mundo, un político que sufriera
semejante bochorno, normalmente perdería las siguientes elecciones. Sin
embargo, este tolili (en terminología
de Florentino) tiene todas las papeletas para ser reelegido dentro de menos de
un año. Por qué. Bueno, desde los medios de la izquierda se empieza a anunciar
esto con un cierto fatalismo y con una idea que no se dice claramente, pero se
tiene en mente por detrás: los ciudadanos nos vamos a equivocar, porque somos
tontos o masoquistas. Es una idea simétrica de la que proclamó Vargas Llosa
tras las últimas elecciones en su país: que los peruanos habían votado
erróneamente. Así votaron los americanos a Trump. Y los alemanes a Hitler. Es
una idea que no comparto, la diga quien la diga. Pero vean un ejemplo de esa
forma de ver el tema. Les transcribo una entrada que publica en Facebook un
amigo mío, al que se puede catalogar de izquierdista de manual.
Ando últimamente muy preocupado por las dificultades
de expresión que muestran los gobernantes y dirigentes políticos del pepé
madrileño. Nada de lo que dicen o escriben escapa de la categoría del
infralenguaje. De hecho, están a punto de comenzar a emitir sonidos guturales.
La cosa no tendrá consecuencias políticas porque, aunque rebuznen, los seguirán
votando, pero me preocupa igualmente.
Desconozco si se trata de un virus ayuser altamente
contagioso, o si están asistiendo a cursos intensivos de ayusificación… O, lo
que sería peor, si por llevarle la contraria al gobierno, hayan bajado la
temperatura de sus aires acondicionados a -10ºC y se les estén congelando las
neuronas.
En cualquier caso, es preocupante, porque, como ya he
dicho arriba, los van a seguir votando (allá cada cual con sus razones y su
nivel de responsabilidad), y la devastación en la cosa pública puede ser (ya lo
está siendo) irreversible. Y eso nos acabará afectando a todos, los hayamos
votado o no, nos hayan hecho más o menos gracia sus tonterías, hayamos actuado
con mayor o menor responsabilidad. Todos saldremos perdiendo y la culpa no será
de Sánchez ni de los comunistas ni de quien ellos señalen. Será de quienes
votan a esta banda de semianalfabetos aprovechados pensando que se hacen un
favor. Queda dicho.
Que conste que está bien escrito, que es ingenioso,
que es cierto lo de la degradación del lenguaje y que en muchas de las cosas
que dice estoy de acuerdo. Pero me molesta el fatalismo, el convencimiento de
que el pueblo se va a equivocar votando a la derecha y también el típico rollo
agorero de: que vienen los fachas y esto va a ser el llanto y el crujir de
dientes. Los políticos tienen que proponer en positivo; lo de que vienen los
fachas es tan nefasto como lo de que vienen los rojos o los comunistas. Pero,
sobre todo, yo creo firmemente en la democracia y estoy convencido de que el
pueblo no se equivoca. A partir de esta afirmación, ¿cómo se explica que un
tipo tan poquita cosa como Almeida vaya a ganar de nuevo? Pues muy fácil:
porque los demás son todavía peores. Porque la izquierda capitalina es nefasta.
Es tan mala como para perder con un personaje de la talla de Almeida.
Para empezar, el lamentable PSOE del inexistente Pepu,
caballero bienintencionado al que se le suponen determinadas cualidades, que no
mostró, porque no dijo nada mientras estuvo al frente del Grupo Socialista.
Ahora, ni siquiera sé quién está al mando. Y luego está la fraCasada Rita Maestre, cuya política ha consistido en decir que
todo lo que hace el equipo de gobierno está mal, antes siquiera de leerlo, al
más puro estilo del fraCasado. Y se
ha desempeñado con unos tintes autoritarios que han dejado fuera a sus cuatro
concejales más carmenistas, que se vieron obligados a escindirse y montar el
grupo Recupera Madrid. Por aquel entonces, yo pronostiqué que estos, a su vez,
seguirían ese impulso de seguirse dividiendo como las amebas y formarían dos
grupos nuevos: Recu y Pera.
¡Pues ha sucedido! Uno de los cuatro, Felipe Llamas
abandonó el Ayuntamiento y la política, asqueado por el espectáculo que estaban
dando. En realidad, Felipe nunca había sido político, lo fichó Carmena para que
fuera su Jefe de Gabinete y le convenció cuatro años después de que entrara en
las listas. Así que, en el Grupo Mixto ya sólo hay tres. Y entre esos tres, la
señora Marta Higuera acaba de manifestar que ella votará por libre, que no se
siente vinculada a votar las propuestas de los otros dos. Así que ahora sólo
falta que estos dos últimos (Cueto y Calvo) se peleen entre ellos para la
disgregación total.
Más que a la dinámica de las amebas, se empiezan a
parecer al cuento infantil de los deditos: este compró un huevo, este lo coció,
este lo cascó, este lo peló y este pequeñito (el pulgar) se lo
comió, se lo comió, se lo comió, momento en que se le mataba a cosquillas al
bebé. Al otro lado de este sindiós, la fraCasada Rita se ha quedado embarazada, así
que, ante su previsible fracaso electoral, seguramente se retire de la política
y se convierta en una madre de familia estupenda, objetivo vital para el que
parece más dotada que para los avatares de la gestión municipal.
Volviendo al ínclito Almeida, amigos frecuentemente
bien informados me cuentan que en el PP están valorando la posibilidad de
dejarlo caer, total van a ganar las elecciones con cualquiera que pongan al
frente. Realmente Feijoo es consciente de que este señor es una medianía que no
mejora la imagen del partido para nada. Y Ayuso no le perdona que organizara el
espionaje a los negocios de su hermano, a través del inefable John Le
Carromero, amigo de la infancia de Almeida que se lució en la tarea, como en
casi todas las que ha emprendido. En el congreso regional, ya Ayuso deslizó que
hay que castigar determinados comportamientos y que no era bastante con la
cabeza de este caballerete. Veremos a ver qué nos depara el futuro.
Con unos políticos locales tan pedorros, la ciudad sobrevive como puede, la cultura va en picado (por ejemplo, las grandes figuras del rock empiezan a venir sólo a Barcelona y a Sevilla), la ciudad está sucia de cojones y el avance de la gentrificación y los apartamentos turísticos en el centro es imparable. Y la desigualdad social va en aumento. Las estadísticas comparativas de los distritos del norte y del sur son terroríficas. Es que hay varios años de diferencia en esperanza de vida, por ejemplo. Pero no se preocupen: Almeida tiene la solución mágica para todos estos problemas y cualquier otro que aparezca. ¿Saben cuál es? No sé cómo lo dudan: cerrar el Retiro. Sean buenos, que ya se va pasando el calor. Ciao, ciao.
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