viernes, 6 de febrero de 2015

340. En un mundo cambiante

Asisto a la presentación del nº 29 de la revista EcoSostenible, con 15 años de existencia, que dirige mi amigo Antonio Lucio, trabajador infatigable siempre atento a la innovación en todos los terrenos. El número es un monográfico sobre Latinoamérica, una tierra ahora mismo en plena expansión, en donde surgen innumerables iniciativas ciudadanas, a espaldas de las administraciones, que utilizan las redes sociales como base de su trabajo y también como plataforma para intercambiar y enriquecer sus conocimientos y sus propuestas. Eso propicia la aparición de nuevos sectores de actividad, con oportunidades laborales y soluciones imaginativas a los nuevos problemas del mundo globalizado. Abajo les pondré algunos ejemplos concretos, para que entiendan lo que quiero decir con estas frases tan genéricas.

Como la cosa iba de Latinoamérica, encontraron el apoyo de la Casa de América, que les ha ofrecido su bonito salón de actos para la presentación, en la que participa una serie de oradores que explican sus plataformas y su modo de trabajo, algunos presentes y otros mediante vídeos grabados. Prestigia la jornada la intervención de dos conferenciantes especiales: Antonio Garrigues Walker, que abre el acto, y Julián Salas, que lo cierra. Este Julián Salas, menos conocido, es un veterano investigador del CSIC, ingeniero industrial de formación y experto en temas de construcción y vivienda. Entre todos ellos dibujan un panorama mundial preocupante y a la vez esperanzador. El mundo que resultó de la Segunda Guerra Mundial ha entrado en crisis, está en un momento de completa transformación y ello comporta enormes riesgos y, a la vez, grandes retos y oportunidades.

Como, supongo, saben, en el mundo hay en torno a 7.500 millones de habitantes. Lo que quizá no sepan (aunque no creo que les sorprenda), es que, de ellos, 2.000 millones carecen de un alojamiento estable. No estamos hablando aquí de okupas, gente que se instala ilegalmente en terrenos y se construye su chabola, núcleos de favelas y similares. No, no. Los 2.000 millones de los que hablamos, están en campamentos, cuevas, asentamientos provisionales de refugiados, o viviendo en la calle. Por aclararlo, en inglés hay dos denominaciones diferentes para la infravivienda, el slum y el shanty. El slum es un asentamiento ilegal, pero construido con ladrillos, con luz y agua (aunque sean a partir de tomas ilegales) y con unas mínimas condiciones de habitabilidad y confort. El shanty es algo más cutre, medio levantado con cartones o tetrabriks y más próximo a una tienda de campaña que a una vivienda estándar.

Es decir, que los shantys sí estarían incluidos en los 2.000 millones citados. Aun así, es una cifra terrorífica, pero créansela: la dijo Garrigues y este señor siempre ofrece datos contrastados. Otra diferencia básica entre slums y shantys es que los primeros suelen formar núcleos muy numerosos, barriadas enteras en las afueras de las grandes ciudades. Ya que he citado la denominación inglesa, les doy otras que conozco: bidonvilles en áreas francófonas, chabolas en España, favelas en Brasil, tugurios en Colombia. Los shantys, en cambio, surgen donde pueden, en pequeños grupos y suelen ser muy inestables. Normalmente acaban rápidamente arrasados por cualquier viento o excavadora. La población que los habita es nómada, por cultura o a la fuerza, y enseguida encuentran otro lugar para levantar sus tenderetes.

Salas aportó otro dato. Hoy, ahora, mientras ustedes leen este texto, la mitad de la población de Latinoamérica vive en viviendas construidas dentro del sector de la economía informal. Aquí la clasificación es otra: hablamos de gente que simplemente no tiene título de propiedad, ni licencia de edificación. Es decir, aquí sí incluimos edificios de autoconstrucción sobre terrenos ocupados de forma clandestina, y surtiéndose de enganches piratas a la luz y a la red de agua. El porcentaje es acojonante, sobre todo teniendo en cuenta que, en algunos países como Chile, Uruguay o Costa Rica, la incidencia porcentual es muy inferior a la media. La autoconstrucción se basa en equipos de familiares y amigos que conocen los diferentes oficios y son capaces de levantar una vivienda digna para un primo o un colega. A veces trabajan sólo los sábados y domingos, los días en que pueden reunirse todos. Así se provee de vivienda gente que no tiene dinero para adquirir un terreno, pero sí para comprar los diferentes materiales. La ayuda del clan hace el resto. En este momento, por ejemplo, la industria del cemento factura más por las ventas a este tipo de obras que por las legales. Además, éste es su sector de negocio más seguro: el tipo que viene a por dos sacos de cemento, se los lleva sólo si trae el dinero en mano. La industria oficial es mucho más informal, como sabemos todos.

Esta es la situación y está claro que tiene que cambiar: mientras esta desigualdad perviva, el mundo será un lugar en conflicto. Porque, a la vez, la gente que vive en barrios de chabolas, está bien provista de smartphones, o tiene antenas parabólicas, por lo que saben lo que está pasando en el mundo y cómo se vive en otros lugares. La red es un arma para la democracia. Por ella fluye información que permite establecer iniciativas ciudadanas y mecanismos de solidaridad. La gente se organiza desde abajo, porque ya nadie confía en las administraciones ni en los políticos. La sociedad civil se pone en marcha y empieza a ocupar espacios que hasta ahora cubría Papá Estado. Surgen nuevas instituciones y formas de actuar. Algunos estamentos se han puesto al día. A veces es cosa de una persona, como en el caso de la Iglesia: el Papa Curro está renovando el discurso oficial de forma radical. En otros casos, es un tema de pura supervivencia: en el mundo de la economía, el que no está al día, se lo comen.

Sin embargo, en otros sectores hay una resistencia al cambio, que puede terminar por dejar a sus integrantes fuera de juego. Sucede eso en el mundo del derecho y la justicia. Lo mismo pasa en el urbanismo. Y, desde luego, los que no se están enterando de nada son los políticos. Podemos no es un fenómeno en sí mismo; es un síntoma. Yo creo, como Garrigues, que la gente es sabia. El resultado de las sucesivas elecciones venideras, será lo que la gente quiere o reclama o necesita en este momento. Y los partidos de toda la vida no reaccionarán hasta que se vean con el agua al cuello. Creo que ya les he contado la estampa que narraba John Reed, periodista norteamericano que fue testigo de la revolución rusa. En San Petersburgo, las turbas que se dirigían a tomar el Palacio de Invierno, pasaban al lado de la cola de los aristócratas que esperaban para entrar a ver el Bolshoi. Los de esta cola, bien protegidos con sus  abrigos de pieles y sus gorros, miraban pasar a la gente impertérritos, sin inmutarse, convencidos de que aquella revuelta no afectaría a su mundo feliz.

Pues así están ahora algunos estamentos de la sociedad, como los partidos tradicionales. ¿Y qué está haciendo la gente, además de acudir a algaradas callejeras? Pues en el acto que estoy comentando, se contaron muchas nuevas ideas en marcha. Les cuento algunas. La Fundación COPADE se dedica a poner en contacto iniciativas ciudadanas con empresas que las patrocinen, para impulsar proyectos que promocionen la sostenibilidad o el comercio justo. Un ejemplo: el proyecto Madera Justa. En este proyecto, COPADE ha conectado un gremio de más de 300 madereros brasileños con la empresa Leroy Merlín. Los primeros encuentran una salida a sus prácticas respetuosas y no destructivas del bosque amazónico, y la empresa vende los productos fabricados con esa madera, con una certificación de sostenibilidad, lo que le sirve para captar al sector más sensibilizado de la demanda. COPADE facilita apoyo y gestiona ayudas y subvenciones. AQUÍ la información del proyecto.

Otro. Un tipo en Madrid ha creado una página informando de por dónde se puede ir en bicicleta sin que te achuchen los coches. Con la información que recopila y la que le completan los usuarios, ha creado un mapa interactivo de recorridos tranquilos. ACÁ pueden consultarlo. Hay cientos de iniciativas ciudadanas similares. Sin salir de Madrid encontramos una red que intercambia semillas y conocimientos técnicos para montar huertos urbanos, otras de comercio sin dinero, sistemas que ponen en contacto a parados con ofertas de trabajo, organización y convocatoria de actividades culturales, viajes en coche compartido y muchas otras cosas. Incluso, este tipo de organizaciones alternativas han sido bautizadas con un nombre altamente explícito y significativo: extituciones.

ACULLÁ les pongo el enlace a un estudio teórico de las extituciones como nuevo modelo heurístico, ligado a los sistemas cartográficos. Pueden echarle un vistazo en diagonal, si no están especialmente interesados. No se preocupen, yo tampoco sé qué significa heurístico, pero esto es irrelevante para lo que estamos contando. El mundo está cambiando, los políticos, los urbanistas y los abogados (con lógicas excepciones) no se están enterando de nada y puede que la ola los arrase, como a la clase social que esperaba en la cola del Bolshoi en 1917. Si ustedes pertenecen a alguno de esos gremios y no están aun en lo nuevo, pues pónganse al tajo, que todavía pueden crear alguna extitución y ser útiles a la sociedad, a la vez que se lo pasan de cojones. Bueno, y si quieren seguir en su mundo de toda la vida, háganlo: están en su derecho. Además, leyendo mi blog, se mantendrán al día. Buen finde.


miércoles, 4 de febrero de 2015

339. Viva la madre que lo parió (a Bruce Springsteen)

El título de este post es literal y encontrarán su explicación en el vídeo que les pongo al final. Es un vídeo de 2013 y me ha avisado de su existencia un amigo seguidor del blog, después de leer mi entrada sobre ancianos dinamiteros, hace unos cuantos días. Pero tal vez debamos contar primero algunas cosas sobre Bruce Springsteen, uno de los personajes más queridos y respetados del mundo del rock. Springsteen es un hombre inquieto, culto, muy preocupado por sus semejantes y por el mundo que nos rodea, siempre en primera línea para apoyar a los veteranos de Vietnam, a los familiares de víctimas del 11-S, o a los golpeados por la crisis económica, que en los USA lo están pasando muy mal. Por no hablar de su apoyo explícito a los movimientos antinucleares, o la campaña de Obama, lo que, unido a su veto a que Ronald Reagan utilizara una canción suya en sus mítines, da una idea precisa de su perfil.

Como una imagen vale más que mil palabras, aquí tienen una foto antigua de este gran músico. Alguien con esa cara tiene que ser muy buena persona. Su rostro destila rectitud, sencillez, humildad y, por resumirlo en una sola palabra: integridad. Bruce está siempre al lado de los que sufren, apoyándolos con su música, dedicándoles canciones en sus shows, asesorándolos cuando tienen un problema, ayudándoles incluso económicamente de forma discreta, como han desvelado muchos de los beneficiados por sus acciones solidarias. Bruce es integridad, y también pasión. Y una energía inagotable. Como la del conejito de las pilas alcalinas.

En España mucha gente cree que el apodo The Boss, El Jefe, con el que es conocido en todo el mundo, viene a significar que es el mejor, el rey del rock, pero en realidad el mote se lo pusieron sus compañeros de grupo en los años 60, cuando malvivían tocando en bares ínfimos a cambio de cuatro dólares. Le llamaban ya The Boss, porque siempre cobraba protagonismo a la hora de reclamar el dinero o las condiciones que les habían prometido. Cada vez que a alguno del grupo le surgía algún problema, allí estaba Bruce para defenderlo hasta el final, con una convicción y una dignidad que impresionaba a sus contrincantes, de forma que acababa por conseguir lo que pedía. Por la misma razón, se ocupaba de los aspectos organizativos, cuidaba el sonido y todos los detalles técnicos y sabía tomar decisiones rápidas. Cada vez que alguien intentaba precisar algún aspecto técnico, la respuesta más escuchada era “no sé, pregúntale al Jefe”.

Ese es un componente central de su carácter. Springsteen es un hombre que tiene muy claros unos principios básicos y que, ante cualquier problema que se le presente, sabe cómo actuar. Y, si tiene que explicarlo, lo hace de forma tan convincente que a ver quién le lleva la contraria. Nacido en New Jersey en el 49, siempre tuvo problemas en la escuela, aunque era un tipo que ya leía mucho y tenía toda clase de inquietudes culturales y artísticas. Sus profesores recelaban de su liderazgo y temían que arrastrara a sus compañeros a actitudes contestatarias. Bruce era ya un chaval apasionado y convincente que buscaba su camino. Dice la leyenda que ese camino lo encontró finalmente cuando presenció una actuación de Elvis Presley en televisión, en el show de Ed Sullivan. Ese día decidió que se dedicaría al rock’n roll. Tenía 13 años.

Siguiendo con estas leyendas (yo quiero creer que son ciertas, aunque nunca se sabe), parece que sacó sus ahorros de la hucha y se compró una guitarra pésima. Aquí interviene por primera vez la madre del título de este post. Adelle Zerilli, que es como se llamaba la doña de soltera, parece haber apoyado la carrera de su hijo desde el primer instante. Asustada de escuchar como aporreaba aquel guitarrón lamentable, sacó sus propios ahorros para comprarle un instrumento en condiciones. Muy pronto, empezó a componer y se cuenta que una de sus primeras piezas fue Fire, expresamente escrita para Elvis. Parece que grabó una maqueta y se la envió a su ídolo, que nunca le respondió. El del tupé no supo entender lo bueno que podía ser ese tema para su repertorio. Años más tarde Robert Gordon no fue tan tonto y grabó esta versión que les pongo aquí.


La historia de este hombre está en cualquier wikipedia. Consiguió que una discográfica de New York le convocara a una audición. Y el tipo que le escuchó se quedó tan impresionado que se convirtió en su manager y le facilitó el primer impulso a su carrera. De allí salieron un par de discos de escasa difusión, aunque muy valorados en las emisoras alternativas. Y un tercero que supone el gran salto de calidad sobre el que se cimenta su leyenda: el mítico Born to Run, resultado de interminables sesiones de grabación y remezcla, en las que se zambulló de forma obsesiva durante seis meses, desesperando a todos sus colaboradores. Mucha gente considera todavía que éste es su mejor disco. Aquí tienen la canción que le da nombre.


A partir de aquí, Bruce se encuentra convertido en un ídolo de masas, intenta recuperar el control de su carrera y se descubre atado por unos contratos firmados en tiempos de penuria e incertidumbre. Eso le lleva a dos años de litigios hasta que soluciona la situación. Pero esos dos años le pillan en plena efervescencia creativa. Cuando vuelve a entrar en un estudio de grabación, deja registrado material para tres discos. Él mismo hace la selección y el resultado es el álbum Darkness on the Edge of Town, para mí el mejor de toda su carrera. En 1980 publica The River, un disco doble buenísimo, que cierra su época más gloriosa. A partir de aquí, vive un poco de las rentas, aprovecha su nombre para publicar algunos discos intimistas solo con su guitarra, sufre una serie de vicisitudes personales, disuelve su banda, tiene un primer matrimonio fallido y vuelve a buscar su camino.

Pero esos años de gloria no pueden entenderse sólo con sus grabaciones. Una de las cosas que más impresionan del Boss son sus conciertos. No hay directo que pueda siquiera compararse al de este hombre. Su perfeccionismo y su nivel de exigencia logran un sonido apabullante. Y el tipo desarrolla en escena una energía que yo no he visto en ningún otro. Sus conciertos duran tres horas, con un pequeño intermedio, más que nada para que descansen sus músicos y el público. En abril de 1981 tocó con su banda en Barcelona (único concierto de su primera gira por nuestras tierras) y allá que me fui yo en el tren del rock and roll; entonces no había AVE. Creo que es el mejor concierto de rock que he visto en mi vida. Me sorprendió lo pequeñito que es el Boss, circunstancia que resaltaba aun más por la presencia a su lado del gigante Clarence Clemons, su querido saxo que siempre lo acompañaba y que murió hace unos años. Al final del concierto, Clemons se lo subía a hombros y bailaba con él encima por todo el escenario.

Tras unos años de transición (que incluyen un Óscar por la canción de Philadelphia), Bruce estabilizó su vida al casarse con Patty Scialfa, una de las coristas de sus giras, con la que sigue hoy en día y con la que tiene tres hijos adultos. Ahora, aunque no lo necesita, sigue publicando algún que otro disco bastante digno y, sobre todo, mantiene sus extraordinarias giras. Con más de 60, su energía en escena es la misma, si no más, su sonido es insuperable y sus conciertos siguen durando tres horas. Es un hombre feliz, que se lo pasa en grande haciendo lo que le gusta y que ha logrado vivir del invento y estar en paz. Lo que no le impide mantener otras actividades (hace poco publicó un libro de cuentos infantiles).

Y aquí viene lo del título. En estos últimos años, el Boss ha seguido con sus giras por todo el mundo, Australia incluida. Pues bien, cada vez que este hombre da un concierto cerca de su New Jersey natal, invita a su madre a verlo. La doña, de la que aquí al lado tienen una foto reciente (2013), tiene más de 90 años y sigue viviendo en su pueblo. Es de origen italiano y se conserva como los ángeles. Los de esta generación no han abusado de la comida basura ni del sedentarismo que da la sobreabundancia económica. Esta gente es de artesanía.

Bruce suele ponerle una silla a un lado del escenario para que vea las tres horas de concierto. Y a veces se anima y la saca a bailar, como en el vídeo que les pongo abajo. Se trata de una actuación de la gira de 2013, que les pido que vean, porque aquí está todo: el sonido perfecto, la energía, la pasión, la integridad y lo buena persona que es este hombre. Y la big band que desplaza para sus conciertos. Viendo a su madre se comprende de dónde le viene la categoría a este hombre. Al final, cuando se dispone a terminar la canción, su amigo el guitarrista Steve van Zandt, que lleva con él desde los 60, le dice al oído que también ha venido su hija Jessica y que debería igualmente sacarla a escena. La familia al completo.

Vean el vídeo. Pónganlo en pantalla grande y, si luego les apetece gritar: VIVA BRUCE SPRINGSTEEN Y LA MADRE QUE LO PARIÓ, pues no se repriman. Adelante, hombre.





lunes, 2 de febrero de 2015

338. El futuro ha empezado

Bueno, qué cosa tan maravillosa la que me ha tocado vivir este fin de semana, qué privilegio ser testigo de uno de esos momentos en que cambia el signo de la historia, en que las previsiones más negras de los agoreros se revelan infundadas y llegan los vientos del cambio. Qué gusto aplaudir al hombre que con su fe y su valentía ha sabido aglutinar los esfuerzos de toda una colectividad que las ha pasado canutas, que ha aguantado carros y carretas, hasta que ha llegado él, con su pequeño equipo de colaboradores, para dar un paso al frente y mostrarnos el camino por donde ahora marcharemos todos al unísono, guiados por su bandera enhiesta, hasta cumplir los objetivos que nos propusimos hace más o menos un año.

¿Cómo? ¿Qué dicen? ¿La marcha de Podemos? ¿Los cientos de miles en la Puerta del Sol? No, no. Yo hablaba de la victoria del Dépor el viernes en Vallecas. ¡Por favor! Eso es mucho más trascendental, inesperado y hasta milagroso. Ahora ya podemos empezar a soñar. ¿Que si estoy de broma? ¿Que soy un cachondo? No, hombre. Hablo completamente en serio. Bueno, la verdad es que, un poco de coña sí que estoy, no se lo tomen a mal. Y, ya que les he vacilado, hablaremos de las dos cosas. El viernes vi entero el partido del milagro en un bar de Vallecas. Y, aunque no se lo crean, el Depor ganó por 1-2 al Rayo Vallecano. Puede que esto sea flor de un día. Que haya sonado la flauta por casualidad, como en la fábula del burro. Pero, de momento, déjennos disfrutar del instante de gloria. Por cierto, en Galicia hay una versión local de la fábula citada: unha mosca colleu meu can, non colle outra en todo o verán.

Hasta ahora, el equipo sólo había marcado cuatro goles fuera de casa. El último, en octubre. No ganaban fuera desde septiembre. La última vez que metieron dos goles fuera de casa fue el 4 de mayo, en Segunda División, contra el Lugo. Así que lo del otro día fue un verdadero acontecimiento. Bien es cierto que metieron un gol de churro y otro de penalti, y que, si los del Rayo no llegan a jugar tan mal, nos podían haber caído cuatro. Pero el resultado es lo que vale. Nuestro objetivo para este año es dejar al final tres equipos detrás de nosotros. Pues en este momento, por primera vez en la temporada, tenemos detrás a seis. El fútbol patrio es hoy un erial con dos gallos (Madrí y Barça), un aspirante (el Aleti) y tres equipos decentes (Valencia, Sevilla y Villarreal). Los demás son todos muy malos y pelean por huir de los tres puestos que condenan a bajar a Segunda División, categoría donde militan Betis, Osasuna, Valladolid, Mallorca y otros equipos de ilustre pasado y mejor plantilla que muchos de Primera. Dicen en Coruña que, si no bajamos este año ni el que viene, habrá pasado lo peor, el equipo empezará a recapitalizarse y podrá fichar mejores jugadores. Por ahora, hay que tirar con lo que hay.

En el bar de Vallecas me mostré comedido y no celebré mucho los goles, no fueran a sacarme a la acera a bofetadas. Los parroquianos se desesperaban con la impotencia de sus jugadores, incapaces de superar a un equipo tan malo como el Dépor. –A ver, hombre–, se enervaba un tipo de nariz colorada y tinto en mano: –el Tito ese, si no sabe centrar, para qué sube a la línea de fondo. Que haga otra jugada, coño. Si llega al fondo y rifa el centro, no sirve para nada. Era público mayor, educado, obrero. En ningún momento fueron irrespetuosos con el contrario, ni se cagaron en la madre del árbitro, ni nada. Gente como yo, que bajamos al bar porque somos objetores del fútbol de pago en la tele, después de toda una vida viéndolo gratis en casa.

Vale, ya voy con la marcha del sábado. He de confesar que estaba apuntado a una excursión senderista por la sierra de Madrid que, a última hora, se canceló por la amenaza de nieve y viento. Ante eso, me quedé sin plan y decidí darme una vuelta por la Puerta del Sol, para pulsar el ambiente. Como ya he dicho en alguna ocasión, me gusta la masa y el mogollón, me siento bien en medio de una multitud que avanza cantando lemas, celebra un gol en un estadio o saluda la salida al escenario de su estrella favorita de rock. Además, creo que ya va siendo hora de que la gente deje de agachar la testuz, como mansos bueyes, y embistan un poco como toros. Al pueblo se le están calzando unas medidas que son difíciles de soportar, hay gente pasándolo muy mal, nuestros hijos tienen que emigrar y, con esta línea política, no vamos a ninguna parte. El sistema está agotado y hay que renovarlo.

¿Que Pablo Iglesias y su gente no están capacitados para ello y nos llevan a la ruina? Puede, pero habrá que verlo. Yo creo que, en esto, hay que ir también partido a partido. Primero, observemos con atención lo que hace SYRYZA. De momento, han dicho que no reconocen como interlocutor a la Troika, y en Bruselas ya se están planteando si no tendrán razón. En mayo, para nuestras elecciones locales, ya tendremos una referencia. Ya he dicho que yo estaría encantado de que, al menos, ganaran en Madrid ciudad, por la cuenta que me trae. Y luego, a trabajar. Si se constata que nos hemos equivocado, pues en las generales ya no les votamos. Así de sencillo. ¿No era esto una democracia? Pues habrá que votar y contar los votos, para ver quién debe gobernar en cada administración.

En la marcha del sábado había mucha gente que no tiene todavía decidido su voto y tampoco creen que Pablo Iglesias vaya a ser como los Reyes Magos y lo arregle todo. Estaban allí sólo para mostrar su descontento con el Gobierno de Rajoy, la nulidad del PSOE, el empeño de Izquierda Unida por seguir el consejo de Bart Simpson de multiplicarse por cero, la vergüenza de las tarjetas black, los desahucios de viviendas de la EMV malvendidas a fondos buitres, la estafa de las preferentes vendidas a ciudadanos que firmaban con la huella de su dedo, los papeles de Bárcenas, los EREs de Andalucía y todo lo demás. La gente venía de toda España, se habían organizado y financiado sus autobuses, habían dormido en casas que pusieron a su disposición otros ciudadanos de a pié como ellos y allí estaban, pasando un frío de pelotas y gritando sus lemas.

Algunos de estos lemas ya los conocía: Rajoy y Cospedal/a Soto del Real, no hay pan/pa' tanto chorizo, Mariano, cariño/colócame a mi niño, luego diréis/que somos cinco o seis, o el que se gritaba al piloto del helicóptero que nos vigilaba: no nos mires/tiraté. Pero había otros nuevos, improvisados para la ocasión: Rajoy te has jodido/no nos ha llovido, Montoro, Mariano/os queda un verano. Y alguno más imaginativo: Rajoy, mamón, deja la tijera/que en vez de presidente, pareces peluquera. También había pancartas artesanales con lemas poéticos: ladran, luego caminamos. La que más me gustó era una que solamente decía CORRUPTOS LADRONES. No hacía falta decir quiénes eran ni por qué se les tildaba de tales. Puro conceptualismo.

Para los que no hayan estado presentes, abajo les pongo una serie de fotos que tomó una amiga mía. Para que vean la pinta del personal. Yo no veo en esa multitud gente radical o antisistema. Veo paisanos tranquilos, educados, esperanzados. Como los que vieron el partido del Rayo conmigo. Mucha gente rural, con sus zamarras bien forradas de borrego para el frío. Familias completas, niños, abuelos, bebés en carritos, chicas muy monas con el inevitable arete en una aleta de la nariz. Mucha orquestilla, mucha batucada, algún gaiteiro gallego. Fui un rato detrás del típico trío de charamita, tambor y bombo. Todo el rato tocaban la murga más conocida, a la que a veces ponían el proverbial estribillo: que se vayan, se vayan, se vayan/que se vayan de una puta vez/que se vayan, se vayan, se vayan/que se vayan para no volver. Pues ese es el mensaje principal de la marcha. Que se vayan los del PPSOIU, que ya sabemos que no nos gustan. Y, si los que vengan después no lo hacen bien, dentro de un tiempo saldremos a la calle a cantarles lo mismo.

El mundo requiere un cambio más amplio y los de Podemos habrán de demostrar que están a la altura del reto. Les recomiendo que lean la última entrega del blog de Federico Mayor Zaragoza, ex director de la UNESCO, que pueden consultar AQUÍ. Toda una declaración de principios. No me irán a decir ahora que este señor es un coletudo antisistema. En la misma línea escuché el otro día a Antonio Garrigues Walker, en un acto que ya les cuento en otro post. Les dejo con las fotos. Duerman bien, si es que les deja su conciencia.