Vaya, este es un tema que hace tiempo vengo sugiriendo en el blog. Porque, desde que ha llegado al Ayuntamiento el gobierno de la derecha, la ciudad está llena de vallas y andamios. En la vía pública hay obras por todas partes. Y, además, los privados se han puesto como locos a reformar sus casas, lo que hace que en estos momentos sea prácticamente imposible encontrar un pintor libre, un carpintero o un acuchillador. La fiebre de los privados tiene una explicación. Muchas de nuestras casas, estaban bien para la vida pre-covid, en la que algunos nos pasábamos el día fuera. Ahora que tenemos que estar encerrados, es el momento de introducir pequeñas reformas que hagan más amable esa estancia tan prolongada en el domicilio. Además, con esta situación, estamos todos ahorrando, porque no nos gastamos un duro en comer fuera, ir al cine, irnos de vacaciones a la playa, etcétera. Así que qué mejor que hacer obras en casa. La abundancia de containers por las calles y el ruido que hay por las mañanas en todos los barrios, dan fe del portento.
Lo de las obras públicas en cambio, no tiene un origen tan claro y se merece una reflexión, porque contrasta poderosamente con los cuatro años del período Carmena, en los que no se hizo casi nada, si salvamos unas cuantas operaciones en el centro, como la Gran Vía o el comienzo de la obra de la Plaza de España. ¿Quiere esto decir que la derecha gestiona mejor las obras que la izquierda? ¿Por qué? En el Ayuntamiento de Madrid hay unos servicios técnicos que se encargan de las obras en la vía pública y en los edificios municipales. En todas las unidades tengo yo amigos veteranos de muchos años en esas lides. Y les he preguntado, para pulsar sus opiniones y alimentar mi propia reflexión, que desarrollaré al final de este texto. Quédense por ahora con que el contraste entre el período anterior y el actual, es palmario, indudable y llamativo. Cualquiera puede verlo. En el anterior no se hizo casi nada y ahora hay obras por un tubo.
Por cierto, ya saben que yo, como jubilado, a partir de ahora voy a dedicar una buena parte de mi tiempo a mirar las obras desde la valla, con cara de atención, como si entendiera del tema, las manos a la espalda y soltando alguna opinión del tipo: si no saben hacer correctamente un encofrado, no sé por qué no se dedican a escardar cebollinos. El día en que mis compañeros me hicieron el homenaje telemático, comenté mis intenciones de dedicarme a ver las obras de la ciudad, lo que generó risas de todos los presentes y carcajadas especialmente sonoras de mi amiga italiana Costanza, la chica del C40 que entró en la teleconferencia desde Londres, y que habla español bastante bien. Costanza y yo tenemos una conexión muy especial, por el hecho de que ella tiene un novio de La Coruña y yo tengo una nuera romana (Costanza es de Bolonia). Eso genera entre todos nosotros un tráfico de coñas en los dos idiomas de lo más divertido.
Costanza contó que en Italia también se dice que los jubilados están todo el día viendo obras y comentando lo mal que lo hacen los obreros. Hay incluso una palabra específica que designa a este personaje: umarell, vocablo que significa exactamente eso: jubilado que mira las obras. Por la tarde le envié un Whatsapp a la chica de mi hijo con este texto: Da domani, prometto essere un vero umarell. Me contestó con una larga serie de caras sonrientes y mucho jajajajá. Ella es romana, pero oriunda del sur, de la Puglia. Y me contó que en su tierra de origen existe otro nombre para designar a este personaje: u capocantier. Maravilloso. En fin, los funcionarios jubilados de estos tiempos tenemos muchas ventajas, yo por ejemplo voy a seguir teniendo gratis el abono de transporte y algunas ayudas para gafas y dentista, como hasta ahora.
Pero no siempre fue así y les traigo a la memoria una película, sin salirnos de Italia, que contaba las penurias y dificultades de un jubilado de Roma en la época de pobreza de la posguerra. Estoy hablando de Umberto D. (Vittorio de Sica, 1952) una de las obras cumbres del neorrealismo italiano, junto con Ladrón de Bicicletas, por cierto también dirigida por Vittorio de Sica cuatro años antes, en 1948. El personaje central es Don Umberto, un funcionario jubilado como yo, pero que las está pasando canutas porque su ridícula pensión no le alcanza para vivir y ya no sabe qué hacer.
En una escena extraordinaria, Don Umberto va paseando con su perro y, a la altura del Panteón (se reconoce perfectamente), decide ponerse a pedir limosna, porque tiene un hambre de la hostia, pero no sabe cómo tiene que poner la mano, porque nunca lo ha hecho. Cuando por fin encuentra el modo, un tipo que pasa por allí se dispone a darle unas liras, pero le da tanta vergüenza que disimula y da la vuelta a la mano, como si estuviera comprobando si llueve. He encontrado esa escena mítica del cine mundial en Youtube. Se ve algo de la continuación de la película, cuando pone al perro a pedir y se esconde, y luego cuando ve llegar a un conocido. Pero el momento en que da la vuelta la mano y mira al cielo a ver si llueve es una auténtica maravilla; cómo se pueden expresar tantas cosas con un simple gesto y sin diálogos.
Bueno, yo no estoy tan desesperado ni mucho menos, al contrario, estoy eufórico, después de las manifestaciones de cariño que me han llegado desde todo el Ayuntamiento y que han superado muchísimo lo que me esperaba. Estos días me he dedicado a mandar mensajes a todos mis contactos, para darles mi correo y mi móvil personal, porque los oficiales ya los tenía anulados el lunes al levantarme, hay que ver que prisa se dan para estas cosas. Yo no estoy mal como Don Umberto, pero eso no quita para le eche un ojo a alguna obra, como pueden ver en estas imágenes, tomadas esta misma mañana, en el barrio. Le he pedido a un argentino que pasaba por allí que me las hiciera, para dejar constancia de mi nueva condición de umarell.
La verdad es que en Madrid, ahora mismo, hay dónde elegir para la foto de marras. Hagamos inventario. Cuando llegó la derecha, la Plaza de España tenía ya las obras recién empezadas, pero muy tímidamente. El nuevo gobierno decidió seguir adelante con el mismo proyecto, buena idea porque es el resultado de un concurso de ideas, en el que se eligieron por un Jurado dos finalistas y luego la gente votó por la que más le gustaba de las dos. Cuando se termine, los jardines de la Plaza de España estarán unidos con los de Sabatini, el Campo del Moro y Madrid Río. La página Idealista.com, publicó hace algo más de dos años este vídeo que les pongo abajo. Por cierto, los arquitectos son amigos míos y tengo pendiente una oferta de visitar la obra explicada por ellos, que no pienso perder. No puedo dejar pasar esta ocasión de ejercer de capocantier de lujo.
La obra de la Plaza de España es la más importante de las incluidas en los Presupuestos Municipales de 2021, con un total de 36,7 M€, que deberían permitir su terminación para el próximo verano. Pero hay muchas otras. Por presupuesto, la segunda en importancia es la remodelación del Nudo Norte, el resto que quedó por hacer de las obras de M-30 que casi nos arruinan como ciudad. Gallardón tuvo que recortar su obra faraónica porque ya no le daba para más el dinero conseguido a base de endeudarnos. Pues ahora se van a meter a rematar esa obra, que causará problemas de tráfico notables, mientras dure. Con dos narices. Cierto que, en tiempos de pandemia, la presión del tráfico es menor, pero hay que echarle valor para meterse otra vez en un fregado como ese, con lo que sufrió la ciudad con las obras de la M-30. Para la reforma del Nudo Norte, se han previsto 30,2 M€.
La tercera obra por presupuesto prevista para el año que viene es la construcción de una nueva planta de tratamiento de residuos urbanos y compostaje en el complejo de Valdemingomez, con 21,6 M€ de dotación, en la que se tratarán las basuras recogidas en los cubos marrones, distribuidos ya por casi toda la ciudad (el casi corresponde a mi barrio, donde no los acaban de poner, para solaz del portero de mi casa que es negacionista y dice que separar las basuras es una tontería porque luego las juntan todas, lo sabe él). Siguiendo ya con otras obras de calado, hay que citar el desmontaje del escalextric de Joaquín Costa, Francisco Silvela y Príncipe de Vergara. En este monstruo ya incorporado a nuestra visión habitual de la ciudad tras décadas de existencia, se detectaron a principio de legislatura problemas estructurales graves, una especie de patología parecida a la aluminosis, que determinaron la urgencia de su demolición. Ahora se destinan 10,6 M€ para la reurbanización de la zona, con más áreas peatonales y carriles bici, recuperando la plaza histórica de López de Hoyos, cuya circunferencia sobrevolaba ominosamente el paso elevado.
Y otra obra importantísima a punto de empezar, me cuentan que está ya en fase de licitación: la cubrición del tramo de M-30 que discurría por debajo de la grada principal del demolido Vicente Calderón. Para esto se destinan 10.5 M€ del presupuesto municipal. Esta obra permitirá rematar el parque Madrid Río, con un ajardinamiento superior que será pagado por los privados, la junta de compensación de la Operación Mahou-Calderón. Los pisos que se van a construir en el solar de la antigua fábrica de cervezas Mahou, cambiarán también la fisonomía de la ciudad y ya se empiezan a anunciar como la zona más cool de Madrid. Les recomiendo que vean una información al respecto, que incluye un vídeo municipal muy vistoso, a pesar de la voz del alcalde, que es más fea que la mía, que ya es difícil. Para ello han de pinchar AQUÍ.
No pretendo hacer un repaso exhaustivo de las obras previstas para este año, pero sí les cuento de algunas que me conciernen como vecino del Barrio de las Letras. En primer lugar, la construcción del complejo dotacional entre las calles Fúcar y Costanilla de los Desamparados. Es un enorme solar conseguido demoliendo dos edificios municipales, un cantón de limpieza y el centro de atención a drogodependientes del Distrito Centro (que se trasladó a un edificio cercano a donde vive el señor Gallardón, en una forma de justicia poética). El solar se completó con la expropiación y demolición de un edificio contiguo de viviendas, en cuyo proceso estuve yo implicado cuando era Subdirector General de Gestión Pública.
Allí van a construir un gran complejo dotacional, con un presupuesto total de 14 M€, que albergará un polideportivo con piscina cubierta, una escuela infantil municipal, un centro de Alzheimer y una cafetería, además de varios sótanos de aparcamiento para residentes y la reposición del cantón de limpieza, también en subterráneo. Los edificios se dispondrán en las fachadas, dejando en el centro una plaza cívica. Está previsto que las obras terminen en 2022, y a mí me ponen en casa. Ya estoy al loro para apuntarme al polideportivo en cuanto abran la inscripción. ¿Cómo dicen? No, no, el centro de Alzheimer no tengo intención de usarlo por ahora, mira que son ustedes malos.
También me queda cerca la Puerta del Sol, donde pronto van a empezar unas obras para ejecutar la solución que ganó el concurso convocado por el COAM en 2014, imagen que ven arriba, en la que todas las estatuas y elementos que salpican la plaza se situarán en posición periférica, dejando un gran espacio cívico en el centro. Y también se va a construir este año el polideportivo de la plaza de la Cebada. El que existía en ese solar fue demolido en 2009, en una operación que preveía construir allí un nuevo mercado municipal, para luego demoler el existente, que es feo de cojones (es la única obra en Madrid del arquitecto Arangoá, profesor de estructuras y fascista autoproclamado). En el solar del mercado se construiría el nuevo polideportivo. Ese proyecto empezó con la demolición del polideportivo existente y entonces llegó la crisis económica y la operación se paró ahí. Durante estos años, el solar del antiguo polideportivo ha sido limpiado, usado y mantenido por los vecinos del entorno, que hacían allí sus verbenas y actividades culturales. Ahora el nuevo Ayuntamiento ha decidido indultar al viejo mercado y hacer un moderno polideportivo en la localización del anterior, para lo que destina 8,8M€.
Voy a enumerar simplemente algunas de las otras obras previstas en la ciudad para este año. Se va a soterrar parte de la salida de la A-5, en la zona de Campamento, se van a construir dos importantes colectores de agua en Vicálvaro para servicio de los nuevos desarrollos del sureste, se construirá una nueva piscina cubierta en Cea Bermúdez, se harán reparaciones en el parking de Santo Domingo, el Museo de San Isidro, la iglesia de San Antón (con permiso del Padre Ángel) y el entorno del Observatorio Astronómico. Se continuará con las obras de consolidación del antiguo Mercado de Legazpi y se harán algunas de las obras de urbanización que estaban pendientes desde hace mucho, como las de las calles Eduardo Barreiros en Villaverde, Sierra Toledana en el Puente de Vallecas o la calle Ayerbe en Barajas.
Y se pone en marcha por fin el programa de aparcamientos disuasorios, asociados a las estaciones de ferrocarril de la periferia, para que la gente deje allí el coche y acceda en tren al centro. Este año se van a construir esos aparcamientos en superficie, situados en Tres Olivos, Pitis, Aravaca, Aviación Española, Fuente de la Mora, Mar de Cristal, Villaverde Bajo-Cruce, Canillejas y Playa de Riazor (la de Barajas, no la de La Coruña). Como pueden comprobar, al Ayuntamiento de Madrid le ha entrado un verdadero furor por hacer obras en el espacio público y los edificios dotacionales. Porque además de todo eso, he podido comprobar que la calle Huertas, que tenía el pavimento destrozado por los camiones de reparto de los bares, está siendo arreglada tramo a tramo y ya no corre uno el riesgo de escorromoñarse al tropezar con una baldosa levantada o meter el zapato en un charco de aguas hediondas.
¿Cómo se explica ese contraste con la legislatura anterior? Pues creo que la cosa se debe a varios factores. No sé si es algo general, pero en este caso concreto no se puede negar que la derecha gestiona mejor el presupuesto y la inversión en obras. Como ya expliqué en el blog, en tiempos de la señora Carmena se hacían unos presupuestos también ambiciosos, pero luego no se ejecutaban en una buena parte. Por eso quedaba siempre un excedente, que se dedicaba a pagar la deuda de la ciudad, que bajaba y bajaba, algo por lo que se felicitaba de manera un tanto idiota al equipo de gobierno. ¿Por qué pasaba eso? Pues me dicen mis colegas que en esa época se perdía mucho tiempo en discusiones bizantinas, en una participación ciudadana mal entendida, en buscar consensos a veces difíciles que retrasaban todos los procesos. Mi amigo J.P. lo resume en una frase certera: Emilio, eran unos pesados.
Creo que esto es algo que puede considerarse consustancial de una cierta izquierda, la más ideologizada. Para el proceso de participación de la Plaza de España se llegó a extremos ridículos. Se hizo una primera encuesta ciudadana para decidir colectivamente cuáles serían las preguntas que se debían hacer a la ciudadanía sobre qué era lo que demandaba la plaza. Una encuesta para determinar las preguntas que se harían en la encuesta sobre el tema. Kafkiano. Con todo eso, llegaron las elecciones y la plaza de España apenas había sido vallada. Menos mal que el nuevo equipo ha decidido seguir con el proyecto, que yo realmente creo que va a cambiar totalmente Madrid. Pero hay otras razones. Como ya he contado en el blog, el equipo de Carmena no le hizo ni cosquillas a la superestructura burocrática municipal.
Esa Brunete burocrática, la misma que un día me censuró a mí una memoria, cuya versión original reproduje en un post muy valorado por mis lectores, campó por sus respetos durante toda la legislatura Carmena. Los cuatro tipos de burócrata tóxico que les describí (el ultraperfeccionista, el acojonao, el torpe y el que hace labor de zapa adrede por motivos políticos) hicieron y deshicieron a su antojo sin que nadie les dijera nada. Un ejemplo. En nuestra Dirección General convocamos un concurso de ideas para 19 plazas de los barrios. Un año después del fallo del jurado, no habíamos conseguido ni que se pagara a los miembros externos de dicho jurado. Mucho menos a los ganadores, que se agruparon y lo denunciaron en una carta dirigida al COAM. Así no se puede trabajar. Los del equipo anterior fueron un tanto ingenuos. Se dedicaron a programar actuaciones a largo plazo y no hicieron apenas nada en el corto plazo. Por eso, entre otras razones, perdieron las elecciones, porque el vecino prototípico del sur estuvo cuatro años viendo el bache en la calle delante de su casa sin que nadie se lo arreglara. Y el día de la votación decidió abstenerse.
Más cosas aún. Estas historias tienen un comportamiento cíclico. Hay períodos para la planificación y tiempos para la ejecución. Si lo piensan, muchas de las cosas que se están haciendo, ya estaban planificadas de antes, simplemente estaban paradas o retrasadas (Plaza de España, Nudo Norte, Puerta del Sol, Centro dotacional de Fúcar, parkings disuasorios). Y la situación económica general y particular de las arcas municipales, también influye. Por simplificar, Álvarez del Manzano estuvo 12 años de alcalde sin gastar prácticamente nada, con las cuentas saneadas. Eso permitió que el manirroto Gallardón tirara la casa por la ventana y endeudara a la ciudad hasta extremos peligrosos. A la señora Botella, con las manos de Montoro apretándole el cuello, no le quedó más remedio que ahorrar, para reducir la deuda. Carmena continuó reduciendo esa deuda pendiente, en parte por esa torpeza a la hora de ejecutar los presupuestos. Y Almeida se aprovecha ahora otra vez de unas cuentas bastante saneadas por la actuación de sus dos antecesoras.
Una razón más. Finalmente, las personas y su talante son clave en todo lo que va sucediendo en las sociedades. Almeida es una persona eminentemente práctica. Su equipo ha hecho un inventario de todos los proyectos y actuaciones que estaban pendientes o guardados en un cajón (como el Nudo Norte) y ha dicho: –¿Hay presupuesto para todo esto? Pues adelante. Esta derecha es pragmática, no pierde el tiempo en bizantinismos, está más bregada en la gestión del día a día y sabe hacer de la necesidad virtud, como demuestra el caso del escalextric: ¿Que hay que echarlo abajo? Pues no lo reconstruimos y nos apuntamos un tanto. Esta es mi valoración personal de todo este asunto y, por supuesto, si alguien quiere rebatirla o introducir otros aspectos o matizaciones, pues abajo tienen ustedes la pestaña de comentarios. Aprovechen el buen día que hace y vayan con Dios.
Gracias por el inventario tan exhaustivo, los datos y la valoración final (y el humor inicial). Por completar su información, le apunto que el Ayuntamiento no es el único que acomete obras importantes que van a cambiar la imagen de la ciudad. Yo añadiría a su lista las obras que está haciendo la compañía del Metro en la estación de Gran Vía, y las obras de remodelación del Santiago Bernabeu, que tienen un aspecto futurista muy impactante.
ResponderEliminarNo quiero hablar del ahora llamado Madrid Nuevo Norte, antes Operación Chamartín. Como ciudadano, empiezo a creer que esa operación es como los Reyes Magos. A lo mejor un día descubrimos que el Madrid Nuevo Norte son los padres.
Saludos.
Se agradece el apunte. El Madrid Nuevo Norte, parece estar gafado. Ahora le faltaba la pandemia. Veremos a ver si se hace algún día.
Eliminar"Las pistolas todavía están calientes".(García de Arangoá).
ResponderEliminarDesconocía esa frase de este ínclito caballero, pero no me extraña, conociendo su ideología. Yo prefiero recordarle en una mañana infausta, en la que, siendo Director de la Escuela, tuvo a bien ponerse al frente de los alumnos para enfrentar a los grises, que venían a desalojar el edificio. Con su boina calada de carlista, enfrentó al jefe de la policía con gesto arrogante, diciendo: aquí mando yo y lo tengo todo bajo control, así que ya pueden irse por donde han venido. El resultado fue que lo agarraron por la pechera y lo zarandearon de manera impropia con una persona tan mayor. Acabó despeinado, con la boina en el suelo y apartado a un lado para que los grises hicieran lo que venían a hacer. Algunos le cogimos especial cariño ese día, a pesar de lo bruto que era.
EliminarTiempos aquellos, quién los pillara de nuevo.