sábado, 9 de abril de 2022

1.132. Mientras puédamos

Esta es una expresión manchega que usaba mucho mi padre, para expresar esa idea que seguramente compartimos los seguidores de este blog y yo: hay que seguir al pie del cañón mientras puédamos, mientras nos quede un resto de energía y de alegría, como hacen estos días los habitantes de Mariupol y otras ciudades ucranias asediadas por las hordas al servicio del Hijo de Putin, que está aplicando el mismo sistema que tan bien le fue en Chechenia, Georgia y Siria entre otros lugares: atacar indiscriminadamente a la población civil, que es algo que desmoraliza mucho al enemigo. Con esta guerra el mundo ha retrocedido casi un siglo, a los años 30 del siglo pasado, esos que se narraban día a día en la revista ilustrada En guardia, que mi padre atesoraba y de la que les hablé en el post anterior.

Ya saben que me gusta eso de enlazar cada post con el anterior, así que hoy voy a empezar por seguir congratulándome por el Grammy obtenido por el enorme (en todos los sentidos) artista de blues Christone Kingfish Ingram. Hace tiempo que les puse algunos videos de este angelito, solo o con Samantha Fish, de los que se podía concluir que estamos ante el auténtico heredero de Jimmy Hendrix. Vamos, que ni Stevie Ray Vaughan, ni Joe Bonamassa, ni mi admirada Sam, ni nadie: Christone es el mayor talento del blues y tiene ahora mismo 23 años. Miren, yo tengo amigos gordos y grandes, que vienen a pesar 100 kilos, o hasta 110, pero lo de este chaval es más que eso. Así que he buscado en las páginas biográficas del angelito y he encontrado cuánto pesa: 180 kilos.

En el colegio seguramente le hacían bullying y burlas de todo tipo, porque además saben que todos los niños negros adoran el rap y el hip hop, pero este chaval lo que hace es blues y esa es la música que dice que le hace sentirse conectado con sus abuelos. Puede uno imaginarse los recreos de su colegio y el pobre hombre solo, que intenta acercarse a un grupo y cada vez escucha como alguien comenta: ya viene el gordo. Samantha lo ha protegido siempre, saben que tiene afinidad con todo tipo de frikis, pero ahora ya vuela solo. Por si quieren saber algo más de él, les pongo el enlace al número de la recientemente desaparecida revista musical Silencio, en el que hace tres años saludaban su aparición como el futuro del blues. Si les interesa, han de pinchar AQUÍ. Y abajo les dejo un vídeo en el que se le ve en acción con 19 años. Pueden comprobar aquí lo que son 180 kilos de masa corporal y lo simpático que es este angelito, que les hace cantar a todos: no lo hagas, no lo hagas… Después prescinde un rato del acompañamiento, para un solo realmente apoteósico.

El blues es un universo muy absorbente y yo me empiezo a mover en sus aguas procelosas (perdónenme por reciclar esta frase tan repolluda y manida), como un aprendiz esperanzado que intenta abrirse hueco. Este miércoles, mi profesor Henry Guitar me pidió que llevara a la clase la guitarra eléctrica y el nuevo ampli que me compré con él, porque, ante la irrupción de la hermosa chica israelita en las Bodegas La Ardosa, apenas tuvimos tiempo de estudiarlo. Así que me cogí el coche, porque no puedo trasladar todo eso en el Metro, y dedicamos la clase íntegramente a ver para qué vale cada uno de los botones. La verdad es que el conjunto suena como un cañón. Ya he probado a conectarle los cascos para no molestar a mis vecinos y va todo como un reloj.

Son estos unos cascos grandes, de la marca alemana Sennheiser, que me compré en los años en que no tenía despacho en la Isla de Alcatraz, por lo que mi mesa estaba abierta a lo que llamábamos la pradera, desde donde me llegaban todos los cotilleos del marujerío (con perdón), lo que a ratos me impedía concentrarme en el trabajo. Cuando desmantelé el despacho que me dieron después, me los traje a casa y ahora me son de mucha utilidad. La clase de este miércoles fue la última del trimestre, porque en Semana Santa descansamos. No así en el inglés y el yoga, que siguen esta semana que viene con normalidad. La verdad es que, después de mi lapsus por las dos operaciones de cataratas, he retomado todas mis actividades con ánimos renovados. El lunes acudí a mi clase de yoga en la sesión que ya les conté, con diez compañeras y dos profesoras. No sé si es por mi agudeza visual recobrada, pero yo veo a las mujeres guapísimas ahora.

He de decir que en la primera clase después del parón hice una rutina un poco más suave, para ir entrando poco a poco. Pero en la de este jueves ya hice toda la secuencia completa. Por cierto, en esta segunda clase solamente estábamos tres chicas y yo, además de las profes. Quizá estaba todo el mundo preparando sus viajes de Semana Santa. A la vista de ello, Elena, la profesora, llamó nuestra atención un instante para comunicarnos que a partir de ahora podemos hacer los ejercicios sin mascarilla, un verdadero alivio. Se nos recomienda seguir usándola al entrar y en los vestuarios pero, una vez extendida la esterilla en el suelo, podemos quitárnosla. Por cierto que alguna de mis colegas casi hubiera sido mejor que no se descubriera porque el resto de la cara no está a la altura de sus bonitos ojos.

Nuestro universo evoluciona, no volveremos nunca a lo de antes de la pandemia, pero el contexto va cambiando, y vamos recuperando sensaciones, como ya vi cuando asistí a los dos saraos que les narré del finde anterior, en los que nos juntamos un buen número de gentes en espacios cerrados sin mascarillas ni mayores apuros o temores. Mi grupo de inglés también evoluciona. El bueno de Ed ha decidido que el nivel B1 ya se nos queda pequeño, el libro correspondiente a ese nivel ya lo hemos terminado y nos hemos pasado al libro del B2, que es mucho más difícil. Digamos que hemos perdido la zona de confort y hemos entrado en un medio mucho más exigente, que nos supone un reto mayor. Hablo en plural, porque somos mi colega Javi y yo, los únicos que hemos quedado del grupo inicial, los demás se han ido cayendo.

También he vuelto al running con buenas sensaciones. El miércoles salí por primera vez al Retiro y recorrí el circuito corto, una vuelta por el interior de la valla, que son unos cuatro kilómetros, para probarme y no poner en riesgo mis lentes intraoculares. Fue todo bien, y el jueves en el yoga tenía unas ciertas agujetas, normal, después de un mes sin entrenar. Pero ya esta mañana he hecho mi recorrido normal de 6,5 kms, conseguidos a base de hacer una serie de bucles interiores por el parque, que tengo medidos sobre plano. Así que hoy he vuelto a pasar por aquel camino verde, camino verde que va a la Montaña de los Gatos, punto más alto del circuito, desde el que todo el resto es descenso hasta el pie de la Cuesta de Moyano. Y ya sin agujetas y con un crono bastante similar a los anteriores al parón.

Todo evoluciona, nada se mantiene, ya lo dijo Heráclito de Éfeso y por fin estamos gozando de un tiempo bastante primaveral. Las plantas de mi terraza se han puesto a crecer y echar flores como locas y en la imagen pueden ver un detalle de cómo se está poniendo mi naranjo, en el que las primeras flores se han empezado a abrir. Hace dos años, el arbolito dio un montón de naranjas, de las que, por consejo de mis floristas, dejé sólo cuatro o cinco, que se pusieron enormes y me las comí con mis hijos en Navidad: estaban buenísimas. Pero el año pasado, el árbol decidió tirarlas todas y no se me logró ninguna, en un gesto que yo interpreté como un puñetazo encima de la mesa, un decir aquí estoy yo, que los árboles finalmente son seres vivos y tienen sus cosas como cualquier ser vivo: tienen sus querencias, sus rutinas y sus anhelos.

Así que, superado el lapsus quirúrgico-oftálmico, me apresto a afrontar la fase cálida del año, para la que tengo una serie de planes y proyectos que les voy a contar (por cierto, el jueves me conecté a una conferencia on line de una hora a cargo de mi amigo José María Ezquiaga sobre la crisis del planeamiento municipal y volvió a hablar de la dialéctica plan-proyecto, qué cansino, a veces me sorprende que haya podido pasarme casi cuarenta años inmerso en ese mundo tan aburrido, con lo que me estoy divirtiendo ahora). A primeros del año en curso, al fallarme el tema del concierto de Sam en París, proclamé que ya no iba a anunciar más en el blog mis proyectos, porque se me metió en la cabeza la idea de que traía mala suerte anunciarlos antes de tiempo. Pero ahora me ha fallado otro tema del que no les dije nada, así que creo que lo mismo me da, que me da lo mismo. Así que les voy a poner al día de lo que me viene en los próximos meses, a sabiendas de que el hombre propone y Dios dispone, como suele decirse.

Así de primeras, creo que no me voy a mover mucho en Semana Santa, me limitaré a mantener mis actividades habituales, que ya son bastantes para llenar mi tiempo cotidiano. En la segunda quincena de abril, tengo una tarea prioritaria. A primeros de mayo mi amiga Sonia de Gregorio, profesora de la ETSAM con la que puse en contacto a mi también amigo Alain Sinou de París, recibe a los alumnos del doctorado en Planeamiento Urbanístico de la Escuela de Arquitectura del Politécnico de Milán, que vienen en un viaje de estudios con su profesora Simonetta Armondi a la que también conocí brevemente en algún sarao anterior. Y Sonia cuenta conmigo para dos actividades. El viernes 6 de mayo estoy citado para comer con todo el grupo en el bar de la escuela. Luego tengo una hora para contarles el proceso de realojo del barrio de Palomeras y el conjunto de actuaciones del Plan de Barrios en Remodelación. Y finalmente nos cogeremos un transporte público para ir al propio barrio de Palomeras y dar una vuelta por allí hasta la noche.

Este es un tema que he contado ya muchas veces, pero siempre en español. Y esta vez ha de ser en inglés, porque los alumnos son de diversos países y ese es el idioma estipulado para este tipo de encuentros transnacionales. Así que tengo bastante trabajo de traducción, vocabulario técnico y ensayo de la charla. En paralelo, Ed nos ha comunicado que el paso al nivel B2 implica la posibilidad de hacer presentaciones a los alumnos de los diversos grupos de ese nivel, de forma voluntaria y además de las clases. Así que creo que aprovecharé esa posibilidad para ensayar mi clase. Por lo demás, mi idea era haber conectado a través de Henry Guitar con la Asociación de Vecinos Nuevas Palomeras, para que nos recibieran allí, pero tras unos primeros escarceos, he podido constatar que son bastante espesos y creo que nos limitaremos a dar una vuelta por el barrio remodelado, ver algunos de los equipamientos construidos y terminar en el parque del Cerro del Tío Pío, construido sobre los escombros de las chabolas y desde donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas de Madrid.

Eso por lo que respecta al viernes 6 de mayo. El sábado 7 echaré también la mañana entera con estos chicos enseñándoles el parque Madrid Río, lo que pasa es que esto ya lo he hecho muchas veces en inglés y hasta en francés, como saben. Antes de ese compromiso, el 29 de abril, llega a Madrid mi hijo Kike. Este viaje se debe a que se cambia de trabajo. Ha firmado con una nueva empresa de París y por su contrato con la antigua ha de quedarse tres meses desde ese momento. Pero también le deben una serie de vacaciones, por lo que tiene unos cuantos días libres que ya se ha organizado para disfrutar. Los primeros días, en que yo estaré centrado en atender a los de Milán, entiendo que estará preferentemente con su madre. Pero el día 7 yo me quedo libre y el domingo 8 tenemos pensado cogernos los dos el coche y llegarnos a la Coruña, que Kike tiene ganas de ver a su tío y a sus primos.

Hemos de volver el 12, porque el 13 Kike se coge un avión y se va unos días a Canarias con un grupo de amigos, con lo que cierra estas vacaciones inesperadas. Y, desde el 13 al 19 de mayo tengo un montón de trabajo, porque he de meter en cajas de cartón (que ya estoy recopilando), todos los libros de mi estantería y restantes objetos de la casa. El 19 de mayo entran los pintores y yo he de trasladarme a la casa de mi querida amiga África, que me alojará durante ese trance en un dormitorio que he de compartir con sus diversos gatos. Si yo consigo dejar recogidos los libros y demás, el pintor únicamente ha de mover los muebles al centro de los cuartos y cubrirlos con plásticos, para poder colocar las escaleras que necesita para su trabajo. Está previsto que termine su trabajo el día 29, momento en que me ayudará a trasladar todo a la cocina, el baño y la terraza, para que entre el artista del parqué.

Este señor es un auténtico virguero y hay que dejarle la casa perfectamente vacía para que entre y haga su trabajo. Y cuando termine, entiendo que la casa tendrá que estar al menos otra semana sin que nadie la pise para que el barniz se seque completamente. Después, el pintor ha dicho que volverá por si hay que repasar algún rayajo y para ayudarme a recolocar los muebles. Una auténtica aventura que me mete ya en pleno junio. Pero todavía me queda una cosa más. Ustedes seguramente no lo saben, pero en España se viene celebrando desde hace unos veinte años un festival de blues que se tiene por uno de los mejores de Europa. Tiene lugar en los primeros días de julio en la localidad jienense de Cazorla, que durante tres días se convierte en Cazorleans. La edición 17 de este gran festival se intentó en 2020 y 2021, pero no pudo celebrarse por la pandemia.

Pero esta vez sí que va en serio. Y ya han anunciado algunos de los artistas que participarán. ¿Y saben quién está entre ellos? Síííííííí. Han acertado. ¡¡¡Samantha Fish!!! Nuestra querida Sam vuelve a España, lugar que no había pisado desde su participación en 2011 en el festival de jazz de Hondarribia con su grupo Girls with Guitars. Ese concierto del que ya les puse el arranque, en el que intenta decir algo en español y se equivoca: ¡¡Buenos Diasss! Oh I’m sorry Buenos noches!! El festival tendrá lugar los días 7, 8 y 9 de julio, las actuaciones principales son en la plaza de toros de Cazorla, pero al tiempo hay decenas de pequeños saraos en los bares y las plazas del pueblo, auténticamente transformado en Cazorleans. Pueden ver aquí el cartel que ha publicado la organización con los nombres de los artistas ya confirmados.  

Joder, es que además de Sam, viene el gran Eric Gales, el tipo con la mandíbula inferior más grande desde los reyes Austria, el que corre el riesgo de ahogarse como le caiga encima un chaparrón, el guitarrista zurdo que toca una guitarra de diestros gesticulando continuamente con un resultado espectacular. También es muy bueno Tommy Castro, con su grupo de nombre impagable: Tommy Castro y los Analgésicos. Y siempre es un placer escuchar a nuestro Raimundo Amador. En cuanto se publicó el cartel de arriba, se agotaron todos los alojamientos del pueblo. A este festival viene gente incluso de fuera de España. Pero, no se preocupen: ya tengo reservada una habitación para dos personas en el Hotel Al Andalus en Peal de Becerro, un pueblo a 10 kms de Cazorla. En principio, me voy al festival con mi profesor y ya buen amigo Henry Guitar.

Estos son, pues, mis planes a corto y medio plazo. Ya saben que yo, como estoy solo, no tengo la obligación de irme quince días a la playa y además, como jubilado, hago ya lo que me da la gana y procuro ir un poco a la contra, que no me gusta seguir a la masa. Con esas premisas, en lo que queda de año ya tengo entradas para ver a Sam dos veces, porque recuerden que en noviembre tocará finalmente en el Bataclan de París. Aunque algunas de mis lectoras dicen que estoy un poco pesado con esta chica, Sam ha venido a este blog para quedarse y por eso la he incorporado incluso a mi perfil de blogger. Pero ya saben que yo estoy enamorado de una Samantha que ya no existe, la que empezó en el grupo Girls with Guitars y siguió luego en formato power trío con Chris Alexander al bajo y GoGo Ray a la batería.

Ahora Sam es una señora estupenda, una dama del blues un poquito entrada en carnes que toca y canta estupendamente. Pero en sus primeras fases era esa polvorilla súper delgada y llena de nervio, que se descalzaba y desarrollaba una energía prodigiosa en el escenario. Sigo buceando en los archivos de Youtube para encontrar vídeos de esa época y hoy les dejo otro de propina. Con sus dos amigas Dani Wilde y Cassie Taylor y el batería motivao, el grupo Girls With Guitars hacía esta estupenda versión del tema Bitch (puta) de los Stones. El vídeo es de 2011. Creo que hasta el propio Keith Richards aprobaría este cover. Por cierto, con la tontuna actual del lenguaje correcto, es dudoso que una canción pueda titularse así en nuestros días. No sea que vaya a ofender a todos y todas. Aquí la cantan sin problemas tres chicas guerreras y lo hacen muy bien. Disfrútenla. Y que pasen un buen Domingo de Ramos.

4 comentarios:

  1. Pues con ese programa que le espera, más le vale dedicar la semana santa a descansar y ver florecer a su naranjo.

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    1. Mil gracias, amigo anónimo, es precisamente lo que he hecho en estos días tan primaverales.

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  2. Realmente impresionante el gordo. ¡Qué descubrimiento!

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    1. No lo sabe usted bien. El gordo es el futuro del blues sin lugar a dudas.

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