En fin, me pasan tantas cosas divertidas
y con potencial de ser contadas en el blog que no consigo cumplir mi promesa de seguir dando leña,
de cara a las sucesivas elecciones que vienen. Hoy voy a intentarlo de
nuevo. Se me ocurre una cosa. En este mundo en el que todo cristo está acojonado temiendo por su privacidad, y se cuida de no contar más de lo
necesario, yo rompo el molde con un blog en el que llevo más de seis años
haciendo un strip-tease mental continuado y calculado. A mí no tienen que vigilarme ni
ponerme trampas para sacarme información, porque soy yo el primero que lo
canta todo a los cuatro vientos, con impudicia aparente, aunque ya les he dicho que realmente no lo es tanta. Si los del lado oscuro quieren averiguar algo de mí, sólo tienen que entrar en el blog y empezar a leer. De esta forma, no tengo que perder un solo segundo mental en preocuparme de forma paranoide por la protección de mi intimidad, como todos. Es que eso de protegerse todo el rato es cansino y agotador.
Si cruzamos esto con lo que les
he contado de que hay por ahí algoritmos diseñados para inclinar el voto en uno u otro
sentido, o para inducir la abstención, la forma de evitar que intenten influirme es cantar desde ya lo
que voy a votar. Así evitaré que me den el coñazo y que intenten manipularme.
Yo creo que es de una lógica prístina, por usar un adjetivo coherente con mi perfil cool, calm and collected. Además, ya tengo decidido el voto, que ahora
les cantaré. Debo recordarles que a mí la elección que de verdad me interesa es
la local de Madrid; las otras me la traen más al pairo, me conciernen, obviamente, pero no hasta el
extremo de dedicarle mucho espacio en este blog, en el que debe seguir primando el rock'n roll, el cine, el jazz, la literatura o los relatos de viajes y pequeñas anécdotas cotidianas. Así que mis razones para votar no son
las mismas en los tres casos y lo explicaré. ¿Están preparados? TA-TA-TACHÁN.
Bien, en Madrid voy a votar a la
señora Carmena, por convicción, porque he visto desde dentro cómo trabaja y
estoy convencido de que esta ciudad necesita una alcaldesa como ella y no se merece bajo ningún concepto que vuelva la derechona. En la Comunidad
Autónoma voy a votar a Errejón, por conveniencia, porque, en el supuesto de que gane la señora Carmena, nos vendría bien que en la Comunidad hubiera un
gobierno afín, que realmente hiciera una reforma en serio de la Ley del Suelo, algo que llevamos años pidiendoles, para que Madrid se ponga a la altura de las ciudades europeas y americanas. Esta reforma podrían hacerla también las derechas, pero me dan más miedo, sobre todo si incluyen a Vox. Por último, en el Estado, voy a votar a Sánchez, por descarte, porque es el
que menos me repele de los gallos en liza. El tema Carmena-Errejón ya lo desarrollaré en futuros textos,
por la cuenta que me trae y dado que tenemos más tiempo. Hoy me voy a centrar en las Generales.
Debo precisar que, con esto que
estoy escribiendo, no pretendo influir en el sentido de voto de mis queridos
seguidores. Yo soy muy respetuoso y entiendo que voten ustedes a cualquiera.
Bueno, hasta cierto punto. A mí lo que me merece todo el respeto es que la gente sea de
izquierdas o de derechas. Son dos opciones respetables y yo tengo amigos en ambos lados. Ahora bien, si es usted de izquierdas, no entiendo que en este
momento se le ocurra votar a Pablo Iglesias, con el espectáculo que están dando las izquierdas por
culpa del ego y la falta de talla como estadista de este señor. Y si, por el contrario, es
usted de derechas, querido lector, creo que lo suyo es que vote al PP, o incluso, si se le queda corto, que se apunte a Vox. No digo que me guste Vox, digo
que son opciones lógicas y consecuentes con una determinada ideología. A lo que
sinceramente no le encuentro ninguna lógica, es a que haya alguien que vote hoy a
Ciudadanos. No empiecen a poner caras de incredulidad, que ya se lo explico.
Para sustentar estas opiniones,
cuando menos pintorescas, voy a dar un repaso a todas las formaciones, ya que he dicho que voy a votar a Sánchez por descarte. Empecemos por Vox. A mí este
grupo me da miedo, como a todo hijo de vecino. Son peligrosos y hay que reconocer que lo están
haciendo muy bien. Abascal es listo de cojones, tienen detrás a Bannon y llevan
años preparando el asalto a la primera línea del frente, de forma coordinada en todos los países
europeos. De momento, ya han logrado un primer objetivo: que sólo se hable de
ellos. Está por ver hasta qué techo de votos llegan, es una incógnita. En
Madrid van a sacar unos números de escándalo, esta ciudad esta llena de fachas. De todos los análisis que he leído sobre
ellos, me quedo con el que me envía un amigo por Facebook. No lo
comparto del todo, pero me gusta por su concisión.
Dice este señor: Vox significa
por el momento Victimismo, Odio y Xenofobia. En consecuencia, no se le puede
tachar todavía de grupo fascista, sino pre-fascista o protofascista. Cultivan
el victimismo de mucha gente que atesora rabia y frustración antiguas, más o menos justificadas,
y aprovechan para inocularles los otros dos componentes: el odio y la
xenofobia. Si un día logran extender eficazmente ese doble veneno, estarán en condiciones de optar a hacerse con el
poder. Y, cuando lo consigan, cambiarán la V de Victimismo, por la V de
Vendetta, que es también la V de la Violencia. Entonces serán de verdad un grupo fascista de
libro. El problema es que, cuando lleguen a ese punto, será demasiado tarde y ya no podremos pararlos.
Un análisis brillante, aunque yo creo que sí que los vamos a parar antes. Ya
saben que soy un optimista inveterado y confío en lo que ha crecido este país cívicamente.
Casado y Rivera son ya como
Hernández y Fernández. Cada vez cuesta más diferenciar sus discursos. Casado es
un jovenzano rubicundo y sudoroso que apenas puede contener la hormona FAES. Su
discurso es el de Aznar y Aguirre. Pero Aznar lo decía todo con una calma fría,
tal vez por la inmovilidad de su labio superior (era un genuino
stiff-upper-lip). Y Aguirre le daba a su discurso venenoso una especie de
cotidianeidad dicharachera que resultaba muy engañosa. Casado no disimula.
Casado embiste, insulta, se pone colorado y suda. No sé cómo no tiene más
espinillas. En cualquier caso, este hombre es aun joven, viene de donde viene y puede calmarse y mejorar con el
tiempo y la edad. Ahora está nervioso como un colegial. Por eso le ha pedido a
Abascal que se retire en provincias como Soria y Teruel, porque no ve claro que vayan a
ganar las derechas. Y el otro le ha contestado que se retire él. Casado
muestra también su bisoñez fichando a personajes conocidos para sus listas, con lo
cual cabrea a sus militantes y a veces hace el ridículo: Ruth Beitia habló una vez y renunció, muerta
de vergüenza, a Suarez Illana casi le pasa lo mismo y además ha fichado a un torero, al padre de Mari Luz, telepredicador gitano, y otros por el estilo. Como
digo, necesita asentarse y aprender del maestro. Este no sudaba, como ven
abajo.
Escalofríos me da todavía afrontar la mirada de este
señor. En cuanto a Rivera, es que de verdad no lo entiendo. Casado es joven, está nervioso y
está sobreactuando como facha, proclamando: –Pero qué está pasando aquí, por qué se
van todos a Vox, no se vayan hombre, que yo soy tan radical como ellos. No sé si
su táctica es acertada (lo veremos), pero tiene una lógica. Lo de Rivera, como les digo, no lo
entiendo. Está gritando lo mismo: –No se vayan al PP, que yo soy igual de
retrógrado. Creo que en su caso es una táctica desastrosa. Era muy bueno que
hubiera un partido de centro, como lo fue Ciudadanos al principio, cuando lo
fundaron gentes como Boadella, Francesc de Carreras, Savater, Arcadi Espada
(aunque este último anda bastante hiperventilado últimamente). Rivera se ha
cargado el invento. Ha convertido Ciudadanos en Ciudadanospedorros.
Y creo que se está equivocando: al desplazarse a la derecha, le está dejando todo el espacio del centro a Sánchez. Encima, es carne de revistas del corazón: novia famosa y
casoplón en el lugar más lujoso, donde vivía el Cretino Ronaldo. Estas cosas no
le gustan al españolito medio, que es envidioso por idiosincrasia (Aznar perdió casi más votos por la boda de su hija en El Escorial que por la guerra de Irak). En fin: él
sabrá.
La figura de Pablo Iglesias es en
cierta forma simétrica de la de Rivera. También el 15-M fue un movimiento innovador, necesario y simpático (al menos para mí). El primer Podemos gustaba porque parecía recoger
ese espíritu. Pero la esencia del 15-M, en realidad, la encarnaba Errejón, que
quería montar un movimiento transversal, en el que cupiera todo el mundo que
quisiera trabajar para el bien común. El fichaje de Carmena se inscribió en esa
línea. Pero al final Iglesias ha impuesto su sesgo leninista, ha convertido el
partido en una versión (en cutre) de Izquierda Unida y lo está llevando a la
ruina. Y, desde que ha vuELto, no pierde una sola ocasión de equivocarse: en estos días ha apoyado a los
independentistas y a Obrador. Mira
que retar a Carmena a que diga a quién va a votar en las Generales. Que diga él
a quién va a votar en las locales, no te jode. Son asombrosas las coincidencias con Rivera. Igual que el otro se está cargando a Ciudadanos, este está dinamitando el 15-M del que salió. Y su vida privada ha pasado también a ser pública: nombra a su
señora como vicejefa y se va a un chalé. Y con todo el ruido que está haciendo, le
deja espacio a Sánchez por el otro lado. El colmo de la cursilería es lo de pasar a llamarse
Unidas Podemos. Me parece muy mal, eso es discriminatorio con los niños; si
realmente quiere ser inclusivo de verdad, habrá de serlo también con los niños y las niñas, tiene que ser valiente y dar un paso más:
su partido ha de llamarse Uniditas
Podemos.
Y nos queda Sánchez. Que, en
medio de todo ese guirigay, está callado como un muerto. Entre el ruido que hay
por su derecha (Casado insultando y Rivera jurando que nunca pactará con el
PSOE) y el ruido de su izquierda (Iglesias equivocándose con aplicación y contumacia) se
está generando un vacío a su alrededor que le puede venir muy bien para rebañar
votos por ambos costados. Yo creo que lo está haciendo de puta madre: él sigue
tranquilo, dedicado a trabajar desde el Gobierno. Y cada viernes saca una nueva batería de decretos-ley
para rabia y desesperación de El inMundo y su entorno. La Junta Electoral ha dictaminado que lo que hace el Gobierno es legal. Antes de la convocatoria de elecciones, yo escribí un post
animándole a que agotara la legislatura. No me hizo caso y lo entiendo: no es lo mismo hacer eso un mes, que durante todo un año, algo que sería una especie de calvario. Ahora mi consejo es que siga
callado. Los españoles no somos tontos y valoramos mucho el temple y la calma (como
en los buenos toreros). Rajoy ganó varias veces a fuerza de no hacer nada y mantener el tipo. Ahora mismo, yo sólo veo esa calma en Sánchez (y en
Abascal, en este caso lógica, porque es la calma del equipo de fútbol que
no aspira al campeonato, sino a ir creciendo y llegar hasta donde se pueda). Yo que Sánchez, es que ni aceptaría
hacer debates en TV. No tiene ahí nada que ganar.
Así que, señor Sánchez, este es mi
consejo. Deje que los otros sigan diciendo tonterías, se peleen, se pongan nerviosos y se peguen tiros en el pie.
Usted, calladito como un puta, que le va muy bien así. Recuerde lo que dijo el gran Mark Twain: es
mejor mantener la boca cerrada y parecer estúpido, que abrirla y disipar la
duda. Si Sánchez no entra al trapo y me hace caso, puede ganar. Y hasta puede gobernar sin
necesitar a los catalanes (aunque, si tuviera que incorporarlos, tampoco sería el gran
drama que están vendiendo algunos por ahí; esto ya se lo explico otro día). Estas son mis reflexiones. Sin
acritud: por supuesto, voten ustedes a quien les pete, ese es un derecho que tienen como ciudadanos. Eso sí, si van a votar a Ciudadanospedorros
o a Uniditas Podemos, mejor no me lo
digan. Para desengrasar, les dejo de regalo un vídeo estimulante. Resulta que ahora les ha dado a los aeropuertos, estaciones de tren y centros comerciales del mundo civilizado por poner algún piano en los espacios comunes, para que los viajeros y visitantes que lo deseen se sienten y toquen un rato. Lo malo es cuando aparece un verdadero profesional e improvisa un boogie-woogie alla norma, como el que van a ver. El tipo se llama Henri Herbert y la cosa sucede en la estación de St. Pancras, en Londres. Pónganselo en pantalla grande. Y que lo disfruten.