sábado, 17 de junio de 2017

643. Amistades transnacionales en el bochorno

Por diversas circunstancias he tenido ocasión estos días de hablar con diversos amigos de allende los mares o los Pirineos y preguntarles sus opiniones acerca de la convulsa actualidad mundial. Están los tiempos revueltos y siempre es interesante escuchar a los de fuera, aunque aquí sigamos enfrascados en el ejercicio de mirarnos el ombligo patrio, desarrollado estos días con motivo de la moción de censura, que apenas nos ha dejado dos imágenes: la de Rajoy bajando torero al ruedo a ejercer de parlamentario lenguaraz y la irrupción en escena de Irene Montero, 29 años, figura emergente, con un discurso bien enhebrado, pero que se fue a más de dos horas por la tontuna esa de la duplicación de género. Si todo el rato tienes que decir “los ciudadanos y las ciudadanas”, el discurso se te duplica y puedes alcanzar tiempos dignos de Fidel Castro. Por cierto, ya sé que es una ucronía, pero me encantaría haber escuchado la opinión del Comandante en Jefe acerca de esa gilipollez. La señora Montero se refiere ya a su propio partido como Unidos y Unidas Podemos y yo desde esta humilde tribuna quiero advertirle de que se está quedando antigua porque, dentro de poco habrán de llamarse Unidas y Unidos Podemos, las señoras delante igual que en el movimiento LGTB.

Pero volvamos a los amigos transnacionales. En primer lugar, el bueno de Luis Suarez. Tras ese nombre aparentemente familiar y doméstico, se esconde nada menos que un catedrático emérito de Planeamiento Urbano y Economía de la universidad de Irvine (California), un campus a medio camino entre San Diego y Los Ángeles. Nuestro hombre, de padres asturianos, desarrolló allí muchos años de docencia. Ahora anda por España y le escribió una carta a la señora Carmena pidiéndole una cita para hablar de sus ideas sobre el desarrollo sostenible, que entiende aplicables a Madrid. Ya saben que estos embolaos acaban cayéndome a mí.

Me puse en contacto telefónico con él y le propuse dar una vuelta por Madrid Río, pensando que, con la que está cayendo, se me cansaría enseguida: alguien que ostenta la categoría de catedrático emérito ha de tener al menos 70 años. Error absoluto. El hombre aceptó el envite y resultó ser un caminante resistente, que aguantó hasta el final y no se quejó ni una sola vez del bochorno. En un bar de Legazpi, nos tomamos un doble de cerveza y saqué mi ordenador Lenovo, cargado en mi mochila las 4 horas de paseo, para mostrarle mi presentación en power point. Me contó que él había estudiado arquitectura, que luego había descubierto que no le gustaba nada eso de hacer chalets para los pijos y que el urbanismo le había salvado de su crisis de identidad, hasta el punto de que luego estudió la carrera de Económicas a la vez que daba clases de urbanismo. Ya ven: un alma gemela mía. A soul brother, por decirlo en yanqui.

Inevitablemente le pregunté por Donald Trump. Arrugando el rostro me dijo que no me podía imaginar qué grado de crispación e irritación estaba sufriendo su país. Que la opinión negativa sobre el presidente era prácticamente unánime en los medios más cultos y que una buena parte de los que le habían votado estaban horrorizados viendo que sus prometidas medidas de regeneración del tejido laboral en Estados en declive, no iban a llegar nunca. Suárez está seguro de que este señor no acabará su mandato y pronostica un impeachment no muy lejano. Apunta que en 2018 habrá elecciones legislativas para el congreso y senado y que, si las cosas no cambian, los demócratas coparán ambas cámaras y promoverán ese impeachment.

Este miércoles, mi amigo Ed, neoyorkino que dirige con mano de hierro nuestro taller de conversación inglesa, acortó incluso el plazo del impeachment: él está seguro de que este señor no se come el turrón como presidente y quiso apostarse algo conmigo, pero no entré al trapo porque no soy muy amigo de apostar. Y en cuanto a la crispación y el cabreo de los norteamericanos, esta semana ya hemos tenido una primera muestra: un jubilado de Washington ha disparado con su rifle a los congresistas que se disponían a jugar un partido de beisbol, hiriendo de gravedad a la tercera autoridad del país. El cabreo ciudadano es un ingrediente muy peligroso en un lugar en donde todo el mundo va armado.

Una apuesta similar me propuso mi amigo británico Ian, seguidor esforzado de este blog que le está sirviendo para perfeccionar su dominio del español. Ian pasó unos días por aquí con su mujer Louise y tuvimos ocasión de comer en un restaurante indio, bien resguardados del calor. En su caso, la apuesta es sobre cuánto va a durar en el puesto la bruja May de la torva mirada (me dijo que le encanta el mote). Según Ian, el sentimiento que prima ahora mismo en Gran Bretaña no es tanto la irritación como una especie de confusión desolada. La señora May se ha desfondado al ver que le salía el tiro por la culata. Encima, su única posibilidad de gobernar es aliándose con los unionistas norirlandeses, un partido filofascista heredero de los postulados del reverendo Ian Paisley, el tipo que se quería comer crudos a todos los del IRA.

Dice mi amigo que la gente ya no sabe lo que quiere, que los jóvenes siguen nutriendo el abstencionismo electoral, que Corbyn es un político de la vieja escuela que promete cosas muy bonitas, lo que todo el mundo quiere oír, pero no explica cómo las va a conseguir. May tiene una gran contestación interna y no es descartable que el propio partido tory dé un golpe de estado palaciego, como hizo en su día con Tatcher. No acepté la apuesta de mi amigo, porque creo que la bruja resistirá como Rajoy y se recuperará. Pero su país está confuso. Mucha gente sigue en contra de Europa por la ineficacia de la burocracia sobredimensionada de Bruselas, pero ahora dudan de si no hubiera sido mejor para el país quedarse y luchar desde dentro.

En Francia estarían ahora igual de irritados y confusos si hubiera ganado la señora Le Pene. Mi amigo Philippe ha pasado también por Madrid, camino del sur y la otra noche nos dimos una vuelta por el centro, rematando con unas pizzas y unos mojitos. Dice Philippe que Macron es un político de diseño, al que apoyan grandes poderes financieros. Un equivalente a Rivera, aunque yo creo que más listo y más brillante. Philippe lo relaciona también con la masonería internacional. Estas fuerzas que lo apoyan se movilizaron para frenar el camino de Le Pene, y les salió la jugada redonda. Parece que un elemento clave fue el debate entre ambos candidatos, en el que Macrón desarrolló una energía como la de Irene Montero, mientras su contrincante se mostraba fastidiada, displicente, mal preparada y perezosa, como si fuera un incordio para ella tener que pasar por semejante trago. En Francia estos debates suelen tener un alto nivel. Los votantes los siguen enteros y les dan mucha importancia para decidir su voto.

Finalmente, Francia con Macron vive una sensación de alivio y de recuperación de un cierto orgullo patrio. Pero dice Philippe que eso puede ser transitorio y que como este señor no tenga éxito en la consecución de las políticas que propone, para las próximas elecciones los votantes se inclinarán por la ultraderecha. Macrón es un representante de los nuevos partidos, como lo fue Renzi en Italia, mientras los viejos se van a la mierda. En Francia, el caso más aparatoso es el del Partido Socialista, al que ha hundido del todo Hollande. Dice Philippe que Hollande es el más tonto de Europa (yo creo que le superó Cameron), pero a mí me sigue sorprendiendo que un tipo tan tonto como él y tan feo, se lo haya hecho con  tres mujeres tan extraordinarias como las que han sido sucesivamente sus compañeras (Segolène es mi favorita). Ya recuerdan que en este blog se formuló la pregunta: ¿qué las das François?

En fin, mientras en Cataluña siguen a lo suyo y en Madrid también (ni una sola alusión en la moción de censura a los poderes transnacionales que gobiernan el mundo. ¡Por Dios! Si Rajoy es sólo un mandao), pues aquí hemos sabido de un país aliviado, otro muy confuso y otro cabreado como una mona. Lo de USA es lo más grave. Trump es un psicótico que duerme mal y solo, en una desierta Casa Blanca; que se despierta por las mañanas ya cabreado, descarga su ira en Twitter y luego va a la deriva en sus decisiones en función de su genio. Yo no descartaría que antes de que le hagan un impeachment se vaya él solo, en un rapto de despecho. Estos egos inflados funcionan así, y si no vean al Cretino Ronaldo, qué berrinche se ha pillado.

Pero de momento USA ya se ha salido del Acuerdo de París contra el cambio climático, algo muy grave ya que se trata del segundo país más contaminante después de China y al paso que vamos nos vamos a asfixiar de calor y el mar se va a tragar ciudades de Venecia a Nueva York. Conscientes de la barbaridad que supone la decisión de Trump, un numeroso grupo de ciudades y Estados americanos han montado una alianza que promete seguir cumpliendo en sus territorios las condiciones del Acuerdo de París. Coordina esta red el millonario ex alcalde de New York Michael Bloomberg (ya les hablaré otro día de él) y es una reacción importante, que afecta por ejemplo a toda California. AQUÍ pueden ver los detalles de esta iniciativa. Les recomiendo que lo lean.

Mientras tanto, en Madrid nos estamos cociendo a fuego lento, cuando ni siquiera ha llegado el verano. Decía Sartre que el infierno eran los otros, pero es que este señor no llegó a conocer los tiempos actuales. Esto es ciertamente insufrible. Una tortura. Como estar en las famosas calderas de Perico Botero. Se resecan los árboles, se caen muertos los pájaros y los moscones, se petan los aires acondicionados, se resquebrajan los abanicos, jadean las neveras por el esfuerzo. Ayer en un cole de Valdemoro, un escolar se puso malo por el calor y el resto de los críos empezaron a sentirse enfermos todos a una, a ver si colaba y organizaban unas pellas colegiadas. Cuando llegaron los sanitarios, los chavales se habían refugiado en el tanatorio de enfrente que tiene aire acondicionado. Todo un símbolo.

Hagan por disfrutar a pesar del bochorno. La semana que viene alivia un poquito, dicen.

jueves, 15 de junio de 2017

642. La pasión de Brunelleschi


De mi viaje a la Toscana, quedaron algunos temas por contar, que creo que tienen hueco en la temática de este blog. Uno de ellos es la historia de cómo se construyó la cúpula del Duomo de Florencia y cómo surge allí la figura del gran Filippo Brunelleschi, uno de los mejores arquitectos de todos los tiempos. Les resumiré la historia, aunque abajo tienen un link a un excelente (y largo) artículo del National Geographic, en donde se detallan los retos técnicos que hubo que superar para construir Il Cupulone, por si algún lector quiere un relato más preciso de la historia de este señor. Contra lo que se suele pensar, Brunelleschi no estudió jamás en ninguna escuela de arquitectura. Por el contrario, era orfebre, escultor, artesano de la madera, gran dibujante y forofo de las matemáticas. Inventó la perspectiva cónica y, como hobby, construía relojes y mecanismos de todo tipo. Un portento.

En 1401, la ciudad de Florencia convocó un concurso de ideas para el diseño de las puertas del Baptisterio, frente a la Catedral en construcción. Grandes escultores y artistas de reconocido prestigio, presentaron sus propuestas. Pero se vieron claramente superados por un joven desconocido. Brunelleschi tenía 24 años cuando se presentó al concurso. El jurado reconoció que su propuesta era la mejor, pero no le dio el premio porque se saltaba las bases: en ellas se especificaba que en un marco polilobulado había que situar un montón de figuras representando el sacrificio de Isaac, entre ellas un asno, y Brunelleschi situó al asno fuera del marco, como soportando el resto de la escultura. El premiado fue Ghiberti, el artista oficial del establishment de Florencia, pero en el fallo se precisaba que Brunelleschi y él colaborarían en la dirección de los trabajos de realización de las monumentales puertas. Esa colaboración era imposible, porque el joven Brunelleschi tenía en muy mal concepto al figurón, al que ninguneaba en cuanto podía.

Brunelleschi, cuya imagen en un relieve que se muestra en la Academia pueden ver aquí al lado, era efectivamente un tipo bajito, medio cojo y con muy mala leche, mental y artísticamente a años luz de cualquier competidor que quisiera enmendarle la plana. Pero en 1418, la ciudad de Florencia convoca un nuevo concurso, de mucha más trascendencia. La Catedral, cuyas obras habían comenzado en 1296 con el objetivo de conseguir la más grande de todas entre las iglesias de las ciudades-estado de Italia, tiene un problema grave que nadie sabe resolver después de más de cien años de obras, porque han construido una nave octogonal de tales dimensiones, que nadie sabe cómo cubrirla. Una posibilidad fácil era reforzar los muros con arbotantes, pero los poderes fácticos de Florencia rechazaban esta solución porque olía a gótico y ese era el denostado estilo que ostentaban las catedrales del norte, entre ellas la de Milán, ciudad enemiga de Florencia.

En la competencia feroz con Siena y otras ciudades, cada una de ellas estaba empeñada en construir la edificación más desmesurada, pero el estilo gótico no era del gusto de la curia florentina, que consideraba demasiado innovadora esa tendencia, por la que se regían algunas de las principales catedrales europeas. Los poderes locales, como el poderoso gremio de la lana, que financiaba las obras, preferían el románico clásico. Y el románico no tiene arbotantes. Al concurso para resolver la cúpula se presentan los mejores arquitectos del momento, pero el que plantea la solución perfecta es Brunelleschi, que además no explica cómo va a resolver técnicamente el problema, qué trucos va a emplear (no quiere que nadie se los copie). El jurado decide premiar de nuevo a Ghiberti y a Brunelleschi, pero esta vez deja claro que será el segundo el que lleve la voz cantante. AQUÍ pueden leer la historia detallada de la construcción de Il Cupulone, con los detalles técnicos al completo.

Yo sólo les cuento lo que más me interesa resaltar. Brunelleschi, que había estado un tiempo en Roma, estudiando el Panteón y otras cúpulas de tiempos de los romanos, planteaba construir dos cúpulas concéntricas con un entramado medio que las sustentara. Pero Ghiberti empezó a dar el coñazo y a ir por su lado. Entonces, Brunelleschi fingió ponerse muy enfermo y se retiró de los trabajos. Y la obra se paralizó un tiempo. Ghiberti no tenía la menor idea de cómo continuar. Los líderes del poderoso gremio de la lana fueron a visitar al enfermo y a petición suya firmaron un documento que de hecho expulsaba a Ghiberti del equipo. Entonces Brunelleschi sanó milagrosamente y la obra se reanudó. Más adelante, se suscita un problema con los diversos gremios que intervenían en los trabajos. Los gremios querían imponer sus condiciones tradicionales, de modo que ellos decidieran si trabajaban diez carpinteros y cuatro orfebres, aunque no hubiera trabajo para todos. Brunelleschi quería, en cambio, escoger él a los diversos artesanos y no emplear más que a los necesarios. El conflicto de interese acabó en huelga general. Y la obra se paró por segunda vez. Y otra vez hubo que ir a buscar a Brunelleschi y aceptar sus condiciones.

Como ven, el tipo iba haciendo amigos por todas partes, y todos ellos se conjuraron para acusarle de un asunto menor (un impago a un empleado que no había trabajado a su gusto). Y Brunelleschi acabó en la cárcel. Y se pararon las obras por tercera vez. No hace falta que les detalle cómo se solucionó la cosa. Al final, la cúpula se terminó y todo el mundo se quedó maravillado. Gentes de todas las ciudades europeas venían a Florencia a contemplar el portento. Tras haber ganado de hecho el concurso para las puertas del Baptisterio con 24 años, Brunelleschi dedicó una buena parte del resto de su vida a la construcción del Cupulone. Su obra maestra se terminó en 1436, y sólo la sobrevivió diez años. Para entonces había conseguido redefinir el papel del arquitecto, como artista que decide todos los aspectos constructivos, estructurales, decorativos y funcionales de un edificio. Brunelleschi fue el primer arquitecto moderno.

Pero, por si todo eso fuera poco, Brunelleschi sentó las bases de la arquitectura renacentista, al construir el Spedale degli Innocenti, uno de los primeros orfanatos de Europa, financiado en este caso por el no menos poderoso gremio de la seda. Pudimos visitarlo en nuestro viaje, se encuentra en la Piazza della Santissima Annunciata, en donde se iniciaron sus obras en 1419. A primera vista podría pensarse que es un edificio que hemos visto decenas de veces. Pero es que su valor proviene precisamente de que es el primero y todo el mundo lo imitó después. El arquitecto aplicó al diseño sus conocimientos matemáticos y concibió una edificación modular, basada en la proporción áurea, en la que todas las dimensiones están relacionadas y meditadas. Se trata de una edificación modesta, construida con materiales baratos y decoración poco ostentosa.

El edificio se eleva sobre una peana con una escalinata de acceso, y su fachada está compuesta por arcos de medio punto, con columnas corintias y elementos rescatados de la arquitectura romana. Tras ella, un pórtico con bóvedas vaídas, de proporciones perfectas: el ancho del pórtico es igual que el de los vanos y la altura de las columnas, como resultado de un sistema geométrico que ya se adoptaría por la arquitectura durante siglos. La disposición de los vanos en la fachada es perfecta. Les dejo con unas imágenes de esta maravilla. Ojo a los rosetones de terracota vidriada, con imágenes de niños, que decoran los intervalos entre los arcos, obra del artista Andrea della Robbia.





domingo, 11 de junio de 2017

641. Sofocos caniculares

Para el cuarenta de mayo, hace un sol de carallo. Con esto del cambio climático va a haber que cambiar hasta los refranes, porque lo cierto es que yo me quité el sayo nada más volver de Italia, y hasta ahora. Dice la radio que el tiempo de hoy, 41 de mayo, va a ser canicular. Pronto empieza la cosa. Me temo que nos espera un verano sofocante. Y, para sofoco, el que se ha llevado la bruja May de torva mirada. Ejemplo prototípico de tiro por la culata. Mira que vengo avisando, que se dejen de consultas, que eso de preguntar a los ciudadanos es muy peligroso, que el personal está muy cabreado, bastante bien informado a través de las redes y con ganas de saldar cuentas. En Gran Bretaña, una parte del malestar actual proviene sin duda de la frustración que sienten sus ciudadanos tras haberse metido de cabeza en el marrón del Brexit. La misma frustración que sienten muchos norteamericanos, tras haber votado a un presidente inepto y cabreadizo.


Pero vayamos por partes. Lo de la bruja May de la torva mirada es más viejo que la pana. Ha pasado tantas veces que no era muy descabellado esperar que sucediera de nuevo. Para quien no lo recuerde, en los años 90, el presidente del Real Madrid no era Florentino, sino Lorenzo Sanz, que había ganado el cargo en 1995. Tres años después, consiguió ganar la Champions, la añorada Séptima, que el club llevaba 32 sin conseguir. Su ego ya se infló un montón, pero es que, dos años más tarde, volvió a ganar, la Octava esta vez, en mayo de 2000. Y el tipo ya no pudo aguantar más, se creyó Dios y convocó elecciones sólo dos meses después de esta segunda victoria deportiva. Era su momento de gloria y esperaba ganar por mayoría aplastante para seguir otros cuatro años. Resultado: perdió con el aspirante Florentino.

Es comprensible que la bruja May no sepa nada del fútbol español, pero es que lo mismo le pasó al gran Winston Churchill. Este señor (alcohólico acreditado y ganador insólito del Nobel de literatura por sus memorias), condujo a su país con mano de hierro a la victoria en la II Guerra Mundial. También se creyó Dios y convocó enseguida elecciones para blindar su mayoría y seguir al frente del país otro mandato. Resultado: los ingleses le dieron las gracias por los servicios prestados y le hicieron saber que preferían a otro para organizar la paz. Perdió las elecciones frente al laborista Clement Attlee, del que ahora nadie se acuerda. En general, el gesto de adelantar elecciones en un momento de euforia, es percibido por el votante como un gesto de soberbia y ventajismo, que ya predispone un poco en contra. Yo creo que si la señora May no llega a tener un contrincante tan flojo como Corbyn (un izquierdista de zamarra, medio chavista, ideológicamente anterior al eurocomunismo), hubiera incluso perdido.

Por lo demás, las elecciones británicas nos traen otra buena noticia: el desinfle del suflé del independentismo escocés. Si lo sumamos a las horas bajas del secesionismo en Quebec, yo creo que viene quedando claro que, en países con un cierto nivel político, social y cultural, las ideas nacionalistas cerriles tienen poco recorrido. Los vascos están demostrando también pertenecer a ese primer mundo informado, internacionalista y solidario, como lo prueban las ventas del libro Patria en esas tierras. A la vista de esto, tal vez con los secesionistas catalanes la mejor postura sea la de darles cuerda para que ellos solos se ahorquen, que es lo que hace Don Tancredo de la Moncloa. Ya he escrito en este foro mi disposición a caerme de culo, bajarme los pantalones, o lo que haga falta, si este señor consigue resolver el embrollo catalán sin hacer nada (y encima acosado por la corrupción y con la economía cogida con alfileres).

Don Tancredo es otro ejemplo preclaro de político que gana por la flojera de sus contrincantes. Lo del PSOE es también de libro, ahora que lo vemos a toro pasado. Les voy a pedir que lean un artículo al respecto, aparecido hace unos días en El País y firmado por el sociólogo Enrique Gil Calvo, un comentarista al que sigo desde hace tiempo, aunque hay veces que no lo entiendo del todo. Esta vez está, como suele decirse, sembrao. Léanlo AQUÍ y seguimos. Creo que este señor da en el clavo en su interpretación de lo que ha sucedido en el PSOE (sobre el futuro, habrá que verlo). Recapitulemos.

En España tuvimos elecciones en diciembre de 2015. Rajoy salió tan debilitado, que Sánchez se atrevió a postularse como presidente, con el apoyo de Ciudadanos. En mi opinión, este acuerdo revelaba una cierta talla de estadista, un cierto olfato. Incipiente, pero real. Creo que la crisis económica no se ha terminado, puede volver a agudizarse en cualquier momento y su solución a largo plazo requiere de una combinación inteligente de medidas de izquierdas y de derechas, como la que puso en marcha Roosevelt tras el crash del 29 (que llevó al mundo occidental a una racha de prosperidad nunca vista). Tal vez Sánchez buscaba algo así. Además, la otra alternativa, la alianza con Podemos, parece claro que le hubiera dejado en manos de Iglesias, que por entonces aun tenía la piel de cordero puesta, pero ya asomaba la patita. Su opción por Rivera, es una muestra de ese olfato al que me refiero.

¿Qué sucedió? Pues que Iglesias reaccionó como una novia que descubre que su chico se acuesta con la vecina del otro lado. Sólo tenía que abstenerse, pero no fue capaz. Estaba ofendido de ver que Sánchez, no sólo no le ofrecía la vicepresidencia, sino que le ponía los cuernos con un derechista repeinado y sin coleta. Así que planteó su ultimátum: mientras Sánchez no rompiera con Ciudadanos (dejara de salir con la vecina) no había nada de qué hablar. Podemos se abstuvo y jodió el plan. Esperaba dar el famosos sorpasso. Pero en las elecciones siguientes, perdió un millón de votos y no logró sorpassar al PSOE. El problema era que ahora la aritmética era endiablada. Y que Pedro se enrocó en el no-es-no, un callejón sin salida, que mostraba una cierta bisoñez; al fin y al cabo, este señor es un novato en esas lides.

Y entonces llegó el tancazo de los barones, apadrinados por González, Guerra y Cebrián, y utilizando de ariete a Susana Diáz. Sobre ese bochornoso episodio, hay varias versiones. El entorno de Podemos encontró un relato a su medida: los poderes, la casta, los banqueros lo habían arreglado todo para lograr la abstención del PSOE y que siguiera Rajoy. Yo he defendido en este foro que la posición de Sánchez era inviable y llevaba a unas terceras elecciones, en las que el PSOE haría un ridículo histórico, y por eso se movieron los barones. Desde el entorno del prusés sostienen que el partido se oponía a la línea de Sánchez porque no quería que hiciera ciertas concesiones a los nacionalistas (versión coherente con su convicción de ser el vinagre de todas las ensaladas). Tras leer a Gil Calvo, parece imponerse otra versión, que más o menos abarca todas las otras y las complementa. Se la resumo.

Después de las segundas elecciones, España llevaba mucho tiempo sin gobierno y había muchas presiones para terminar con esa situación: los poderes económicos, las fuerzas vivas, los grandes empresarios, Europa. Sánchez quería seguir jugando sus bazas, pero todos esos poderes dijeron basta, se acabó el juego. Además teníamos un rey novato y se le quería ayudar a salir del embrollo. Así que a Sánchez le dijeron lo que tenía que hacer. Y el tipo dijo que no. En cierta forma, él mismo provocó su sustitución. Tenía un antecedente en el que inspirarse. Un ejemplo de lo que no hay que hacer en estos casos: Zapatero. Cuando al de la ceja le pusieron en una tesitura similar, agachó la cabeza, aceptó la imposición de los poderes económicos y firmó la rendición. Y ahí se acabó su carrera política. Hasta su hija mayor le retiró la palabra, según se cuenta.

Sánchez, en cambio, provocó su propia destitución y empezó allí su verdadera carrera. A partir de ahí cogió el coche y empezó a recorrer España recabando apoyos. Ya se sabe que en estas tierras adoramos a los quijotes. Hay que decir que su contrincante, la señora Díaz, se lo puso bastante fácil. Primero con la escenificación de su presentación, arropada por toda la plana mayor. Sólo faltaba el Papa. Nada mejor para exasperar aun más a los militantes cabreados. Finalmente, Susana puso el último clavo de su ataúd político en el debate a tres, cuando pronunció la frase de su vida, dirigiéndose a Pedro: –Estás mintiendo, cariño. Todos pudimos oírla. Unos días después, esta señora se llevó el sofoco de su vida. Ahora mismo, la sofocada y frustrada candidata a secretaria general ha llegado al extremo más bajo de su trayectoria y la gestora ha tenido que pedir a los asistentes al próximo congreso que no le silben, por favor.

Si todo esto es cierto, tal vez Pedro Sánchez tenga de verdad esa talla política de la que se ha hablado más arriba. Y con un poco más que aprenda, quizá sea el próximo presidente, después de Rajoy. Es imposible saberlo, pero ahí queda dicho. Que tengan buena suerte en la sofocante semana que empieza mañana. Ciao, caros.