jueves, 21 de noviembre de 2019

887. En un mundo desigual

En El País de hoy viene un reportaje sobre las familias de inmigrantes con niños que duermen en la calle en Madrid haciendo cola para ser atendidos en instituciones públicas ad hoc. Una noticia que tiene relación con la polémica de los MENA, a los que Abascal quiere mandar de vuelta a sus países. Pueden consultar la información AQUÍ, pero no hace falta que se lean el artículo si no quieren, sólo vean el titular y échenle un vistazo diagonal. Estamos en un momento en que arrecia el frío otoñal y es lamentable que en una ciudad como Madrid haya niños a la intemperie. ¿Por qué sucede esto? Pues la respuesta no sólo está en el viento, sino también en el titular de este post: porque vivimos en un mundo que se caracteriza por una desigualdad salvaje.

Sí señor, vivimos en un mundo desigual. En mi periplo por Madagascar tuve ocasión de comprobarlo. La República Malgache es el séptimo país más pobre del mundo, según el indicador más fiable que existe (en mi opinión): el PIB per cápita. AQUÍ pueden consultar el listado de los países del mundo ordenados de mejor a peor según su PIB per cápita, con los datos actualizados a este año. Menudos datos los de ese cuadro. Si en Luxemburgo cuentan con 115.200$ per cápita y en Madagascar con 500$, pues mal vamos. Cada yanqui de los USA tiene 65.000$, más del doble que los españolitos, que tenemos 31.000$ (y no estamos nada mal). No cabe duda de que el capital mundial está muy mal distribuido. Para entender completamente el concepto, nada como visualizarlo, y además hoy no tengo demasiadas ganas de escribir, así que mi post va a ser sobre todo de imágenes, de esas fotos que los lectores se escuernan luego en intentar averiguar de dónde las saco. Empezaremos por una imagen actual de Nueva York. 


Sí, han acertado. Se trata del Brooklyn Bridge Park, a orillas del East River, en una hermosa imagen otoñal. La primera vez que visité New York, en 1982, toda esa zona eran unos muelles medio abandonados y muy peligrosos, infectados por la droga y la prostitución. Si se te ocurría acercarte o te perdías, te podían asaltar hordas de desharrapados que, como le pasó a un amigo mío, hasta te podían perseguir a la carrera, haciéndote revivir la peor escena de La Noche de los Muertos Vivientes. Pero la sociedad americana es tan opulenta que ha logrado regenerar todo el borde de la isla de Manhattan y las demás zonas portuarias tradicionales. Nosotros sabemos lo que cuesta una operación de este tipo, porque hemos vivido en carne propia lo que costó hacer Madrid Río (y que les pregunten a los de Bilbao si el puerto se regeneró en dos días). Comparemos la bonita imagen neoyorkina con esta otra, buscada al azar. Corresponde a los suburbios de una ciudad de Mauritania (1.290$ per cápita). A la izquierda se puede observar una mezquita azul.


Pero, a la vez, estamos en un mundo globalizado. Eso significa que la información corre por el aire y que los señores que habitan esas semichabolas mauritanas, posiblemente tengan todos móvil (hasta hace poco, antenas parabólicas). Es decir, que el tipo que malvive con 1.290$, tiene acceso a ver las películas yanquis en las que se presume del american way of life. A este respecto, tal vez la gente mayor, más quemada y abducida por ideologías y religiones locales, pueda pensar que todo eso es una mierda, que el occidental es un tipo que está loco y no es para nada feliz, porque se pasa el día corriendo para hacer más dinero del que tiene, mientras ellos son los buenos salvajes, en paz con su entorno y con el mundo planetario. Pero la gente joven no se traga semejante milonga. ¿Y qué es lo que hace? Pues algo que se explica con una sola frase: pies pa qué os quiero. No hace falta que haya guerra en el país de origen. La gente sale volando en cuanto tiene una mínima oportunidad de llegar a Occidente. A poco que nos descuidemos, esto será una estampida de jóvenes decididos a entrar en el primer mundo, para jugar sus opciones y tratar de acercarse al nivel de vida de los occidentales. ¿Y qué hace el hombre blanco frente a semejante avalancha potencial? Pues construir muros y barreras. Vean aquí una imagen de la doble verja que protege la ciudad de Ceuta.


Pero la gente que quiere entrar es tenaz, está desesperada y no tiene nada que perder. Así que intenta escalar los muros y las barreras. Y entonces hay que dotarlos de elementos disuasorios muy crueles, como las famosas concertinas. Vean como instalan una valla supuestamente infranqueable, esta vez cerca del Río Grande, en la frontera sur de Estados Unidos, da igual el lugar, el fenómeno es mundial.


Pero la desigualdad entre países no es la única que puede observarse en el mundo. Porque también tenemos la desigualdad en el interior de las naciones o estados. Existe también un índice para medir esa desigualdad, el llamado Coeficiente de Gini, ideado por el estadístico italiano Corrado Gini. Es un índice que ya no se usa demasiado y por eso el ranking de países desiguales está bastante desactualizado. Si tienen curiosidad, pueden consultarlo AQUÍ. En realidad, este índice no es muy significativo. Por ejemplo, Madagascar está bastante bien situado: no hay mucha desigualdad en ese país, porque todos son pobres de cojones. Es curioso que el país más desigual (salvo el dato anecdótico de Seychelles) sea Sudáfrica. Una herencia maldita del apartheid. El año pasado la organización Oxfam-Intermon realizó un estudio sobre nuestro país, imagino que utilizando otro índice más fiable. Según ese estudio, España es el país de la Unión Europea en el que ha crecido más la desigualdad tras la crisis de 2007. En estos momentos es el tercer país más desigual de la Unión, sólo superado por Rumanía y Bulgaria, dato que, por cierto, utilizó Pablo Iglesias en alguno de los debates recientes. AQUÍ un artículo en el que se hace referencia a ese estudio.

Pero en todos los rankings se evidencia un dato, que yo no necesito leer en ningún sitio, porque lo he visto con mis propios ojos: la región que registra un mayor grado de desigualdad en todo el mundo es Latinoamérica. Es algo que se respira en México, en Colombia, en Chile y hasta en Argentina. Y es una desigualdad con un sesgo claramente racista: los descendientes de los españoles son los ricos en todas partes. Y los cholos, los pobres, los más incultos, los de peor calidad de vida. Veamos algunas imágenes más. Empezamos por una emblemática, que tal vez ya conozcan algunos de mis lectores. Se trata de una famosa favela de Sao Paulo, que responde al nombre irónicamente cruel de Paraisópolis. A su lado han construido unos rascacielos de superlujo, con piscinas en las terrazas y unas instalaciones deportivas de primer nivel.


En Bogotá, la imagen no es tan impactante, pero el concepto es el mismo. La ladera llena de tugurios (así llaman en Colombia a las chabolas), permite ver al fondo los bloques de apartamentos. La ciudad formal parece avanzar sobre la masa informal de los barrios chabolistas.


Pero, en ocasiones, los habitantes de los barrios más modestos, se organizan, decoran sus infraviviendas y forman conjuntos edificados mucho más imaginativos y divertidos que los tradicionales. Vean por ejemplo, el caso de la conocida Colonia Libertad, en La Paz (Bolivia). No me digan que no es un lugar mucho más bonito que el barrio regularizado que aparece al fondo.  


En Bolivia está ahora liada parda. Tengo un amigo boliviano exiliado en España, que trabaja de camarero hace años en un bar que frecuento. Lo llamé para que me pusiera al día y me dijo que esa misma tarde había quedado con dos compatriotas recién llegadas de la tierra. Me acerqué al bar a la hora que me dijo y hablé primero un poco con él. En su opinión, parece que efectivamente se ha tratado de una especie de golpe de Estado, pero estima que en este caso no ha habido intervención yanqui, como ha sucedido tantas veces. Dice mi amigo que a Evo Morales se le estaba yendo la pinza por el lado autoritario-leninista y llevaba el mismo camino que Ortega en Nicaragua. Y que han sido los sectores más conservadores de la clase media los que han forzado su sustitución, aprovechando que estaba perdiendo apoyos por esa deriva autócrática y personalista.

Después llegaron las chicas. Ambas se autodefinieron como ex-masistas (ya saben el MAS, Movimiento Al Socialismo, el partido dirigido por Evo Morales). Una de ellas se había dado de baja en el movimiento, porque los tics jerárquicos y la exigencia de obediencia ciega de la élite de Morales se le habían vuelto insoportables. A la otra directamente la habían echado del partido. Entonces decidieron ambas venirse a España. Yo digo lo que me contaron, desde luego que habría que escuchar a la otra parte, pero es significativo. En fin, no cabe duda de que esa desigualdad de la que estamos hablando causa mucha irritación y frustración entre la gente corriente y puede derivar en explosiones de violencia. Ya les mostré dos fotos que recibí desde Chile: la de los pacos culiaos y la de la hermosa guerrera urbana del tirachinas. Aquí tienen otra de lo que se está viviendo allí estos días.

Encima, además de la desigualdad económica, resulta que el primer mundo no sabe cómo eliminar las toneladas de basuras que produce y las echa donde puede, organizando unos vertederos hediondos, en los que trabaja mucha gente recuperando lo que pueden. Son conocidos los de algunos lugares de Sudamérica, pero tal vez las imágenes más brutales se dan en la India, en donde las personas compiten con los marabús para sacar algo de estas inmensas montañas de mierda. Un par de fotos al respecto.


Pero hemos leído que la mayor desigualdad se da en Sudáfrica. Veamos también un par de imágenes de ese enorme país. La masa de chabolas se contrapone en un caso con una cuidada ciudad jardín y en el otro nada menos que con un campo de golf.


Me parece que ya les he puesto suficientes imágenes. No se quejen, que hoy les he hecho leer menos que de costumbre. La desigualdad produce frustración y es algo que se evidencia cuando los tejidos sociales desiguales están contiguos, como algunos de los que hemos mostrado en este post. Hemos empezado hablando de los niños. ¿Imaginan lo que siente un niño cuando se asoma a un cristal, o a un hueco de una valla, para observar a media distancia el paraíso? Es algo muy fuerte. Es la sensación de exclusión. Es estar al lado de un mundo ordenado y próspero y no poder estar adentro, tener que verlo desde fuera. Este sentimiento lo expresa muy bien Sheryl Crow en la canción On the outside (En el lado de fuera). Les voy a dejar de propina una interpretación en directo de este tema, de hace unos diez años. Es decir, que Sheryl tenía unos cuarenta y tantos y estaba guapísima.

Los conciertos de Sheryl suelen ser una explosión de alegría y de vitalidad, pero cuando trata de un tema serio como este, no bromea. Es una delicia, desde la composición, el título susurrado al micrófono, los tempos alargados entre las estrofas, el tremendo estribillo (Standing on the outside, looking in: estando en el lado de fuera, mirando dentro), la incorporación silente de la batería, la forma en que da entrada al guitarra solista, dejándolo lucirse, como hace ella siempre en sus conciertos. Nadie como Sheryl para crear estos ambientes emotivos intensos. Después viene una última estrofa rematada por un grito desgarrado, en donde se expresa toda la frustración contenida, un grito que Sheryl lanza desde sus entrañas, para poner en suerte al guitarrista para un segundo solo aun más profundo. Esta mujer tiene cientos de temas compuestos y, por canciones como esta, se ha ganado el respeto de los principales músicos del rock. Póngansela en pantalla grande y disfruten



2 comentarios:

  1. Muy buenas fotos. Y el tema de S. Crow, sublime. Hasta que empezaste a hablar de ella en el blog, yo no la conocía. Pensaba que era un personaje equivalente a Madonna, Britney Spears y otras divas. Gracias por descubrírmela.

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    1. Gracias a ti por seguirme. Madonna o Spears son divas, especialmente preocupadas en mantenerse muy monas para salir a los escenarios a cantar temas que otros han compuesto. En cambio, como ya he explicado, Crow es una mujer culta y formada, que se enfrenta aún folio y un pentagrama vacíos. Ahí empieza un trabajo creativo, que continúa con la producción, los arreglos, la búsqueda de músicos adecuados, etc. Y después, la actuación en vivo, en la que ella, que domina varios instrumentos, se supera y alcanza sus mayores cotas de brillantez. O

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