Bien, aquí me tienen de nuevo
después de una excursión senderista al interior de la provincia de Castellón,
que me ha ocupado cinco días (dos de ida y vuelta y tres de triscar por los
montes). El miércoles 5 salí directamente desde el curre, donde había aparcado
el coche en un parque cercano con el equipaje hecho. Y llegué a dormir al hotel
María de Luna, en el pueblo de Segorbe. El jueves hicimos una marcha de unos 10
kms, con más de 600 metros de desnivel y piso bastante malo. He de confesar que acabé un tanto cascado. El viernes la ruta fue de unos 14 kms, pero con un desnivel similar y
mejor piso. Los colegas se quejaron de que era dura, pero a mí me resultó
mejor, ya saben que soy de desarrollo largo. Estas dos primeras rutas fueron
por la sierra del Espadán, un lugar lleno de parajes solitarios, donde es difícil encontrarse con nadie, salvo los trasgos y otros habitantes del bosque
mediterráneo, con alcornoques, viejas instalaciones para la saca del corcho, balcones
al abismo, formaciones pétreas monumentales y hasta trincheras de la Guerra
Civil perfectamente conservadas. No olvidemos que la zona de Valencia fue donde
se refugió el Gobierno Republicano cuando empezó el asedio de Madrid y la
última en caer.
Ayer viernes nos desplazamos al
entorno de Sagunto y subimos al Picayo, la cumbre más oriental de la sierra
Calderona, muy cerca del pueblo de El Puig. Fue una excursión pequeña, sólo de
mañana y con unos 300 metros de desnivel, a modo de aperitivo del estupendo arros del Señoret con el que nos
obsequiamos en el restaurante Noray, en la playa de El Puig. Las tardes/noches
de los tres días las dedicamos a visitar los monumentos y los bares
de Segorbe y otros pueblos cercanos. Hoy por la mañana he pillado el coche de
vuelta para evitarme el atasco de entrada a Madrid y he llegado a tiempo de
tomarme un vermú en el barrio, comerme un cocido que tenía en la nevera (y que después
de casi una semana de cocinado, estaba mucho más bueno) y echarme una siesta en
condiciones, que mañana me toca incorporarme a la oficina. Tras un té Earl
Grey, me he puesto al teclado para escribir algo, mientras se juega el partido
River-Boca en el Bernabeu, un acontecimiento de postín, que ayuda a poner a
nuestra ciudad en el mapa y, por tanto, me parece bien.
Está mi casa muy tranquila en
este domingo final del puente más largo del año y, para que sintonicen con este
ambiente reposado, voy a empezar poniéndoles una música ad hoc. Se trata de la
versión del Secret Love que hace el
excelente pianista yanqui de jazz Brad Mehldau, sobre las evocadoras imágenes
viradas a blanco y negro de El paciente
inglés, una triste película con dos actores muy buenos y muy guapos. Pueden elegir quedarse viendo las imágenes, o continuar leyendo y dejársela de fondo
Nos habíamos quedado el otro día
en que tenía pendientes algunas reflexiones sobre las elecciones andaluzas, pero
se me ha cruzado por medio una información que no sé si han leído. Salió el
otro día en El País y enlaza con dos temas sobre los que se ha hablado en el blog.
En primer lugar, el terrorífico asesinato y eliminación completa del cuerpo del
periodista Khashoggi en Estambul. Les comenté que me sorprendía mucho esa saña,
ese auténtico odio africano que había llevado al príncipe heredero saudí a
eliminar de una forma tan cruel a un simple periodista difusamente crítico con
su régimen, un tipo que escribía en el Washington Post unos artículos en los
que reclamaba un poquito de libertad de expresión en su tierra. Pues bien, en
este artículo, se desvela la verdadera causa de su asesinato. Y además, la cosa
conecta con el mundo de los algoritmos del que se habló el otro día. Como ya
está escrito, y muy bien por cierto, me parece inútil que se lo cuente; simplemente
léanlo. Los mensajes de whatsapp que este pobre hombre enviaba a su socio han
salido ahora a la luz y aparecen en el artículo como citas destacadas a derecha e
izquierda. Para leerlo han de pinchar AQUÍ.
Impresionante. La verdad acaba siempre por
salir. Sólo hay que buscarla. Pero teníamos pendiente analizar los resultados
andaluces y aquí también les digo que es una inutilidad repetir lo que ya está
escrito. Así que, ya con una semana de perspectiva y tras tres días triscando entre trasgos, intentaré decir
algunas cosas que tal vez no se han dicho, o sí se han dicho y yo no las he leído,
o al menos no se han dicho de la misma manera. Las voy a numerar y las cuento
sin un orden predeterminado.
1.- Los sondeos fallaron estrepitosamente en
lo relativo a Vox. Ni se olieron que iba a tener tantos escaños. Los más
atrevidos aventuraban tres o cuatro y fueron doce. ¿Por qué? Pues está
clarísimo. Porque la gente que pensaba votar a Vox no lo decía, porque no mola.
Está mal visto. Es algo vergonzante. El encuestador preguntaba, el tipo decía
que iba a votar a cualquier otro y nadie se daba cuenta de cómo le crecía la
nariz. Pero ¡ojo! Eso ya no va a volver a pasar. En las próximas contiendas
electorales, el que vaya a votar a Vox lo dirá bien alto, porque ahora se va a
sentir respaldado por 400.000 andaluces.
2.-Yo confío en que Vox sea un
fenómeno pasajero (cruzo los dedos). Buena parte de sus votantes han elegido
esa opción para mostrar su descontento con una situación económica que no acaba
de arrancar. A los gobernantes se les llena la boca diciendo que las grandes
cifras de la macroeconomía van mejorando, pero la crisis nos ha dejado una
situación de polarización social muy peligrosa, los de abajo están cada vez más
abajo y los ricos cada vez son más ricos. Ese descontento alimentó hace unos
años a Podemos y ahora lo ha hecho con Vox. Podemos se está diluyendo y a Vox
le puede pasar lo mismo, aunque es difícil que consigan tener un líder tan
torpe como Pablo Iglesias.
3.- La situación creada podría
hasta ser buena para la izquierda. Quiero decir que, hace unos años, toda la
derecha votaba en bloque al PP (incluidos muchos de los 400.000 de Vox) y ganaban
siempre, porque la izquierda estaba fraccionada entre PSOE e Izquierda Unida,
que muchas veces defendían propuestas políticas similares, pero perdían por estar divididos en dos bloques. Ahora que Podemos se está yendo a la mierda,
tal vez se refuerce el PSOE y, al otro lado, la derecha se fraccione. Al fin y al
cabo, Ciudadanos y PP defienden opciones políticas bastante similares. Vox,
no; Vox es otra cosa. Pero les quita votos.
4.- La debacle del PSOE andaluz
es muy fácil de explicar. Que un partido esté tantos años en el poder es algo
muy malo. Es una situación que, de forma inevitable, genera rutinas perversas, clientelismo, putrefacción y corruptelas sin número. Cuando Felipe González perdió finalmente unas generales y le dejó el sitio a
Aznar, les puedo jurar que mi primera sensación fue de alivio, aunque Aznar estaba entonces bastante lejos de mis anhelos políticos. Pero yo estaba harto de Filesas, de Roldán, del
GAL, de la chulería de mirar a la cámara cuando la prensa acorralaba a Alfonso
Guerra para decir que a ver si iban a tener dos por el precio de uno (por citar
un detalle). Y Felipe llevaba sólo 14 años. ¿Se imaginan ustedes lo que han
sido los 26 años de la derecha en el Ayuntamiento de Madrid? Ya les dije que yo
era un chaval cuando llegaron y un anciano cuando se han ido. Pues ahora traten de visualizar lo que han sido 36 años de PSOE en la Comunidad andaluza. Algo sin parangón en Europa. Joder, es que en 36 años se muere mucha gente y nacen otros muchos. Y no se puede seguir con el mismo partido en el gobierno.
En Madrid, la descomposición del
partido en el poder la simbolizaba en los últimos años Ana Botella. Pues Susana
Díaz es una figura similar. Y eso explica la gran abstención y el descenso de
votos del PSOE. Yo lo siento por ella, pero no se puede pretender ser la líder de
una opción de centro-izquierda hablando de la forma en que habla esta señora.
Con perdón, es como se oye hablar a ciertas señoras en el mercado o en la cola
del pan. Un andaluz un poco culto con ideas, digamos, de izquierda moderada, no tenía más
remedio el otro día que quedarse en su casa, o irse de excursión al campo.
Porque las otras ofertas tampoco le resultarían muy tentadoras. Yo no sé qué más
tiene que pasarle a Susana para que se dé cuenta de una vez de que la gente
no la quiere. Que este país está ya muy por delante de su discurso rancio y
pasado de moda.
5.- Un factor clave. Ni Pedro
Sánchez ni Pablo Iglesias han bajado a la arena. No se han fajado en la contienda. Por motivos
similares: su relación con las candidatas a la Junta no era ni es buena. Susana
fue la que sacó a Sánchez de la secretaría de su partido, con un procedimiento
bochornoso, petición de pizzas incluida. Y eso es difícil de olvidar. Además,
no parece que le haya pedido ayuda. Tal vez pensó que podía ganar ella sola. Y
el otro se ha pasado la campaña viajando por Cuba y otros lugares. El caso de Podemos
es igual. La tal Teresa tampoco pidió ayuda, no quiso concurrir bajo las siglas
de Podemos y hasta eliminó el color morado. Y el amigo Iglesias se pasó la
campaña cuidando a sus gemelos. Casado y Rivera se dieron cuenta a tiempo y se dejaron la piel en la campaña. Estuvieron allí todo el tiempo, se lo curraron de lo lindo pueblo por pueblo y trajeron a todos los pesos pesados de sus partidos. Ellos son los que han ganado las elecciones para la
derecha, lo de Vox es un efecto colateral.
6.- Una última cosa. Si Pedro
Sánchez tuvo algún día la duda de adelantar las elecciones, esa vacilación ha
desaparecido. Yo en su lugar me agarraba al sillón presidencial y me pegaba
el culo con superglú. No me quitaban de ahí ni con agua caliente. Hasta
los de El inMundo han dejado de insistir en el tema (¿se acuerdan de aquello
del gobierno Frankestein?). Pero de las derrotas también hay que aprender y lo que no
puede pretender el señor Sánchez es que nos creamos que la hostia se la ha
llevado Susana ella sola por cabezota. El susanazo se lo ha pegado también él, con todo el partido, y más le vale que ponga las barbas en remojo si no quiere salir aun más escaldado en las próximas citas electorales. En cuanto al señor Iglesias, continúa demostrándonos que es el más humano de nuestros líderes (por aquello de errare humanum est) y se sigue equivocando a conciencia. De la
derrota de su grupo ha sacado la conclusión de que hay que apoyar aun más a los
independentistas catalanes (tiene huevos). Hasta que no se convenza de que esos señores
comparten tendencia ideológica con Trump, el Brexit, Bolsonaro, Le Pene y
Salvini, sus partidarios seguirán haciéndose la picha un lío y no pasará de encabezar un grupo marginal.
Los nacionalismos son de derechas
por definición, porque la izquierda de verdad es universalista. No existen
diferencias entre el America first de
Trump, el los españoles primero de
Vox y el Catalunya davant de Puch
Dem-un. Pero este es otro tema al que ya le dedicaremos el espacio que le
corresponde. De momento, les anuncio que, en solidaridad con la huelga de
hambre de los presos del prusés, y siguiendo el ejemplo del señor Torra (ese
androide al que Puch Dem-un maneja desde Waterloo mediante un algoritmo), esta noche
me voy a dejar el cuscurro de pan en la panera. Sean felices y hagan acopio de
ánimo, que vienen las navidades.
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