Pues sí, señores, ayer fue mi 71 cumpleaños y parece mentira lo que ha cambiado el mundo en los dos últimos años, desde que yo celebré mi 69 cumpleaños aderezando tan sugerente cifra con un post compuesto por unos cuantos relatos eróticos, sonoramente celebrados por la parte masculina de mis seguidores y me malicio que también disfrutados en secreto por la parte femenina, aunque en general no tuvieron a bien mostrarme su entusiasmo de forma más explícita. Si alguno de mis seguidores/as más recientes quiere echarle un vistazo a ese texto, aquí tienen el enlace: Post #912. Lo cierto es que, por aquel entonces ya se estaban empezando a morir enfermos de Covid en España, pero aún no éramos conscientes de la trascendencia que iba a cobrar el tema.
Poco después, el 4 de marzo, me tocó ejercer de presentador del Meet Up de lanzamiento del concurso Reinventing Cities, segunda edición, que tuvo lugar en el Medialab Prado, ahora cerrado, y donde me dediqué a dar abrazos a diestro y siniestro, especialmente a las chicas que asistieron al evento. Al día siguiente, participé en una visita de campo al Edificio CLESA, en el que también nos abrazamos de manera efusiva, casi como en un intento de conjurar la maldición que se nos venía encima. Pero unos días después, en la oficina nos mandaron a todos a casa y el 13 de marzo dio comienzo el confinamiento más severo. Comenzó así un año en el que hubimos de rediseñar nuestras rutinas y nuestros planes para adaptarnos a la acometida del jodido virus que nos tenía aterrorizados.
Y hace justo un año, llegó mi jubilación y se inauguró este año de los prodigios que termina aquí, y en el que el running, el yoga, el blues y otras materias han pasado a ocupar el plano principal de mi vida, según un relato que ya detallé en el último post de 2021 y que no voy a repetir ahora. Sólo decir que mi sensación ahora mismo es como si llevara mucho más de un año jubilado. Los festejos de cierre de mis casi 40 años de trabajo en el Ayuntamiento de Madrid, me resultan bastante lejanos, y lo vivido hace dos años me parece ya como de la prehistoria de mi vida. Es lo que mi amiga indonesia Tantri definió con gran precisión en una frase que ya se ha contado en el blog: desde la llegada del Covid, el tiempo pasa despacio y deprisa a la vez. Una versión del famoso tiempo líquido que pronosticó Zygmunt Bauman.
Las cosas han cambiado mucho en estos dos años, desde el terror inicial, hasta este Ómicron que acabo de pasar yo, al que se le queda grande la palabra catarro, yo lo llamaría más bien un resfriado, que suena todavía más leve. Tantri vive ahora en Holanda y espera su primer hijo para el mes de mayo. Y es una de las amigas que me ha felicitado por mi cumple, una ocasión en la que he recibido más mensajes que nunca, a pesar de que se olvidaron de felicitarme mi querido amigo X y mis dos hijos, que manda carallo, tenga usted hijos para esto. También he recolectado felicitaciones corporativas de diversas entidades como el BBVA o el Corte Inglés. Algunas de ellas con regalo incorporado, como por ejemplo el Federal Café, que me invitaba a un desayuno completo, regalo que decliné. La tienda de ropa H&M me ofrece un 25% de descuento en cualquier prenda que me compre hasta el 4 de marzo, que no está mal. Y la ONG ACNUR de la que soy socio, me ha mandado un calendario precioso, que pueden ver aquí.
Les diré que no he hecho ninguna celebración tradicional, con tarta y soplado de velas, pero llevo ya unos cuantos días haciendo honores a la ocasión a mi manera heterodoxa. El jueves quedé con una amiga a la salida del yoga y nos obsequiamos con una comida estupenda y un buen paseo por el centro de Madrid, viendo escaparates, comprando alguna cosa y disfrutando de este tiempo post-covid en el que la gente poco a poco se va soltando del miedo y el aislamiento. El viernes, después de desayunar, cogí el coche y me acerqué a El Escorial, a pasar el día con mi hermano Antonio, que acaba de cumplir años también (en su caso muchos más). Nos dimos un gran paseo por el monte, disfrutando de un día primaveral, comimos y dimos una cabezadita, antes de que yo me volviera a Madrid. Aquí el selfie que nos hicimos con mi cuñada para rememorar el encuentro.
Por cierto, esta imagen incide en el debate de cómo debemos de cubrirnos la cabeza los mayores. Verán que mi hermano lo hace con una buena gorra de lana con badana de cuero, de acuerdo con las recomendaciones del Coronel Groucho, lo que le da un aire entre Labordeta y arrantxale de Ondárroa, mientras yo persevero en mi look de bluesman con mi pañuelo multiusos que también sirve alternativamente para resguardarse el cuello. Llegó el sábado, día del cumpleaños y la única concesión que hice fue posponer mi habitual carrera de los sábados al día siguiente, para poder atender las llamadas y los mensajes de Whatsapp. A mediodía quedé con mi sobrino coruñés Javi, que andaba estos días por Madrid. De hecho, me llamó el día anterior a mediodía y me dijo: Tío, que ando por aquí por Atocha, que si nos tomamos algo. Le aclaré que yo estaba en El Escorial y quedamos para el sábado.
A petición suya dimos un largo paseo por el centro, desde la plaza de Platerías Martínez, pasando por las de Matute, Santa Ana, Sol, Callao y Ópera, hasta terminar tomándonos un vermú en la terraza del Anciano Rey de los Vinos, frente al Palacio Real. Hoy domingo, me he hecho mis 6,5 kms por el Retiro y luego he quedado para un nuevo vermú con mi amigo Mauro Gil-Fournier, que acaba de publicar un libro delicioso que se llama Las casas que me habitan y aporta una visión diferente de la arquitectura, desde una perspectiva más emocional. Es un libro que les recomiendo y que yo ya conozco, porque me lo dio a leer en borrador y me cabe el honor de haber aportado alguna matización. Fíjense que Mauro y yo nos reunimos para discutir sobre el texto en el Café Central, lo que supone que fue antes de la pandemia. Lo dicho: el tiempo líquido que pasa despacio y deprisa a la vez.
En cualquier caso, todas estas historias, quedan eclipsadas por la implosión que se ha producido en el PP en esta semana, un asunto acojonante, tremendo, nunca visto en la política nacional. Imagino que ustedes, queridos seguidores, están esperando que me pronuncie al respecto, así que vamos a ello. Desde luego, no esperen ustedes que mi visión sea imparcial, o equidistante. Ninguno de los dos adversarios es santo de mi devoción, pero yo tengo mis preferencias. Desde luego que me gusta más la señora Ayuso. El fraCasado me parece un auténtico inepto, un personaje que no está a la altura del cargo que ostenta. En casi diez años de blog, no creo haberme metido con ningún otro personaje público de forma tan sostenida en el insulto como con este caballerete. Por cierto, en las manis frente a la sede de Génova (en la que están que-se-van que-se-van que-se-van y-no-se-han-ido), los partidarios de Ayuso gritaban ¡¡¡fraCasado dimisión!!! Y exhibían carteles como el que se ve abajo; yo creo que debería pedir derechos de autor por el mote.
Como les digo, el fraCasado me parece un percebe, un niño pitongo sin carácter ni talla política para ser el jefe del principal partido de la derecha. ¿Y la señora Ayuso? Pues es obvio que accedió al cargo sin una mínima preparación, pero no es tonta, tiene intuición, es valiente y poco a poco va cogiendo un cierto fuste. Eso es lo que yo pienso, aunque tengo seguidores que no la pueden ver ni en pintura, como mi amigo Mariano, que hace meses pronosticó en un comentario al blog que esta señora caería bajo fuego amigo. Un pronóstico certero, aunque está por ver si cae o no cae. Desde esta desigual opinión que tengo de ambos contendientes, yo creo que lo que ha pasado es lo siguiente.
La señora Ayuso expresó hace tiempo su intención de presentarse al puesto de presidenta regional del partido, pretensión lógica después de la mayoría aplastante con la que ganó la presidencia de la Comunidad. Pero esto no le gusta al fraCasado o, digamos mejor, a su lugarteniente Teodoro, campeón mundial de lanzamiento de güitos de aceituna con la boca. Varias veces le han dicho a Ayuso que no, que lo deje, pero ella sigue insistiendo en optar al cargo y en adelantar el congreso regional para no perder más tiempo. Entonces, más o menos a finales de verano, la cúpula del partido decide ponerse a buscar mierda en la trayectoria de Ayuso y en su entorno familiar. Es marca de la casa de Teodoro, que también fue el muñidor de la semiexpulsión de Cayetana, una mujer que vale más que ninguno de estos personajes. La operación de buscar mierda ya estaba en marcha durante la campaña de Castilla y León, lo que explica el gesto en falso del fraCasado en la imagen que tienen abajo.
Es que este tío es tan tonto que ni disimular sabe. ¿Y para qué buscaban mierda? Pues para tener un dossier sobre ella, por si en un momento dado se ponía muy burra y tenían que aplicarle el tercer grado. Recuerden el dossier que tenían de la señora Cifuentes. Le sacaron primero lo del falso máster y, como no fue suficiente, publicaron el vídeo en el que la pillaban robando unas cremas en una perfumería. A la señora Ayuso no creo que le tengan grabado nada de ese calibre. Pero es el estilo del partido con los que se desmandan. Por lo demás, Teodoro ha dado muestras repetidas de que para él vale todo. Lo demostró en Murcia, cuando compró los suficientes apoyos de tránsfugas de Ciudadanos para proteger al presidente regional de la moción de censura que esos mismos tránsfugas acababan de apoyar. Y lo demostró en el Congreso, en su intento de boicoteo de la Ley de Reforma Laboral, comprando a dos tipos para que votaran en contra y no revelaran sus intenciones hasta el momento mismo de la votación.
El problema de Teodoro (ya saben que Cayetana dice en su libro que el PP actual es una teodorocracia) es que tiene una cuadrilla de fontaneros a sus órdenes que parecen sacados de una tira de Mortadelo y Filemón. O de Pepe Gotera y Otilio. El ínclito Casero, a quien en este blog bautizamos como El de la Chacina, es un caso único de imbecilidad supina, yo no entiendo cómo no lo han cesado de parlamentario después de semejante cagada. Volviendo al caso de Ayuso, el amigo Teodoro ha intentado reproducir una de las historias de espías de John Le Carré, pero es evidente que no es lo mismo John Le Carré, que John Le Carromero. Menudo personaje este también. No les miento si les digo que conozco a más de un funcionario que, tras servir a los sucesivos alcaldes anteriores (Gallardón, Botella y Carmena), pidió el traslado al llegar Almeida, cuando vio que Le Carromero ocupaba uno de los mejores despachos de la planta noble.
Es que este señor es como asquerosillo, espasmódico, mugriento, grasiento. Da casi un poco de dentera o alipori (vocablo este reconocido por la RAE). Resulta que este elemento es amigo de juventud del fraCasado y por eso lo mandaron a Cuba donde, a pesar de haber perdido todos los puntos del carné de conducir, se puso a ejercer de chofer de disidentes locales con el resultado funesto que todos recordamos. Puesta la investigación en manos de sujetos como este, Ayuso no tuvo demasiada dificultad en olerse la tostada. Y entonces decidió tomar el toro por los cuernos. Y la armó buena. En toda esta historia hay por ambas partes un tufillo de inmadurez bastante curioso. Ya saben que Ayuso reveló hace meses que a Teodoro le tiene bloqueado el teléfono. Esto de bloquear números es muy de adolescentes. Y parece claro que el problema debería haberse resuelto de puertas adentro, sin darle publicidad.
El fraCasado no sabe qué hacer. Así como para tratar de arreglarlo, ha ofrecido la cabeza (de turco) de Le Carromero, pero parece que no es bastante. Las bases, los barones y los partidarios de Ayuso, que son muchos, piden algo más sólido. Por lo menos la cabeza de Teodoro. La verdad es que al tipo no le vendría mal dejar la política y dedicarse de nuevo a lanzar güitos de aceituna, para blindar su récord que, por cierto, no está recogido en el Libro Guiness, porque el tipo no ha tenido tiempo de mandarlo a los gestores del libro, tan ocupado como está urdiendo tramas de espías lamentables.
Y un personaje del que ya nadie se acuerda. El pobre Mañueco. Estaba él tan ricamente gobernando Castilla y León en coalición con el declinante Ciudadanos, un socio muy cómodo y confortable, cuando desde Génova le conminaron a adelantar elecciones (maldita la falta que hacía, en tiempos de pandemia). Ya saben que salió escaldado, abocado al dilema de si incorporar a Vox o no. Y pidió instrucciones a los que le habían metido en semejante entuerto. Pero en ese momento, todos empezaron a pegarse entre ellos y a Mañueco nadie le dice qué hacer. Menudo papelón. La verdad es que todo esto es muy lamentable y yo creo que el fraCasado debería dimitir, porque ha hecho el ridículo y ha demostrado una vez más que el cargo le queda grande.
¿Y la señora Ayuso? Pues hombre, es obvio que también se ha dejado pelos en la gatera, por su manera de proceder de adolescente ofendida. Y además, la mierda que le han destapado es bastante maloliente, aunque consiga demostrar que es todo legal. En política no sólo hay que ser honrado, sino también parecerlo. Y eso de contratar al hermano a dedo no parece muy honrado, aunque resulte finalmente legal. Pero es lo que sucede cuando se remueve la mierda: que huele muy mal. En inglés tienen una expresión muy gráfica: when de shit hits the fan, cuando la mierda golpea en el ventilador… pues pasa lo que pasa. Veremos cómo termina todo. Que tengan ustedes una buena semana.
Y que cumplas muchos más... Muchas felicidades, Emilio.
ResponderEliminarRespecto de ese par de gamberros decirte que en la corrupción, al margen de las doctas interpretaciones jurídicas que hacen que un 600 parezca un camión y un avión una bicicleta, está la prueba del pato: "Si grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato... ¡Seguro que es un pato!
Abrazotes.
Muchas gracias, Berto. Desde luego, lo de Ayuso parece lo que seguramente es: una chorizada. Pero esta mujer es dura de pelar y veremos cómo se defiende. Un abrazo fuerte.
EliminarDa gusto verte celebrar tu nuevo año con tanta alegría. Así se pueden celebrar otros setenta o al menos, como decía el filósofo, salir de esta vida como de un buen banquete: ¡harto!
ResponderEliminarEn cuanto a tus preferencias populares, es terrible que miles de vejestorios acríticos y probablemente en la línea de que "el que no roba ni jode es porque no tiene dónde", aclamen el nepotismo y la corrupción de doña IDA, recién recauchutada, ante la sede de su partido. ¿Olvidamos su gestión de la pandemia y los estragos que causó en las residencias de mayores, a los que negó la oportunidad de salvar su vida en un hospital? Por cierto, que los ancianos con seguro médico privado sí fueron ingresados. ¿Y que su hermano se forre vendiéndonos mascarillas que no pasaron los mínimos controles de calidad? ¡En plena pandemia! No, Emilio, a mí no me puede caer simpática esta muñequita de guiñol cuyos hilos mueve tan magistralmente ese genio alcohólico de mente malévola... Abrigo la esperanza de que muera de éxito, a ser posible, un poco más rápido que otras tan chulas como ella, en Madrid y en Valencia.
¡Clap, clap, clap, clap! (como no hay emoticonos pongo esta onomatopeya de un cerrado aplauso)
EliminarMe sumo al aplauso de Paco. Tienes toda la razón. Pero yo no he dicho que me caiga simpática Ayuso. Simplemente que tiene más fuste que Casado, que está aprendiendo y que es de cuidado. Veremos hasta dónde resiste. De momento, la jugada de denunciar al otro por acuseta, le ha salido redonda. pero con Feijoo no lo va a tener tan fácil.
EliminarFelicidades Emilio. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo. Un abrazo.
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